Los republicanos acusan de Biden de llamar “basura” a los seguidores de Trump, mientras el presidente dice que se refería solo a su retórica
El insulto a Puerto Rico del humorista Tony Hinchcliffe, que se refirió al territorio estadounidense como “una isla de basura flotante” en un mitin de Donald Trump en Nueva York, continúa trayendo cola. En dos frentes. Por una parte, el candidato republicano trata de apagar el incendio con proclamas exageradas sobre su amor a Puerto Rico. “Nadie quiere a la comunidad puertorriqueña más que yo”, afirmó. Por otra, al hilo de unas declaraciones algo confusas del actual presidente, Joe Biden: “La única basura que veo flotando por ahí es la de sus partidarios”. Los republicanos se lo han tomado como una ofensa, aunque Biden asegura que solo se refería a la retórica.
Trump ha evitado disculparse por las palabras de Hinchcliffe. No está en su naturaleza hacerlo y no se considera responsable de lo que dijo Hinchcliffe en el mitin de Nueva York, en el que también denigró a latinos en general, negros, judíos y palestinos en lo que el expresidente califica como un “festival de amor”. Lo más cercano a un reconocimiento del error fue lo que hizo también este martes en una entrevista con la cadena conservadora Fox News.
“Pusieron a un humorista, algo que todo el mundo hace. Sacas a comediantes, no los vetas, no es culpa de nadie, pero alguien dijo algunas cosas malas. Ahora lo que han hecho es tomar a alguien que no tiene nada que ver con el partido ni con nosotros, que dijo algo, y tratan de hacer un gran escándalo”, argumentó.
Además, primero en un acto más restringido y luego en un mitin, ambos en Pensilvania, el expresidente trató de cerrar las heridas de la mano de la senadora en la sombra por Puerto Rico (es una representación más bien honorífica, pues no tiene voto ni ocupa un escaño) Zoraida Buxo. En el mitin de Allentown, subió a la republicana al escenario para que le mostrase su apoyo. “El pueblo de Puerto Rico confía en él, tiene grandes esperanzas, como muchos estadounidenses. Necesitamos a este hombre de vuelta en la Casa Blanca. Necesitamos que este hombre sea nuestro comandante en jefe. Él nos hará sentir seguros y nos protegerá”, cumplió con resolución.
Trump se vino arriba en ese momento: “Estamos recibiendo el apoyo de los latinos como nunca antes. Estamos batiendo todos los récords. Hispanos, latinos. Nadie quiere a nuestra comunidad latina y a nuestra comunidad puertorriqueña más que yo. Es interesante, porque he hecho más por Puerto Rico que cualquier presidente. De lejos, sin nadie que se le acerque”, afirmó.
A Trump se le recuerda lanzando rollos de papel higiénico a la multitud en 2017 como ayuda tras el paso del huracán María. Los demócratas han recordado que, tras el paso de la tormenta, preguntó si Estados Unidos podría “vender” Puerto Rico, e intentó minimizar el número de víctimas del huracán. Considero hacer un “intercambio” de Puerto Rico por Groenlandia, llamando a la Isla estadounidense “sucia”.
El expresidente, sin embargo, ha dicho que proporcionó a la isla una financiación histórica y ha presumido del hospital flotante que se envió para atender a enfermos y heridos antes de pasar al ataque contra su rival. “Quiero el mejor futuro para los puertorriqueños y para los hispanoamericanos, Kamala les va a entregar pobreza y crimen. Eso es todo lo que va a hacer. Y por cierto, ella ha calumniado a la gente de la Iglesia Católica. No sé lo que le pasa con los católicos, van detrás de los católicos, pero vamos a proteger a los católicos también, que están siendo perseguidos por Kamala y su grupo”, afirmó en otro de sus incontables bulos. “Mantendré a tu familia a salvo. Defenderé la buena religión. Traeré puestos de trabajo, riqueza y fábricas de vuelta, y Puerto Rico estará muy agradecido. Toda la comunidad hispana latina estará muy, muy agradecida”, añadió.
Unos seis millones de puertorriqueños viven en Estados Unidos. De ellos, más de medio millón, en Pensilvania, el más decisivo de los Estados decisivos. Pueden inclinar la balanza, por lo que entre los republicanos habían saltado las alarmas con los insultos del domingo.
En ese mismo mitin de Allentown, Trump hizo subir al escenario al senador por Florida Marco Rubio, también latino. Se mostró indignado con lo que dijo que habían sido insultos de Biden a los seguidores de Trump. “Solo hace unos momentos, Joe Biden ha dicho que nuestros partidarios son basura. Que vosotros sois basura. Está hablando de la Patrulla Fronteriza, está hablando de las enfermeras, está hablando de los profesores, está hablando de los estadounidenses de a pie que aman a su país y quieren volver a soñar a lo grande”, afirmó. “Espero que su campaña esté a punto de disculparse por lo que Joe Biden acaba de decir. No somos basura, somos patriotas que aman Estados Unidos”, añadió.
Trump recordó enseguida que Hillary Clinton llamó a sus seguidores “deplorables” en la campaña de 2016. “Creo que esto es peor, ¿verdad? Pero tenéis que perdonarlo, por favor, porque no sabe lo que dice (…). Él realmente, honestamente, no lo sabe, y estoy convencido de que le gusto más de lo que le gusta Kamala”.
Los republicanos se mostraron indignados con las palabras de Biden. Lo que dijo el presidente, de forma no demasiado afortunada y titubeante, fue: “Justo el otro día, un orador en su mitin llamó a Puerto Rico ‘isla de basura flotante”. Bueno, déjenme decirles algo. (…) Los puertorriqueños que conozco en mi estado de Delaware, son gente buena, decente y honorable. La única basura que veo flotando por ahí es la de sus partidarios… su… su demonización de los latinos es inconcebible, y es antiamericana. Es totalmente contrario a todo lo que hemos hecho, a todo lo que hemos sido”.
La frase, pronunciada en una videoconferencia con latinos desde la Casa Blanca, era confusa. Después, Biden trató de explicarse mejor y tuiteó: “Hoy me he referido a la odiosa retórica sobre Puerto Rico vertida por el partidario de Trump en su mitin del Madison Square Garden como basura, que es la única palabra que se me ocurre para describirla. Su demonización de los latinos es inconcebible. Eso es todo lo que quería decir. Los comentarios en ese mitin no reflejan lo que somos como nación”.
El mero hecho de que tuviera que aclararlo era la muestra de que no había estado fino. Además, su mensaje era inoportuno para la candidata demócrata, que justo este martes daba un mitin en la Elipse, contigua a la Casa Blanca, para lanzar un mensaje de unidad, algo arruinado por la declaración de Biden.