En los golpes de Estado en América Latina invariablemente entre los promoventes están el gobierno de Estados Unidos, los militares y la derecha civil política. La izquierda impulsa para cambiar el orden de la cosa revoluciones por la vía violenta o pacífica.
Me parece obvio y evidente que, sin las “mañaneras” y las redes sociales, al ex presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, le hubieran dado golpe de Estado o, por lo menos, lo hubieran intentado más allá de la verborrea vociferante. Si alguna duda cabe baste recordar cómo se instrumentó y quienes movieron los hilos del golpe al presidente Francisco I. Madero.
Hay toda una técnica para instrumentar golpes de Estado donde la propalación de rumores y mentiras en los medios masivos de comunicación son fundamentales, es lo que abre la cancha para actos de mayor impacto como movilizaciones desestabilizadoras, sabotajes, actos terroristas cuyo objetivo final es justificar ante la ´población el golpe como la única salida para reestablecer el orden. Gracias a la sabiduría política del expresidente, de su equipo y la conciencia creciente del pueblo mexicano el asunto no ha pasado a mayores. Pero la derecha no ceja en su objetivo. La estrategia de rumores y mentiras de la derecha se puede sintetizar en “el mundo al revés” o “el ladrón que grita ahí va el ladrón”, para desviar la atención. Ellos que polarizaron a la sociedad en pobres y extremadamente pobres y super ricos, que hicieron del clasismo y el racismo la biblia, acusaron a AMLO y no tardaran en hacerlo con la presidenta Sheinbaum, de dividir al país. Ellos que son autoritarios y elitistas y calificaron de dictador al más tolerante de los presidentes. Se dedicaron a destruir al país y vender las riquezas nacionales y calificaron a AMLO de peligro para México. Acusaron de narco presidente y narco candidata y a las pruebas ellos son los coludidos y beneficiarios del narcotráfico. Pronosticaron un desastre y resulto todo lo contrario. Siempre se quejaron de la falta de continuidad en la obra gubernamental y hoy que la hay piden distanciamiento de la presidenta con su antecesor. Sin duda la reacción conservadora ve el mundo al revés.
En realidad, no es la “Ilusión de inversión de la imagen visual” sino simple y llanamente cinismo, hipocresía, defensa de intereses. El régimen de corrupción establecido en nuestro país desde hace mucho tiempo, profundizado con creces durante el periodo neoliberal, generaron una casta de beneficiarios y sus satélites. Encarecidamente una fracción de los empresarios, de la burocracia política prianista sin duda y de los medios de comunicación tradicionales. Es natural que se opongan a las reformas propuestas por la Cuarta Transformación y que quieran dar vuelta a la historia.
Sin embargo, es muy difícil si no imposible el triunfo de los conservadores que basan su estrategia en la difamación, la diatriba, la mentira, las movilizaciones sin fundamento, mientras, por otra parte, se ven, se sienten, los beneficios de una política de un Estado que combate la corrupción, el dispendio, que regula la demanda e impulsa el crecimiento económico con inversiones en infraestructura, al unísono que no pierde de vista el equilibrio macroeconómico, el déficit y el endeudamiento público, el control de la inflación y el tipo de cambio. Y, por si fuera poco derrama beneficios a la población vía apoyos a los adultos mayores, jóvenes construyendo el futuro, becas a estudiantes por citar algunos, que antes se iban al bolsillo de una minoría.