Después de su tiempo de adaptación a su nuevo territorio, se abrieron las puertas del corral donde permanecían
Ulises Cruz / LA PRENSA
CUATRO CIÉNEGAS, COAHUILA.– En una escena que parecía destinada a la memoria histórica, el bisonte americano volvió a moverse libremente en el desierto coahuilense. Tras un proceso de adaptación cuidadosamente supervisado, 44 ejemplares —38 hembras y seis machos— ya comenzaron su liberación en la Reserva El Santuario, ubicada en la Sierra de Menchaca, fortaleciendo uno de los proyectos de restauración ecológica más relevantes del país.
Los animales, que provienen del Museo del Desierto en Saltillo y de la Reserva de la Biósfera de Janos (Rancho El Uno), cumplieron una etapa de resguardo en corrales especializados para garantizar que su comportamiento, salud y alimentación respondieran positivamente al nuevo territorio. Superada esa fase, iniciaron sus primeros desplazamientos controlados hacia el pastizal.
Un espacio pensado para su regreso
El Santuario abarca más de 4 mil hectáreas, un extenso valle que se eleva entre 1,200 y 1,400 metros sobre el nivel del mar, donde los bisontes ya exploran rutas antiguas que alguna vez recorrieron grandes manadas del norte de México.
Su rol como gran herbívoro es clave para la región:
- Aireación del suelo con sus pisadas
- Mayor infiltración de la lluvia
- Consumo de arbustos y pastos que mantiene vivos los ciclos del pastizal
- Beneficio para especies como el puma y el oso negro
- Cada paso del bisonte activa procesos que habían desaparecido hace más de siglo y medio.
- Una obra colectiva a favor de la conservación
Este programa de reintroducción forma parte de una estrategia ambiental conjunta en la que participan:
- Fundación Pro Cuatro Ciénegas
- CONANP
- SEMARNAT
- Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza
- Cuenca Los Ojos
- Museo del Desierto
El objetivo es asegurar que la especie pueda adaptarse, reproducirse y expandirse hasta consolidar una población estable, sin depender de intervención humana constante.
La desaparición del bisonte en la región fue provocada por la caza comercial, el avance de la ganadería y la transformación del suelo. La liberación en Cuatro Ciénegas no solo devuelve una especie emblemática: reactiva una función ecológica de la que depende la salud del desierto.
Hoy, especialistas monitorean en tiempo real el comportamiento del grupo para garantizar que la integración al ecosistema continúe en equilibrio. El proceso será gradual, pero la dirección es clara: que el bisonte vuelva a pertenecer al paisaje coahuilense. Con el polvo levantado por sus primeros galopes en libertad, este proyecto se convierte en un recordatorio de que la restauración del mundo natural es posible cuando la ciencia, instituciones y comunidades deciden actuar con visión de largo plazo.
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