Las zonas forman parte de la investigación de los ganadores del premio como ejemplo del bajo crecimiento económico y poca distribución de la riqueza.
Cristina Ochoa
Las investigaciones sobre la desigualdad social y el impacto de la colonización en la prosperidad de las naciones dio a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson el Premio Nobel de Economía 2024.
El trabajo de los galardonados abarca un análisis minucioso a instituciones y formas de gobierno en distintas regiones, lo que les ha llevado a la conclusión de que hay una gran diferencia entre las instituciones inclusivas y las extractivas y el nivel de prosperidad que pueden dar a los países.
Entre los casos de estudio se encuentran Tenochtitlan y Nogales, Sonora, que ayudaron a los especialistas a ejemplificar cómo la colonización y las organizaciones pueden tener un papel fundamental en la generación de riqueza y crecimiento económico.
Dicho análisis se encuentra en el libro Por qué fracasan los países, publicado por Acemoglu y Robinson en 2012 y en el que hablan de las diferencias en nivel de vida de países desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, en contraste con otros de África subsahariana, América Central y el sur de Asia.
¿Qué abarcan las investigaciones de los ganadores al Premio Nobel de Economía?
El análisis de los ganadores al Nobel de Economía aborda cómo fue que la llegada de los colonizadores europeos afectó la instauración de sistemas políticos y económicos en diversas regiones, principalmente donde su llegada se enfocaba en la explotación de recursos y la población para su propio beneficio.
“Los galardonados han demostrado que una explicación de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización. A menudo se introdujeron instituciones inclusivas en países que eran pobres cuando fueron colonizados, lo que con el tiempo resultó en una población generalmente próspera. Esta es una razón importante por la que las antiguas colonias que alguna vez fueron ricas ahora son pobres, y viceversa”.
El 20 por ciento de los países más ricos del mundo es hoy alrededor de 30 veces más rico que el 20 por ciento más pobre, indica. Dicho desempeño tiene un fuerte vínculo con las organizaciones que rigen un sistema.
Toda vez que algunas naciones se forjaron dentro del ámbito extractivo, los beneficios se han dado sólo a unos cuantos, por lo que las ganancias se dan a un corto plazo. En contraste, sostienen que los sistemas democráticos tienen el efecto contrario.
“Reducir las enormes diferencias de ingresos entre países es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones sociales para lograrlo”, compartió Jakob Svensson, presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas.
Tenochtitlan: un fenómeno a la inversa
En Por qué fracasan los países, los autores apuntan que la colonización ayudó a cambiar la manera en que se mueven las fortunas en todo el mundo. Refieren por ejemplo, que el imperio azteca era más poblado que el resto de Norteamérica; sin embargo, hoy Estados Unidos y ostentan más riqueza que México.
Una vez que se hizo la conquista militar de los aztecas en 1521, Cortés optó por dividir el recurso más importante en la Nueva España, su población.
Bajo el esquema de “encomiendas”, con la que se hizo la distribución del trabajo y control, fue como empezó a gestarse el nuevo sistema que fue replicado en otros sitios como Perú.
El control de bienes y la población en manos de unos cuantos, sostienen, impidieron la formación de estructuras más equitativas que posteriormente fueron elementos que impulsaran el desarrollo económico.
Hay casos como el de Inglaterra, Francia y Estados Unidos o Japón, donde hubo una reorganización con derechos políticos más repartidos, han logrado tener un mejor desempeño económico.
Nogales, la frontera que refleja la desigualdad
Una alambrada divide el territorio de Nogales, Arizona y Nogales, Sonora; segmentación que fue instaurada por primera vez en 1915 y que no sólo enmarca una diferencia territorial, también es un ejemplo de la desigualdad económica en una región.
En el lado estadunidense, explican, la población tiene acceso a servicios de salud, redes carreteras, educación y seguridad entre otras. A sólo unos metros de ahí, indica que las condiciones en el lado mexicano reflejan un sistema de sanidad pública deficiente, menor acceso a la educación, carreteras en mal estado y un alto nivel de inseguridad.
¿La razón? Una relativa llegada “tardía” al sistema democrático, toda vez que hasta las reformas políticas del 2000, al igual que el resto del país, la ciudad fronteriza estaba bajo el control del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“¿Por qué las instituciones de Estados Unidos conducen mucho más al éxito económico que las de México o, de hecho, que las del resto de América Latina? La respuesta a esta pregunta se encuentra en cómo se formaron las distintas sociedades en el inicio del período colonial. En aquel momento, se produjo una divergencia institucional cuyas implicaciones todavía perduran”.
Nogales, aseguran, es un claro ejemplo del patrón de circunstancias gestadas desde la época colonial y destacan que sólo aquellos casos en los que hay libertades económicas y un pleno estado de Derecho, lograrán fomentar el crecimiento e instituciones más longevas.
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