José Luis Jara
La discusión del Presupuesto de Egresos Federal 2025 dejó al descubierto una contradicción profunda en la política de inversión para el río Sonora: mientras que dos presas -Puerta del Sol y Sinoquipe- fueron aprobadas con una bolsa de mil 500 millones de pesos, no se destinó ni un solo peso para la remediación ambiental ni para la atención médica especializada de la población afectada por los metales pesados del derrame de 2014.
El doctor en finanzas públicas Roberto Ramírez, explicó que el paquete de obras autorizado para Sonora incluye, además de las presas, un acueducto de 84 kilómetros hacia Hermosillo, plantas potabilizadoras y proyectos de infraestructura en salud y energía para otras regiones del estado. Sin embargo, en lo que respecta a la cuenca del río, dijo, “las prioridades simplemente no existen”.
El diputado del PT olvidó a su distrito
De acuerdo con la revisión del especialista, la ausencia de presupuesto para la remediación del río Sonora -incluyendo el hospital para atender a los enfermos por metales pesados en Ures, así como el laboratorio de desintoxicación que la Federación prometió- no fue un accidente técnico, sino una falla directa de gestión legislativa.
El doctor Ramírez fue claro:
“Estos recursos no aparecen por generación espontánea. Los tiene que solicitar quien representa al distrito. Si no están aquí, es porque no se gestionaron”.
Y quien debía hacerlo es el diputado federal del Distrito 4, Ramón Ángel Flores Robles, del Partido del Trabajo, representante de Ures y los pueblos del río. Flores Robles no movió un solo dedo para incluir recursos para la salud de su propia población, a pesar de que estudios clínicos estiman que cerca del 78% de los habitantes del río presentan afectaciones relacionadas con metales pesados.
Sin embargo, sí difundió con entusiasmo la aprobación de los 1,500 millones de pesos para las presas Puerta del Sol y Sinoquipe, obras que han sido fuertemente cuestionadas por su impacto social y ambiental.
Presupuesto para las presas: estudios hechos, diagnósticos guardados
Ramírez señaló que la autorización de los recursos implica que existen estudios técnicos realizados este mismo año, aunque nadie -ni académicos, ni organizaciones, ni habitantes- ha podido acceder a ellos.
“No se puede aprobar un monto de esta magnitud sin un estudio técnico completo. El documento existe, pero no se transparenta”, indicó.
Además, recordó que aunque el presupuesto está aprobado, esto no garantiza que las obras se ejecuten:
“Si hay resistencia social, si la obra se frena o se queda sin ejercer, el dinero se reasigna a otra parte del país. Así funciona el presupuesto”.
Y para el río Sonora: nada
Mientras tanto, la zona afectada por metales pesados no recibió:
Ni hospital
Ni laboratorio de desintoxicación
Ni fondos de remediación
Ni ampliación de servicios de salud
Ni recursos emergentes
Todo esto, pese a que los proyectos habían sido prometidos por el gobierno federal y respaldados por diagnósticos, expedientes clínicos y solicitudes comunitarias.
El doctor Ramírez subrayó que era obligación política y moral del diputado Flores Robles insistir y gestionar estos recursos:
“El legislador es el enlace directo. Si él no exige, nada llega. Y en este caso, no exigió”.
Los pueblos del río: la omisión como condena
La omisión del diputado no es menor: se trata de comunidades donde el agua, el suelo y los cuerpos han sido marcados por metales como arsénico, plomo, cadmio y cobre. Y donde las familias llevan más de una década esperando atención médica especializada.
Sin embargo, en el presupuesto 2025 solo brillan las presas.
Para las personas, no hay nada.
En la entrevista realizada al doctor Ramirez se destaca esta información a partir del minuto 38 con 27 segundos.







