El establecimiento angloamericano viene escalando una operación persistente que busca provocar un rompimiento entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump. Operación imperial que en el fondo tiene como objetivo acabar con ambas repúblicas.
El expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al inicio de las obras del tren interoceánico, que une el Golfo de México con el Océano Pacífico, declaró que la razón de ser de ese gran proyecto estratégico era China: el taller del mundo. Como era de esperarse, inmediatamente el gobierno de Joe Biden ejerció presión para que China no interviniera en el proyecto. Ante esta rotunda postura del gobierno de Estados Unidos, AMLO invitó a los estadounidenses a invertir en el proyecto, invitación que jamás recibió respuesta. En esta circunstancia en donde no era ni China ni Estados Unidos, AMLO tomó la decisión de construir la gran obra ferroviaria con recursos nacionales, mejor decisión no pudo haber existido y con esta misma firmeza, AMLO inició los trabajos del tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
La realización de estas grandes obras de infraestructura económica básica generó una potente dinámica físico-económica que le dio poder a la economía, al Estado y a la ciudadanía. Contra este poder físico económico no puede la guerra cognitiva ni el miedo ni el caos del oligarquismo. Así fue derrotando la brutal guerra irregular que el sistema financiero enfiló contra los proyectos en plena pandemia COVID19.
Estas grandes obras hoy gozan del reconocimiento internacional y son muestra de las capacidades de México. La refinería de Dos Bocas fue distinguida en el año 2025 como una de las obras de infraestructura construida en el mundo de mejor calidad y modelo de ingeniería.
Estos grandes proyectos fueron posibles, gracias a que AMLO revivió y ejerció, el poder dirigista constitucional de la presidencia de la república, principio soberano de gobierno que la presidenta Claudia Sheinbaum continúa ejerciendo y que hoy es el principal blanco de la ofensiva oligárquica contra México.
Estos grandes proyectos y el desmantelamiento de los organismos autónomos, que le habían sido impuestos a México en posiciones en donde se toman decisiones estratégicas, siguiendo el modelo británico de gobierno oligárquico, son acciones propias de nuestra historia republicana soberana, contrarias a los gobiernos sometidos por George Soros.
Al igual que AMLO en México, el presidente Donald Trump llegó a la presidencia de los Estados Unidos como una figura “antisistema” y existió entre ambos presidentes una buena relación soberana. Es importante recordar que AMLO siendo aún presidente electo, recibió el apoyo del presidente Trump cuando le planteo su determinación de recuperar la soberanía de México sobre su petróleo, este no es un asunto menor.
El presidente Donald Trump al asumir por segunda ocasión la presidencia de Estados Unidos, se propuso acabar con las políticas globalistas que arruinaron la economía de su país, para eso impuso medidas arancelarias proteccionistas y por otra parte se ha empeñado en impulsar la inversión privada intensivamente y atraer inversión privada de otros países del mundo, pero hasta ahora no ha conducido ni ejercido el poder del Estado siguiendo las enseñanzas hamiltonianas del Sistema Americano de Economía política, en donde solo el Estado posee el poder y los recursos para hacerse cargo de un programa nacional de nueva infraestructura económica básica de gran calado: hidráulica, energética, ferroviaria, portuaria, etc. A manera como lo hizo Franklin D. Roosevelt. Quizá con el programa impulsado por el presidente Trump la economía estadounidense muestre mejoría en algunos renglones, pero no se ha cimbrado ni se cimbrará por ese camino. Solo con un programa nacional de nueva infraestructura conducido por el Estado se puede generar la potencia físico-económica capaz de cimbrar la economía y la manera de pensar, poderoso efecto que redefiniría necesariamente la manera de pensar la política migratoria que peligrosamente adquiere visos identitarios; ideología contraparte a la ideología de desintegración nacional que pregona George Soros, choque falso de pandilla contra pandilla.
Este es el talón de Aquiles del gobierno de Trump, ésta es la grieta por donde se están colando los enemigos históricos de los Estados Unidos.
Es en este contexto en donde el Estado Profundo y sus amos británicos están imponiendo la agenda en la relación de los Estados Unidos hacia América Latina, al tiempo que evitan que exista una relación personal directa entre los mandatarios de América Latina con el presidente Trump excepto con los que el Estado Profundo tiene a su servicio.
Este es el poder imperial que comanda la desestabilización en México, y que presenta a través de una brutal guerra cognitiva de medios a un México sumido en el caos y la violencia con un gobierno al servicio del narcotráfico. Es de esta manera como atraen al presidente Trump a la trampa para que autorice una intervención militar en México. La verdadera intención del Estado Profundo en esta escalada es obligar a la presidenta Sheinbaum a que les entregue a AMLO para cobrar venganza, al mismo tiempo que la presidenta Sheinbaum es presionada para que renuncie, pero que renuncie a ejercer la presidencia dirigista industrializadora y de marcha atrás los grandes proyectos y a lo logrado por AMLO. Esa es la verdadera demanda y no el combate al crimen organizado.
Una intervención militar estadounidense en México conllevaría el estallamiento de una guerra civil dentro de los Estados Unidos, no porque desde México se vaya auspiciar, sino porque los intereses imperiales británicos que desataron la guerra de secesión después de que su títere William Polk le declaró la guerra ilegal a México y nos arrebataron la mitad de territorio, son los mismos intereses imperiales británicos los que ahora buscan repetir lo que sus ancestros intentaron hacer con el mismo propósito: partir en dos a los Estados Unidos e imponer una monarquía en México en la forma ahora de un gobierno parlamentario.
Solo con una alianza soberana México-Estados Unidos se puede combatir el crimen organizado.
Un ejemplo muy oportuno, que deja ver, como procedería una alianza soberana entre México y Estados Unidos para combatir el crimen organizado, lo da la sentencia de la justicia estadounidense que obliga a Ricardo Salinas Pliego a pagar 500 millones de dólares por evadir el pago de impuestos en los Estados Unidos, sentencia a la que se le suma la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México que desechó la solicitud de amparo de Ricardo Salinas Pliego para no pagar impuestos. Esto lo obliga a pagar 50 mil millones de pesos. Sin que esto signifique que fue una acción coordinada entre la justicia mexicana y la estadounidense, pero si es una muestra de cómo se puede proceder entre ambas naciones para enfrentar al poder detrás del oligarca mexicano.
El multimillonario Ricardo Salinas Pliego que hoy está en el centro de la desestabilización en México no es un acaudalado ordinario, ni la riqueza y poder que hoy ostenta es producto de la folclórica corrupción mexicana entre el poder político y económico como se ha difundido y que ha servido para encubrir la horrible y comprometedora verdad que nos indica que Ricardo Salinas Pliego es un oligarca que nació y sirve para la ocupación británica de México que se enquistó durante la negra década de los 1990´s y que trajo a México los males que ahora nos flagelan y que están en el ojo del huracán.
