Mathieu Tourliere
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A pesar de ser un líder sindical, supuestamente del lado de los trabajadores, Pedro Haces Barba ha sido un férreo opositor a una reforma constitucional que reduciría la semana laboral de 48 a 40 horas e instauraría dos días de descanso obligatorio. Apenas el jueves 3, el diputado por Morena aseveró que los trabajadores quieren “ganar más” y no “descansar más”, y sostuvo que una reducción del tiempo laboral provocaría inflación, dos argumentos que el sector patronal utiliza para rechazar la reforma.
Con razón: además de dirigir la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), confederación afiliada a Morena, Pedro Haces es un patrón. Su empresa, Servicios Integrales de Seguridad, Limpieza y Mantenimiento, SA de CV (Seglim), ha ganado cientos de millones de pesos en contratos públicos de servicios de aseo y vigilancia, imponiendo a sus empleados semanas laborales de 48 horas (o 42 horas de noche) por un ingreso apenas superior al salario mínimo. Así lo estipulan los contratos colectivos que la empresa tiene con… un sindicato de Pedro Haces.
Para colmo, en 2020, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) descubrió que, dos años antes, la empresa de Pedro Haces había subcontratado a una empresa de outsourcing para limpiar las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y del Registro Agrario Nacional (RAN), servicio por el que había cobrado 12 millones 396 mil pesos al gobierno de Enrique Peña Nieto. La ASF determinó que la empresa de Pedro Haces había subcontratado el 100% del contrato.
CATEM. Captura de pantalla https://www.catem.mx.
Cuando los auditores forenses revisaron la lista de 225 trabajadores que Seglim le entregó, se percataron que el 54% no tenía contrato, y cuando pidieron al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) información sobre la empresa de Pedro Haces, la dependencia le reviró que, en 2018, “no cuenta con trabajadores activos”. Los contratos “únicamente” tenían el nombre de la persona subcontratada, no precisaban el sueldo, y planteaban que eran por “capacitación inicial, por un periodo de 90 días”. En su perfil de X, Haces se presenta como “sindicalista por convicción”.
En su informe de auditoría 209-DS, la ASF también determinó que la Sedatu, entonces dirigida por Rosario Robles Berlanga, había adjudicado directamente el contrato a la empresa de Pedro Haces de manera irregular, y que le había pagado un sobrecosto de 3 millones 782 mil pesos. A pesar de estas irregularidades, la Sedatu y el RAN siguieron contratando a la empresa durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Incluso en el caso de no recurrir a la subcontratación, la empresa de Haces ofrecería pobres condiciones laborales a sus empleados. Un contrato colectivo registrado ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje en la Ciudad de México en 2018, planteaba un pago de 102 pesos por día a los guardias de seguridad y 106 pesos diario a cada empleado de limpieza y mantenimiento.
Tan solo un año después, la misma empresa facturaría al RAN 9 mil 300 pesos por trabajador de limpieza, es decir, un costo tres veces mayor al que la compañía de Haces reportaba como pago a sus empleados, adscritos todos al Sindicato Nacional de Trabajadores de Seguridad Privada, Vigilancia, Traslado de Valores, Manufacturas de Equipos de Seguridad, Limpieza y Mantenimiento, que Haces creó en 2000.
Una revisión al portal de contrataciones Compranet, a la Plataforma Nacional de Transparencia y a la plataforma TodosLosContratos.mx muestra que, en los últimos nueve años, Seglim recibió contratos multimillonarios de las administraciones de los exgobernadores priistas Javier Duarte de Ochoa, Roberto Borge Angulo —quienes terminaron en la cárcel después de sus respectivos mandatos al frente de Veracruz y Quintana Roo— o del oaxaqueño Alejandro Murat Hinojosa en Oaxaca, del nayarita Antonio Echevarría García o del chiapaneco Rutilio Escandón.
Tren Maya. Haces obtuvo contratos. Foto: Elizabeth Ruiz Cuartoscuro.
En septiembre de 2019, Notimex reveló que la empresa de Haces había recibido 493 millones de pesos de los gobiernos de Javier Duarte y Roberto Borge —en el caso del gobernador veracruzano, con un sobreprecio de por lo menos 60.5 millones de pesos en 2017—; en 2016, el Instituto Nacional Electoral (INE) determinó que, el año anterior, la empresa había recibido ingresos acumulables por 361 millones 415 mil pesos.
Mentira
De hecho, fue gracias al INE que el vínculo entre Pedro Haces y Seglim quedó probado, a tal grado que el ahora diputado plurinominal de Morena lo indica en su perfil curricular.
Sin embargo, cuando el árbitro electoral investigó una aportación ilegal de recursos a la campaña del panista Jorge Luis Preciado Rodríguez por la gubernatura de Colima, en 2015, el líder sindical rechazó tener algo que ver con la empresa. En esa ocasión, el INE descubrió que Pedro Haces, a través de Seglim, había pagado 250 mil pesos a la Fundación Teletón. A cambio de este donativo, obtuvo un tiempo de antena en Televisa, mismo que compartió con Preciado, entonces en campaña electoral.
Aunque en un primer momento Haces aseveró que “no labora ni presta servicios con la empresa”, y que su vínculo con ella se limitaba al contrato colectivo que su sindicato tenía, la mentira quedó evidenciada por un mensaje de Whatsapp que el líder sindical envió a la subdirectora comercial de la Fundación Teletón para acreditar que había depositado 250 mil pesos. El depósito que Haces presumía como suyo venía de Seglim.
El círculo de Monreal
Pedro Haces construyó su poder en el seno del PRI, en el que empezó a militar en 1981 y que abandonó apenas en 2018. Creció como empresario en el sector de la tauromaquia y como polémico líder sindical en el sector de la limpieza y la seguridad privada. En 2012 juntó a cuatro sindicatos que él operaba y fundó la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM).
Allegado a diversos cuadros del PRI e integrante del círculo cercano de Ricardo Monreal Ávila —quien se refirió a él como “un segundo nivel mío” —, Haces se incorporó en las filas de Morena en 2018. En el arranque del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, ocupó brevemente el asiento de senador de Germán Martínez Cázares —de quien era suplente— cuando éste dirigió el IMSS.
Monreal. Cercanía. Foto: Montserrat López.
En paralelo, Haces cabildeó para conseguir contratos colectivos con la CATEM, con la intención de desplazar a la histórica Confederación los Trabajadores de México (CTM), una aliada histórica del PRI, como principal organización sindical del país. Su cercanía con la autollamada “cuarta transformación” le permitió obtener contratos colectivos en algunos de los megaproyectos de López Obrador, como el primer tramo del Tren Maya.
En paralelo, creó en 2019 el partido Fuerza Social por México, un efímero partido político satélite de Morena —alineado con Ricardo Monreal— que obtuvo 2.56% de los votos en las elecciones de 2021, por lo que perdió su registro.
Antes de los comicios, el INE había determinado que Pedro Haces y su grupo habían hecho una trampa, pues reciclaron la estructura de la CATEM en su organización política, lo que representa una infracción a la Ley General de Partidos Políticos. Durante su breve existencia, el partido recibió cerca de 140 millones de pesos de recursos públicos, y poco antes de iniciar su proceso de liquidación, el partido erogó cerca de 34 millones de pesos en 140 supuestos pagos a proveedores, a pesar de que no contaba con la autorización para hacerlos, lo que desembocó en una larga batalla legal con el INE.
En febrero de 2020, el entonces presidente López Obrador asistió al congreso del sindicato, en el que Pedro Haces insistió en que sus agremiados eran sus aliados permanentes, y agradeció con entusiasmo al mandatario por el “aumento histórico” del 16% al salario mínimo, decretado un año antes.
Ese día, Pedro Haces ofreció un discurso de líder sindical, cuyo contenido contrastaba con las prácticas del mismo Pedro Haces como patrón, quien recurre al outsourcing, se enriquece con contratos públicos adjudicados de manera directa, y hace trabajar a personas por salarios apenas superiores al mínimo, a veces sin contrato de por medio. Y sobra decirlo: durante 48 horas a la semana.