En los próximos días se llevará a cabo la XXIV Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la cual ocurrirá semanas después de la derrota que vivió el instituto en los comicios del pasado 2 de junio; sin embargo, aunque se habla de que se busca hacer una profunda reflexión de lo vivido ante la ciudadanía mexicana, algunas voces alertan sobre el peligro de esta decisión.
Una de ellas es la expresidenta y exsecretaria general del instituto, la doctora Dulce María Sauri, quien habló en exclusiva con Infobae México sobre la posible ilegalidad en la que podría caer el PRI al llevar a cabo su asamblea cuando no ha concluido oficialmente el proceso electoral federal.
De acuerdo a la política yucateca, el llamado a la reunión de los priistas fue apresurado debido a que, tal como lo marcan los documentos identitarios y la ley electoral, el partido no puede reformarse ni cambiar de dirigencia nacional puesto que el proceso electoral no ha concluido, esto debería de ocurrir hasta que se dé la constancia de ganadora a la persona que resultó electa en la contienda presidencial.
“Es una asamblea que fue convocada apresuradamente, en un lapso en el que está restringido, por no decir prohibido, que los partidos políticos modifiquen sus documentos básicos o que elijan nuevas dirigencias, ese lapso concluye cuando termina el proceso electoral”, explicó.
Como se conoce, hasta el día de publicación de esta entrevista, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no ha concluido con la calificación de la elección por la Presidencia de la República, por lo que los partidos no pueden reformarse oficialmente.
Además, de que dicha indicación tambié se prevé en el artículo 173 de los Estatutos del PRI: “El proceso de renovación de las dirigencias de los Comités Ejecutivo Nacional (…) por término de período, no debe coincidir con ningún proceso interno para postular candidaturas a cargos de elección popular del mismo nivel o superior, ni entre el inicio del proceso y hasta el día de la calificación del cómputo de la elección constitucional de que se trate”.
Ante esto, es que se formó el Frente Amplio de la Renovación del PRI conformado por Sauri, José Natividad González, José Reyes Baeza y Héctor Astudillo Flores, exgoberadores de Nuevo León, Chihuahua y Guerrero, respectivamente, entre otras voces críticas.
En medio del panorama por los resultados electorales, así como la imagen que tiene la dirigencia nacional, esta agrupación pide estos puntos:
Suspensión de la XXIV Asamblea Nacional.
Cese inmediato de las funciones que ostentan los actuales presidente y secretaria general del partido.
Integración de una dirigencia interina que convoque a una nueva asamblea.
Elección de una nueva dirigencia nacional mediante el voto de la militancia.
Lo anterior fue una decisión tomada, luego de analizar el actuar que han tenido Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria, actual secretaria general del tricolor, a los cuales acusó de aferrarse “con uñas y dientes” al partido, pese a que han sido la cabeza en las derrotas más dolorosas del partido.
“Sí me preocupa mucho que nos están dejando y masivamente son los votantes, mientras ellos aferrándose con uñas y dientes a la presidencia del Comité Nacional, (eso) le hace perder al PRI cualquier legitimidad en sus demandas. El daño que se ha hecho al partido es verdaderamente grande”, sentenció la exgobernadora.
No hay información de la Asamblea General
Ante el cuestionamiento sobre si asistirá a la asamblea agendada para el domingo 7 de julio en su calidad de consejera por el estado de Yucatán, Sauri Riancho sentenció que no estará en un “evento protocolario”, pues recordó que ahí sólo se darán a conocer los cuatro dictámenes que emitirán en las reuniones estatales.
“Por cierto, no se sabe ni qué día ni a qué hora ni dónde van a sesionar, es más ni siquiera se sabe dónde va a ser la asamblea del domingo, a estas alturas no se sabe”, expresó la priista.
Debido a la falta de información al respecto, la exsenadora cuestionó qué es lo que ocultan o por qué tanta secrecia sobre el evento que marcaría, en teoría, el inicio de una nueva etapa para el partido fundado en 1929 bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR).