Debo admitir que el tema es complejo y sensible, pero trataré de abordarlo con toda honestidad periodística.
La expulsión decretada por el Colegio Departamental de Psicología y Ciencias de Comunicación de la Universidad de Sonora de un alumno del tercer semestre de la Licenciatura en Psicología, ha puesto en el ojo de la opinión pública a la propia alma mater, pero inevitablemente también al estudiante, de 31 años.
Veamos el caso: el pasado 25 de septiembre de este año, la Comisión de Honor y Justicia de dicho Colegio Departamental emitió una resolución en donde asentaba su decisión, fundada y motivada, dice el escrito al que tuve acceso, de expulsar a Fernando.
Textualmente se señala en el escrito, firmado por el presidente y la secretaria del Colegio, Luis Humberto Ruiz Garcia y Karla Fabiola Acuña Meléndrez, respectivamente:
“En cuanto a los motivos que impulsaron al infractor a cometer la falta, coincidimos con la Comisión cuando esta menciona que no existió ningún motivo que justificara que (Fernando) llevara a cabo amenazas en contra de sus maestros y de sus compañeros estudiantes con los que comparte las clases correspondientes a las materias en las que se encuentra inscrito en el tercer semestre, especialmente en el espacio educativo de Práctica Supervisada I, bajo la responsiva de la Mtra. Francisca Dórame Ortega, lo que hace su proceder notoriamente injusto y contrario a la legalidad y al respeto que debe observar ante los miembros de la comunidad universitaria”.
En otra parte del resolutivo, y aquí está el punto de debate, se asienta:
“En el mismo tenor que lo decidió la Comisión de Honor y Justicia, consideramos que no consta en este expediente ningún indicio de que se haya iniciado este procedimiento con base a la condición que presenta el alumno (autismo), ni por conductas discriminatorias o intolerantes hacia él, como lo refiere en su solicitud de prórroga y en su escrito de fecha 18 de septiembre de 2024 y en sus alegatos. Tampoco fueron objeto de investigación el hecho de que contara con antecedentes de este tipo en el Departamento de Ciencias Biológicas ni la circunstancia de que él conozca su enfermedad, tratamiento ni que él mismo puede identificar los factores de alarma que detonan sus crisis; solo fue tomado en cuenta las conductas contrarias a derecho y al respeto entre los miembros de la comunidad universitaria que fueron denunciadas ante la Comisión de Honor y Justicia de este Colegio Departamental”.
Es decir, de acuerdo al documento, el hoy exalumno insultó y amenazó con causarles graves daños o lesiones físicas a sus compañeros y maestros, e incluso, con privarlos de la vida, colocándolos en peligro y causándoles un grave daño moral, y que de acuerdo a la recién aprobada Ley 169 Orgánica de la Universidad de Sonora, se consideran como faltas graves.
Hasta aquí los motivos de la máxima casa de estudios, al través de su Colegio Departamental de Psicología y Ciencias de la Comunicación.
Por la mañana de este lunes, escuché a los papás del muchacho en una entrevista con el colega Luis Alberto Medina, quien fiel a su estilo, soló buscó exponer y explotar el lado sensible de la situación, buscando, también fiel a su estilo, “concientizar” a la sociedad en el tema de la discriminación de las personas neurodivergentes. Loable postura, pero sin compromiso periodístico de escudriñar a profundidad. Claro, el tema le da para mas programas.
Como padre de familia, entiendo perfectamente cómo deben de sentirse los papás de Fernando, cuando el muchacho estuvo a punto de graduarse de Medicina en la Universidad Durango Santander y fue expulsado por amenazar con causar un daño físico grave a uno de sus compañeros. Entiendo cómo deben de sentirse cuando también fue separado de la carrera de Biología en la propia Universidad de Sonora, por amenazar a una maestra al través de redes sociales.
Entiendo la desesperación y frustración de Don Fernando, al grado del llanto durante la mencionada entrevista. Ningún padre, ninguna madre, querría vivir un episodio como ese.
Sin embargo, de llamar poderosamente la atención que el papá, por cierto de profesión médico cirujano con residencia en Santa Ana, dijese que hace apenas dos años supo por el diagnóstico de un doctor de apellido Garnica, que su hijo tenía Autismo primer grado. Hace apenas dos años!!. No sé si fue un error producto del natural nerviosismo porque no parece lógico. Esto querría decir que durante muchos años no fue tratado médicamente como tal. En fin.
Por datos de la propia Universidad de Sonora, en su matrícula existen alrededor de 170 estudiantes que han declarado alguna discapacidad psicosocial, física, auditiva y visual, y hasta donde sabemos, su estancia en el alma mater ha transcurrido con cierta normalidad, y subrayo esto último, porque seguramente deben de contar con muchas necesidades no resueltas del todo.
Coincido plenamente con quienes piensan que cómo sociedad debemos de dar los pasos necesarios para contar con todas las herramientas a fin de lograr la integración plena de las personas con capacidades diferentes, ya sea en el área laboral, social y ni se diga académico.
Que nos falta mucho?, ni duda cabe. Qué ya iniciamos?, ni duda cabe tampoco.
Corolario: entiendo la postura de ambas partes. La de la UniSon y su preocupación por proteger a su alumnado y maestros ante un eventual daño físico, y las de los padres de Fernando por la situación del hijo.
Como dije al principio de estos párrafos: tema complejo y sensible.
Pero a reserva de asumir una postura políticamente incorrrecta, en este caso no veo ningún complot ni un caso de discriminación contra el hoy exalumno. Los hechos ahí están. Y su historial de desencuentros lo confirma.
Que es muy lamentable que esto le haya sucedido ya en tres ocasiones, en dos universidades, cómo negarlo. Algo no cuadra.
ENCUADRE SEPARATISTA
Siguiendo los pasos de su padre, Manlio Fabio Beltrones, la diputada federal “pluri”, Sylvana Beltrones Sánchez, confirmó su distanciamiento con todo lo relacionado con la dirigencia nacional del PRI, a raíz de la ratificación de “Alito” Moreno como líder de ese instituto político.
A través de un comunicado, informó que este martes presentará su solicitud de licencia temporal como legisladora, bajo un par de razones que considera fundamentales: una de ellas es de índole política y la otra por la poca disposición que hay en el Congreso de la Unión para que se aprueben iniciativas que mejoren ciertos temas.
Dijo que en estos tiempos de definiciones es importante actuar con congruencia.
Bajo este último argumento, lo mejor sería pedir una licencia definitiva. Qué no?.
Lo de Sylvana era de esperarse, una vez que Don Beltrones hizo lo propio.
ENCUADRE DESFAVORABLE
La noticia de la decapitación del alcalde de Chilpancingo, Guerrero, Alejandro Arcos, dio la vuelta al mundo.
Noticieros internacionales destacaron la nota como un hecho poco común, por la violencia inusitada ejercida. Más aun cuando días antes habían asesinado también al secretario del mismo ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia.
Una publicidad gratuita que en nada nos favorece, y que más bien presenta a un México sumido en la barbarie por el control de los territorios por parte del crimen organizado.
Esperemos que lo dado a conocer por el aun influyente periódico estadounidense The Wall Street Journal sobre un plan ya en marcha asumido por la presidenta Claudia Sheinbaum para pacificar al país, sea una verdad de a kilo.
Urge la acción y decisión política del Gobierno para disminuir los asesinatos, las extorsiones, el cobro de piso, los secuestros y las desapariciones, en nuestro México lindo y que-herido.
Todo haría indicar que la política de “abrazos no balazos” ya se terminó, porque la Doctora Sheinbaum sabe de la urgencia de poner orden en materia de seguridad. Veremos hasta dónde le alcanza.
IN PROXIMUM
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