La sierra La Mariquita, en Sonora, se corona con el Observatorio Guillermo Haro, pionero en la astrofísica mexicana desde hace 37 años
Lorena Caro / El Debate
Ascender hasta el domo del Observatorio Guillermo Haro, en la sierra La Mariquita de Cananea, empodera el sentir que el universo y los misterios del cosmos nos pertenecen. La Mariquita forma parte del archipiélago de Islas del Cielo, un corredor biológico de 65 formaciones montañosas en la zona fronteriza entre Sonora, Arizona y Nuevo México. En un solo día, el sol puede mostrarse resplandeciente y, sin previo aviso, ser cubierto por nubes e incluso lluvias que dejan rayos a su paso. Por la tarde, la oscuridad se apodera poco a poco de un radio de más de 2 mil 195 hectáreas y con vientos del oeste, deja el escenario que permite una observación astronómica privilegiada de los cuerpos celestes más inimaginables.
Tecnología
Desde 1992, astrónomos mexicanos y de todo el mundo han acudido al Observatorio Guillermo Haro en Cananea en busca de respuestas. El lugar posee el telescopio óptico Ritchey-Chrétien, diseñado y construido en el Taller de Óptica del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, cuyo espejo principal es de 2.1 metros de diámetro. Además, cuenta con dos espejos secundarios para trabajar en el visible y en el infrarrojo, y está equipado con una cámara directa, un espectrofotómetro LFOSC, un espectrógrafo Boller & Chivens, y una cámara del infrarrojo cercano (Canica).
Los astrónomos realizan observaciones a objetos como estrellas supernovas, galaxias y nebulosas planetarias. También, han estudiado fuentes de rayos X y rayos gamma, colocándose como líderes de investigación en América Latina.
“Lo que nosotros registramos es la luz, vemos la luz que nos llega de un objeto en el cielo. No importa qué distancia tenga o qué forma tenga, simplemente nosotros lo que necesitamos es su luz. Porque en ella llega toda la información que se requiere para interpretar la física de ese objeto”, compartió Sergio Noriega, físico y delegado del Inaoe, responsable del Observatorio Guillermo Haro, de Cananea.
Instrumentos
De esta manera, explicó que se puede interpretar si ese objeto es masivo, qué temperatura tiene, si se está desplazando a altas velocidades, si está en un campo magnético, en un campo eléctrico, si está siendo atraído por otro objeto o si está girando.
El telescopio funciona con una montura ecuatorial y un domo que se mueve automáticamente para seguir los objetos en el cielo. La montura ecuatorial tiene como ventaja que solamente observa el objeto. Se coloca el eje norte-sur, y aparte se hace un seguimiento en un solo eje para el objeto.
“Por eso tenemos dos ejes. Uno que le llamamos ascensión recta y otro declinación. Luego, el telescopio está cubierto por un domo, el cual mediante la automatización, nosotros le llamamos la coordenada de azimud, que es básicamente el grado, midiendo desde el norte, cuántos grados se ven en el horizonte. Simplemente ese domo sigue el movimiento del telescopio y coloca la ventana para poder seguir captando esa luz viva del objeto”, explicó Sergio Noriega.
La Mariquita. El observatorio es propiedad privada del Inaoe y solo se puede acceder con autorización previa. Foto: Arturo Félix/ Debate
Expansión
En más de 30 años, el Observatorio de Cananea ha sido punta de lanza para proyectos internacionales importantes, como el monitoreo de núcleos activos de galaxias, la identificación de las contrapartes ópticas de las fuentes observadas por el satélite Rosat en rayos X, el estudio de la historia de la formación estelar en el Universo, el monitoreo de estrellas T Tauri, el análisis de contrapartes de fuentes infrarrojas detectadas por el satélite ISO en la región European Large Area ISO Survey, y el monitoreo espectrofotométrico de los objetos de la segunda exploración de Byurakan, para una importante búsqueda de galaxias y cuásares.
Cúpula. El domo que cubre al telescopio solo se puede abrir de noche, aunque debe evitar lluvia, nieve y temperaturas muy cálidas. Foto: Arturo Félix/ Debate
A nivel Latinoamérica, México es el único país que cuenta con un telescopio de este nivel. En Chile y su reconocido corredor astronómico del desierto de Atacama, ha sido la comunidad europea quien ha instalado sus telescopios. Sergio Noriega explicó que son telescopios de dimensiones mucho más grandes que en México, pero básicamente, no son parte del país donde están instalados, sino que son regiones.
“Este no, este es completamente mexicano, manejado y construido por mexicanos. Podemos decir que a nivel de instituciones de América, pues seríamos como los primeros lugares en contar con un instrumento como este”, aseguró.
Sin embargo, ambos países no observan el mismo cielo. Desde México, se puede observar el interior norte y desde Chile observan el interior sur. “Ellos, con esos telescopios, están cubriendo la otra parte que nosotros no podemos observar. Aquí nosotros podemos observar desde la zona polar hasta menos 30 grados, podemos decir 15 grados arriba del horizonte”, explicó.
Astrónomos
El camino para llegar al Observatorio de Cananea no ha evolucionado desde su inauguración en 1992, bajo el impulso de Guillermo Haro. El tramo Imuris-Cananea es una de las carreteras más peligrosas de Sonora. La altura y construcción poco accesible complican el trayecto continuo. Aún así, se trata del único acceso a la sierra La Mariquita, que está coronada con el observatorio. En el punto “Puente de Cananea”, se desvía al sendero de siete kilómetros de camino, hasta subir 2 mil 470 metros de altura. El trayecto se viste de un cielo abierto y un vasto tapiz verde, como un bosque que se extiende sin final. Durante más de 50 minutos de trayecto en camioneta, se serpentean los caminos de un viejo empedrado realizado a partir de 1972 por manos oaxaqueñas.
Aunque, desde hace más de cinco años, algunos tramos han tenido que suplir piedra por cemento. Se pueden ver osos, venados, conejos, jabalíes, pero muy pocos astrónomos. Y es que, aunque el motivo sigue siendo conocer los misterios del cosmos, tanto el funcionamiento como el trabajo del Observatorio de Cananea dio un giro de cambio desde la pandemia y no ha tenido vuelta atrás. Normalmente, cuando un astrónomo solicitaba su tiempo de observación, él acudía a estar físicamente frente al telescopio para sus investigaciones. Se recibían a astrónomos nacionales y extranjeros.
Observaciones. La sala de manejo del telescopio para la obtención de imágenes cuenta con tres computadores, dos monitores y un micrófono. Foto: Arturo Félix/ Debate
Vía remota
En ese momento, ingenieros y físicos que conforman la planilla de técnicos del observatorio no interactuaban con los astrónomos, únicamente en situaciones relacionadas con problemas o asistencia. En 2020, al llegar la pandemia de covid-19, el Inaoe implementó el programa informático Anydesk, que permite enlazar el telescopio de Cananea con el mundo.
Sergio Noriega explicó que el observatorio tiene una red de datos de internet desde Cananea que permite que los astrónomos se conecten por Anydesk y puedan realizar sus investigaciones.
Ahora, la función del técnico se ha transformado, siendo mucho más cercana al astrónomo, puesto que deben asistir manualmente en el observatorio, mientras que comparten una misma pantalla de computadora que permite el manejo del telescopio.
De acuerdo con Sergio Noriega, el mayor limitante para tener una muy buena comunicación es el ancho de banda. Como toda la información está viajando por la red y ocupa mucho espacio en el canal de datos, no se cuenta con imagen directa de interacción entre el astrónomo y el técnico, sino que se comunican por voz. Aunque a veces se escucha muy distorsionada.
Telescopio. El telescopio fue construido a medida para la zona de Cananea. Foto: Arturo Félix/ Debate
Recursos
Son 19 técnicos que trabajan los 365 días del año en el funcionamiento del observatorio. Deben mantener no solo la estructura y la condición de los equipos, sino también investigaciones que no pueden perder una solo noche de observación, ya que cambiaría el proceso de la investigación de un astrónomo.
Toda vez que el telescopio no puede ver la luz del día, porque se quemaría el espejo principal, alrededor de cuatro técnicos deben dar atenciones al astrónomo desde las cuatro de la tarde hasta que se obtenga la información e imágenes que desea el astrónomo sobre su objeto. Que puede ser hasta el amanecer.
En un solo día, el Inaoe destina alrededor de 2 mil 500 dólares para el funcionamiento del Observatorio de Cananea. Además, las cámaras para el telescopio tienen costos superiores al millón de pesos por ser de grado científico.
Instrumentos
“¿Para qué nos sirve a nosotros la astronomía? Mi respuesta siempre ha sido que a lo mejor no se puede entregar astronomía al público, pero el astrónomo o el investigador que tiene esa curiosidad de entenderla, tiene que desarrollar nuevas técnicas o nuevos instrumentos para aprovechar, para realizar esa investigación. Eso que desarrolla él es lo que se aprovecha en otras áreas, en medicina, en cómputo, porque empuja el desarrollo, y él obtiene su información astronómica, pero lo que él desarrolla es aprovechado en otras áreas”, sostuvo.
Con la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, que plantea el gobierno de Claudia Sheinbaum, Sergio Noriega compartió que esperan compromiso para recibir apoyos para la física y la astronomía. Actualmente, el Observatorio Guillermo Haro pasó por necesidades importantes. Requiere de nuevas cámaras, además del apoyo de las autoridades para evitar la contaminación lumínica, dirigiendo las luces públicas y de comercios hacia el suelo.
Proyectos
Investigaciones en tiempo real
Durante los cuatro años en los que el Observatorio Guillermo Haro ha mantenido su actividad remota, la astrónoma observacional Giannina Dale Mese Zavala ha sido de las pocas expertas que han acudido personalmente a realizar investigaciones. En entrevista para EL DEBATE, explicó que en 2023 acudió a realizar observaciones de asteroides.
“Estamos buscando encontrar algunas propiedades físicas y son unos asteroides débiles en brillo y entonces requieren telescopios grandes. Cuando uno utiliza telescopios grandes, uno alcanza a ver objetos más débiles”, explicó.
En su experiencia, la también astrónoma de la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Espacio (Facite) de la UAS consideró que es más apropiado realizar investigaciones desde el observatorio, destacando la importancia de monitorear en tiempo real la calidad del cielo. Añadió que también se tiene el acervo bibliográfico de regiones a las que el astrónomo debe de apuntar el telescopio para tomar imágenes de calibración. “Uno tiene todas las herramientas que necesita”, expuso.
Aunado a lo anterior, destacó que se crea el plus del entorno, con el manejo presencial del domo, los instrumentos y el ver el cielo estrellado.
Sin embargo, reconoció que la opción de observación remota es bondadosa cuando se trata de investigaciones que conllevan mayor tiempo. La astrónoma reveló, además, que trabajan en una investigación sobre la calidad del aire en Cananea, que se dará a conocer próximamente.