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La guerra por el litio ya lleva bastante camino. Y las grandes potencias están tras de este metal estratégico.
Se trata de un material fundamental para la transición energética. De un insumo, hasta ahora, insustituible para la producción de las baterías de iones de litio. Una tecnología clave para la descarbonización del transporte y el almacenamiento de energía a partir de fuentes renovables.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) este importante metal es considerado un recurso estratégico por los países que cuentan con yacimientos abundantes.
En América Latina destaca el denominado “triángulo del litio”. Integrado por la Argentina, Bolivia y Chile, al tiempo que el Brasil, México y el Perú, con depósitos menos extensos, tienen posibilidades de desarrollar una importante producción para su consumo.
Sin embargo, Australia, China, Brasil, Zimbaue, Portugal y Estados Unidos también forman parte de los países con importante producción.
Informes de la Cepal explican que los recursos identificados de litio en América Latina y el Caribe se concentran en el denominado triángulo del litio (56% de los recursos de litio mundiales). Además, es posible encontrarlo en menores cantidades en Brasil, México y Perú, elevando los recursos de litio encontrados en la región a casi 60% de los recursos mundiales. Asimismo, la región concentra el 52% de las reservas mundiales, localizadas principalmente en Chile (41%) y Argentina (10%).
Las ocho principales naciones productoras de litio son:
Australia: 46,3%
Chile: 24%
China: 16,2%
Argentina: 7,2%
Brasil: 2,2%
Zimbaue: 1,4%
Portugal: 1%
Estados Unidos: 1%
Los gigantes tras el litio
Aunque China y Estados Unidos producen litio, no cubren sus necesidades, por lo intentan acaparar el mineral estrella para la transición energética, que tiene de cabeza al planeta, en pos de alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de Paris.
“Las principales potencias están luchando por conseguir los minerales necesarios para la transición energética y América Latina es un campo de batalla principal”, comentó a la BBC Mundo Benjamin Gedan, director del Programa América Latina del centro de estudios Wilson Center.
¿Para qué sirve el litio?
Es un metal alcalino que se usa en varias industrias, entre ellas:
- Baterías: Es el principal componente de las baterías de iones de litio, que se utilizan en teléfonos móviles, computadoras portátiles, cámaras digitales, y otros dispositivos electrónicos.
- Cerámica y vidrio: Se utiliza en la fabricación de cerámica y vidrio resistentes al calor.
- Lubricantes: Se emplea en la fabricación de grasas lubricantes.
- Medicamentos: Se agrega a algunos medicamentos para tratar la bipolaridad y la depresión.
- Tecnología termosolar: Se usa en la tecnología termosolar.
- Reactores: Se emplea en la producción de energía en reactores.
Estadísticas prevén que la producción de se triplicará en 2025. Ello debido al aumento de las compras de vehículos eléctricos. Por lo que está siendo considerado un importante commoditie en el mundo.
De hecho, el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques de México, estima Alrededor de 85 por ciento de la demanda de litio será para fabricar baterías para autos eléctricos a partir de 2025.
Por su parte, Martina Gamba, investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, ha reflexionado acerca de la importancia estratégica del litio en nuestra región:
El litio es un elemento esencial para una cadena de valor diversa, pero que decididamente cobra relevancia en la actualidad porque es un mineral clave en los sistemas de almacenamiento de energía más eficientes.
Las baterías reversibles de ion litio son las que hacen posible la electromovilidad, estas se encuentran en nuestros celulares y computadoras, traccionan los vehículos eléctricos y permiten utilizar las energías renovables que se caracterizan por ser, a diferencia de la energía proveniente de fuentes fósiles, intermitentes.
El litio desplaza a los combustibles fósiles
Gamba ha señalado que, países como Noruega, Alemania y Holanda han hecho pública su intención de eliminar los automóviles diésel y a gasolina para el año 2025, India a partir de 2030, y China a partir de 2030/40.
Además, el mayor fabricante de vehículos de Europa, Alemania, pondrá a prueba el transporte público gratuito en cinco ciudades. La idea es desincentivar el uso del vehículo particular y reducir la contaminación.
Le experta habla de una mutación de la matriz energética que compromete a la fabricación automotriz, la mayor industria global.
“Estamos sin duda, ante el advenimiento de un nuevo paradigma energético, motorizado por el calentamiento global pero fundamentalmente por el agotamiento de los combustibles fósiles, que se estiman alcanzarán a la actual velocidad de consumo, para apenas unos 50 años”.