El Proyecto de Presupuesto 2026 asigna a LitioMx apenas $13.9 millones para gasto corriente. En paralelo, Ganfeng/Bacanora sigue su arbitraje ICSID por Sonora. Implicaciones para la agenda EV.
El discurso de “soberanía del litio” choca con una realidad fiscal contundente: Litio para México (LitioMx) tendría en 2026 apenas $13.9 millones de pesos, recursos que —de acuerdo con el propio Proyecto de Presupuesto— alcanzan básicamente para nómina y servicios personales. No hay una bolsa visible para exploración, estudios, pilotos o planta. La cifra está consignada en notas económicas que detallan el Paquete 2026: 13.9 mdp, 7.7% más que en 2025, pero sin inversión productiva.
El contraste con la narrativa de “mineral estratégico” es mayor si se mira el ecosistema: el Servicio Geológico Mexicano sí traería un presupuesto para prospectar depósitos en el norte y noroeste, mientras la empresa estatal permanece —por tercer año— atrapada en gasto operativo. Para un mercado que compite con Chile, Argentina, Australia y China, la señal es inequívoca: México no desplegará capital público relevante en 2026 para detonar su cadena de valor del litio.
A la ecuación se suma el frente legal: Ganfeng Lithium, junto con Bacanora y Sonora Lithium, mantiene un arbitraje ante el CIADI (Banco Mundial), registrado como ICSID ARB/24/21. La controversia surgió tras la cancelación de concesiones y la reforma que reservó el litio al Estado. En 2025, el tribunal emitió ordenes procesales sobre incidentes de procedimiento (consolidación/bifurcación), confirmando que el caso está activo y avanzando. Para inversionistas, no es un detalle: la disputa envía una señal de riesgo regulatorio justo cuando la región compite por capital para baterías y vehículos eléctricos.
¿Qué significa esto para Sonora y la agenda EV?
- Sin CAPEX público en LitioMx, los avances dependen de asociaciones, servicios geológicos y —eventualmente— de un marco que dé certidumbre a coinversiones. La empresa estatal, con 13.9 mdp, no puede ejecutar perforación ni planta por cuenta propia.
- El arbitraje ICSID introduce un vector de incertidumbre sobre derechos adquiridos y reglas del juego; aun si se lograra un acuerdo, el tiempo jurídico ralentiza decisiones de inversión.
- La cadena EV mexicana (ensamble, autopartes, proveeduría) no encontrará suministro local de litio en el corto plazo; dependerá de importaciones y de políticas industriales no extractivas (I+D, reciclaje, incentivos a cátodos/ánodos).
El ángulo de política pública
Si el objetivo es insertarse en la cadena de baterías, el presupuesto sugiere que la apuesta gubernamental no es invertir directamente en minas, sino —en el mejor de los casos— levantar información geológica y ordenar el territorio para un futuro que hoy luce diferido. La ventana de oportunidad del boom EV no espera: Chile y Argentina captan CAPEX con marcos más previsibles; EE. UU. y Canadá activan incentivos de manufactura. México podría anclar piezas de la cadena sin litio propio, pero requiere claridad regulatoria y acceso a energía limpia competitiva.
Qué vigilar en 2026
- Evolución del ARB/24/21 (audiencias, medidas, eventuales acercamientos).
- Si LitioMx presenta asociaciones o servicios con SGM que vayan más allá de la nómina.
- Anuncios de OEMs y Tier 1 sobre reciclaje y componentes de baterías en México (vía nearshoring), aún sin litio nacional.
Lectura de negocio: para la cadena automotriz mexicana, el litio no será el habilitador local en 2026. Las oportunidades inmediatas están en componentes, ensamble, reciclaje y electrónica de potencia. El mineral, por ahora, sigue en pausa.










