El criminal, de 39 años, se declara culpable de dos cargos por narcotráfico y crimen organizado ante una corte de Illinois
Rodrigo Soriano
Joaquín Guzmán López, hijo del capo Joaquín El Chapo Guzmán, se ha declarado culpable este lunes ante una Corte de Distrito del Norte de Illinois de dos cargos por narcotráfico y crimen organizado por su participación en el Cartel de Sinaloa, según han recogido los medios nacionales. El narcotraficante, de 39 años, también ha reconocido por primera vez haber secuestrado a uno de los históricos socios de su padre, Ismael El Mayo Zambada, para entregarlo a las autoridades de Estados Unidos a finales de julio de 2024 en El Paso, Texas. Esa estrategia también supuso su rendición ante Washington. Guzmán López pasa a ser así el segundo familiar de los Guzmán en colaborar con el Gobierno de Estados Unidos. Antes lo hizo su hermano pequeño Ovidio, que se declaró culpable de narcotráfico el pasado 11 de julio ante la misma jueza, Sharon Johnson.
El hijo del Chapo ha narrado ante la magistrada cómo fue el secuestro de Zambada. La información recogida por el Chicago Tribune dibuja la escena: Guzmán López le dice que necesita su ayuda para resolver una disputa, y le convence para que lo acompañe a una habitación, donde en secreto habían retirado los ventanales. Por ahí donde entran varios hombres, que atan al Mayo y le colocan una bolsa en la cabeza. Lo cargan en una camioneta, lo llevan hasta una pista de aterrizaje cercana y le fuerzan a subirse a un avión privado. Guzmán López le da una bebida mezclada con sedantes. El vuelo despega con ambos a bordo. Al aterrizar, serán llevados a prisión. El Mayo nunca había pisado una prisión durante su vida criminal, pese a que las autoridades estadounidenses ofrecían 15 millones de recompensa.
La información de Guzmán López subraya parte de los datos que El Mayo ya había descrito en una carta firmada por él y difundida por su abogado poco después de la detención. En ella decía que ese encuentro se produjo a las afueras de Culiacán. El líder criminal aseguraba que allí iba a encontrarse con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Melesio Cuén, exalcalde de Culiacán. Zambada aseguraba que el hijo del Chapo había organizado esa reunión para “ayudar a resolver diferencias entre los líderes políticos”. “La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es completamente falsa”, exponía el documento.
Una serie de folios del acuerdo de culpabilidad revelados este lunes en redes indican que Guzmán López coordinó y cometió ese secuestro “con la esperanza de recibir crédito de cooperación del Gobierno de Estados Unidos para él y su hermano”, aunque también reconoce que Estados Unidos no le pidió llevarlo a cabo. El documento subraya que ni él ni Ovidio recibirán “crédito de cooperación por el secuestro”.
Las declaraciones de Guzmán López, por el que ofrecían cinco millones, son confirmación de un acto previsto desde el pasado viernes, cuando una misiva judicial difundida en redes adelantaba que el hijo del gran capo mexicano convertiría su audiencia en un cambio de declaración. El hijo del Chapo siempre mantuvo un perfil bajo para esquivar la cárcel. Comenzó en el crimen organizado desde temprano, aprovechando el capital que dejaba el Cartel de Sinaloa “para invertir grandes cantidades de dinero en la compra de marihuana en México y cocaína en Colombia”, de acuerdo a la información del Departamento de Estado. Tras la detención del Chapo, en 2017, Guzmán López logró escalar posiciones y convertirse en un eficaz operador del grupo criminal.
Ovidio Guzmán lo al declararse culpable el pasado mes de julio. Fue detenido en enero de 2023 en Jesús María, cerca de la capital de Sinaloa, Culiacán. Unos años antes, en 2019, las autoridades lo arrestaron, pero esa detención provocó la brutal reacción del Cartel de Sinaloa para evitar que se lo llevaran. En septiembre de 2023 fue extraditado a Estados Unidos, donde, como su hermano, se declaró inocente de todos los cargos en las primeras audiencias.
La entrega de Zambada por parte del hijo de Guzmán López se tradujo en una ruptura inmediata en el interior del Cartel de Sinaloa. Las facciones de Los Chapitos y Los Mayitosdesataron el terror en Culiacán en los siguientes días. La capital sinaloense quedaba así convertida en el principal escenario de la guerra entre bandos. El Cartel de Sinaloa ha desinflado desde entonces su músculo en el país, una situación aprovechada por algunos de sus rivales, como el Cartel Jalisco Nueva Generación, el violento grupo que continúa exportando la violencia a diferentes territorios de la República.








