El descubrimiento del herbívoro, un pico de pato de ocho metros de largo, sugiere que la diversidad de dinosaurios que habitaron el país es más alta de lo que se pensaba
Alejandro I. López / El País
Un nuevo herbívoro identificado en Coahuila, al norte de México, arroja nuevas pistas sobre la amplia diversidad de dinosaurios que habitaron territorio nacional y el ambiente en el que se desarrollaron hace unos 72 millones de años. El hallazgo, realizado por un equipo internacional a partir de los restos de un cráneo y mandíbulas recolectados previamente, permitió identificar por primera vez a la nueva especie, el Coahuilasaurus lipani, un dinosaurio del grupo de los hadrosáuridos (llamados popularmente picos de pato) de unos ocho metros de largo, que caminaba en cuatro patas y vivió en Norteamérica unos siete millones de años antes de su extinción.
A diferencia de los descubrimientos típicos de la paleontología, los restos fósiles del Coahuilasaurus lipani, descubiertos a finales de los ochenta, permanecieron clasificados y exhibidos durante décadas como los de un Kritosaurio, un género de dinosaurios pico de pato propio de Nuevo México, al sur de Estados Unidos. A inicios de 2023, sin embargo, un equipo de paleontólogos mexicanos, británicos y estadounidenses comenzó a examinar los restos del cráneo en busca de certezas. “Nos surgieron una serie de preguntas y es cuando decidimos redescribir este ejemplar. Empezamos a compararlo con Kritosaurus y dijimos “definitivamente no es esto, es otra cosa, es otro pico de pato”; y por las características únicas que tiene nos dimos cuenta de que se trataba de algo nuevo”, explica a este diario Claudia Serrano Brañas, paleontóloga mexicana y coautora del estudio publicado en septiembre de 2024.
El hallazgo de los restos del Coahuilasaurus tuvo lugar en Cerro del Pueblo, una formación geológica ubicada al sur de Coahuila, devenida en una auténtica ventana al pasado remoto del Estado por su diversidad de registros fósiles de flora y fauna primitiva. Serrano asegura que hace 72 millones de años, el paisaje semidesértico de la región era muy distinto al actual: en lugar del clima seco, un bosque tropical con densa vegetación se abría paso hasta la costa a través de pantanos y bahías que crearon un registro fósil único. El estudio reciente de esta formación geológica, a mediados de los noventa, impulsó el boom de la paleontología en México y con ella, el descubrimiento de los primeros dinosaurios descritos en territorio nacional.
La clave para considerar al ejemplar como una nueva especie radica en las estructuras óseas que forman el frente del hocico. A diferencia de los tres picos de pato hallados en Coahuila, los huesos que formaban el paladar y la mandíbula del Coahuilasaurus lipani revelaron una estructura cónica inédita en los hadrosaurios adaptada para machacar vegetación especialmente resistente. Este detalle llevó a Serrano y sus colegas a sugerir que, a diferencia de los otros picos de pato hallados en el Estado, el Coahuilasaurus se alimentaba de hojas de palma y plantas más duras, una hipótesis que encaja a la perfección con el ambiente y las especies descritas hasta ahora en la región.
Los dinosaurios de México, una pieza inédita en el rompecabezas prehistórico americano
La investigadora asociada a la Benemérita Escuela Normal de Coahuila y profesora por la Universidad de Ciencias Geológicas y Sociales asegura que los hallazgos recientes en México están cambiando la noción que se tenía en el pasado sobre las especies de dinosaurios que se expandieron por América, una región estudiada a fondo desde Estados Unidos y Canadá, pero con un sinfín de incipientes investigaciones en curso en México y el resto de Latinoamérica.
“Anteriormente, ni siquiera se pensaba que México tuviera dinosaurios, se tenía este pensamiento de que lo más seguro es que los dinosaurios del norte del país eran lo mismo que los encontrados en Estados Unidos, incluso Canadá, pero al estudiar de forma más detallada, nos damos cuenta de que la fauna de dinosaurios en México es completamente distinta a lo que habíamos encontrado”, asegura Claudia Serrano. “Estamos teniendo una gran diversidad y un grado de endemismo muy alto, lo que pasa es que casi no se había estudiado, y todo apuntaba hacia Estados Unidos y el sur de Canadá (…) estamos cambiando esa mentalidad de que todo era norteamericano”, concluye.