La artista explora el contraste de lo urbano y lo rural tomando como ancla el paisaje.
Braulio Conde / La Banda Elastica
Dámaris Bojór (Hermosillo, Sonora, 1993) es una cantautora y pintora del estado de Sonora que fusiona la música regional campirana con el folk norteamericano. La artista explora el contraste de lo urbano y lo rural tomando como ancla el viaje emocional del paisaje y la búsqueda y reconocimiento de la identidad. En el proyecto le acompañan una docerola y dos guitarras tocadas por los músicos Allam Jaime, Kevin Braun y Alex Anguiano, ocasionalmente seguidos de percusiones y armónicas. Ahora, Dámaris presenta su nuevo sencillo, “Miro al Cielo”, que será parte de su álbum “Folkpirana” y platicamos con ella.
Escuché tu nueva canción “Miro al cielo” y me fue muy fácil conectar con la letra. ¿En qué está inspirada?
Está inspirada en dos episodios de mi niñez: cuando se murió mi abuelita y una mascota (un pollito). Tenía 8 años. Esta canción es la única del álbum que voy a lanzar que no escribí yo. La escribieron Inés Monge e Iván de La Rioja, quien es parte de la banda Daniel, Me Estás Matando. El proceso para llegar a ella fue que Iván me preguntó cuál había sido el momento más triste de mi vida. Siento que a muy temprana edad entendí lo que es la muerte; se murió mi abuela y al mes, mi pollito. Ellos hicieron una canción más abierta, es una canción sobre la pérdida, que se puede relacionar con cualquier tipo de pérdida.
Pero finalmente la canción tiene varias capas, ¿no?
Cuando llegamos a la conceptualización de la canción, la letra, la portada, el video y demás, decidimos simplificarla por el tiempo del video, enfocándonos en la muerte de mi abuela. El sentido de la letra de la canción se complementa con el video. Se puede entender que es alguien que está sufriendo por la pérdida de alguien que se fue.
Creo que la portada también lo complementa mucho.
Sí, de hecho, la portada la pinté yo.
Me llama la atención que esta es la única canción que no compusiste. ¿Cómo fue el proceso creativo y el intercambio musical en esta obra?
Esta canción es casi completamente de Iván. Él quería aportar con una de sus composiciones. Aquí lo que queda plasmado de mí es mi sentimiento. Me pasó la idea en guitarra y voz. Le dije: “Está bien bonita, me encanta”. Esa fue la primera vez que la escuché, me dijo que la digiriera. Fui a su casa y la escuché ya con toda la instrumentación. Después, mi novio Alex le agregó el requinto para darle unas
pinceladas de lo regional. Esta es la canción más pop, indie-regional del álbum. Se escucha lo regional, pero no tanto como en otras de mis canciones. Luego canté, y mi interpretación fue lo que terminó de unir todo.
Me llamó igual mucho la atención que llevas paralelamente a tu carrera musical una carrera como artista plástica y visual. ¿Cómo fue tu transición al lado musical? ¿Cómo relacionas ambos mundos?
Siento que, al final de cuentas, la música también se trata de crear imágenes con sentimientos y emociones a través de sonidos e historias. En la pintura también hay mucho de eso, pero depende de qué tipo de pintura hagas y qué tipo de pintor seas. Lo que más me ha ayudado es tener una formación en artes visuales, sobre todo en la parte conceptual. Estudié en una escuela donde era muy importante la técnica, pero saber pensar las cosas es diferente. Siento que para realizar ideas más redondas y un
discurso artístico, necesitas conceptualizar. Eso te resuelve muchos problemas. Pasé de una vida profesional como artista plástica, que es un mundo mucho más difícil que el musical, sobre todo por la naturaleza de ese mundo artístico, las personas que están ahí y la gente que lo consume. Para mí, el mundo de la música fue como “caer blandito”, porque si creen que es difícil armarla en la música, deberían ver cómo le va a uno en las artes visuales [risas]. Sentí la transición entre ambos mundos bastante suave.
Este año ha sido de mucho crecimiento para tu carrera musical. ¿Cómo ha sido este proceso y cómo se ha reflejado en tu vida?
Fíjate que comencé en febrero del año pasado. Llevo año y medio, más o menos. Este año lo sentí calmado, aunque pasaron cosas como que ya tengo manager, booker, acabo de firmar con ADA y Worldwide. Empecé el año con 3K o 5K oyentes mensuales y ahora tengo como 100K al mes. Se siente bien raro. Mis primeras tres canciones, las que me llevaron a donde estoy ahora, las subí yo misma con DistroKid (una distribuidora musical independiente). Alguien me grabó y yo misma hice los arreglos. Ahora ya estoy trabajando con un productor. A veces perdemos un poco el piso y pensamos que nadie nos está prestando atención, pero me digo: “Dude, no llevo ni dos años”. O sea, empecé y en menos de un año ya tenemos un deal y un manager. Están pasando tantas cosas buenas tan rápido que es fácil perder de vista que hay gente que tarda mucho más en lograr lo que nosotros hemos logrado. He tenido mucha suerte y mucho recibimiento, y creo que estoy viviendo un momento cultural que tal vez me ayuda con la música que estoy haciendo.
Viendo tu arte, tu imagen y escuchando tu música, inmediatamente veo reflejada tu cultura y Sonora. ¿Es algo que buscas o solo sucede?
La verdad, no es un performance. No es algo que yo haya inventado. Mi amor por mis raíces surgió el año antepasado, cuando me empezaron a llevar a pintar murales en la sierra, como parte de trabajos culturales del estado. Por ejemplo, está la cultura del desierto, de la sierra y del mar. Cuando fui a la sierra de Sonora, vi otro panorama. Es el segundo estado más grande de México, y algunos creen que solo hace calor y hay desierto. Yo digo: “Conozcan su estado”. Hay mucha diversidad en nuestro estado.
Conocí la parte de Bacanora y la cultura madre indígena de los ópatas. Hablé con etnólogos y sociólogos para conocer más y hacer un mural. Todo esto me llevó a apreciar mi estado y a encontrar mi identidad. Genuinamente, compuse una canción a Yécora, un pueblo de la sierra muy bonito.
Para terminar, sé que próximamente lanzarás un álbum titulado “Folkpirana”.
Tengo mi primera colaboración grande con un artista mexicano muy conocido. Los singles que han salido van a estar en el álbum, que tendrá entre 15 y 16 canciones. Queremos lanzarlo más o menos en marzo. Estamos construyendo público con los sencillos. Me quedan tres singles más por sacar, junto con estrategias y contenidos. Hay que sacar más canciones para que la gente conozca más. Cada single hace que crezca mi comunidad.
¿Ese concepto de “Folkpirana” lo ideaste tú o cómo surgió?
Humildemente, ese concepto nos lo dio la gente. Nosotros tocamos aquí en Sonora un tipo de regional “agringado”, campirano con folk. Metimos arreglos “gringos” mezclados con lo de aquí. La gente nos preguntaba: “¿Qué género tocan?”. Decíamos: “Regional”. Después conocí a mi novio, y yo decía que hacía sierreño, pero él me dijo: “Lo que tú haces es campirano”, y le respondí que también tenía folk, entonces él dijo: “Es Folkpirano”. Nosotros no sabíamos lo que estábamos haciendo en ese momento.
Humildemente no te digo que inventamos un género, pero tal vez sí un subgénero. Claro, lo importante es el nombre. Siento que es algo muy memorable y propio.
Sí, creo que es un “statement” en verdad. También lo veo mucho en tus redes, cada que puedes lo mencionas.
Sí, literal. Ya nos agarramos de ahí para el branding [risas].