¿Por qué si la marcha del 15 de noviembre fue tan irrelevante como afirman los voceros oficiales, amuralló los edificios aledaños al Zócalo capitalino y desplegó un operativo policiaco tan aparatoso?, se preguntan con aire circunspecto no pocos analistas del acontecer político nacional.
Y se responden con la chispeante mirada de quien descubre por fin el hilo negro: ¡Porque el gobierno está temblando de miedo! ¡Claudia está acorralada en Palacio, aterrada frente a la insurgencia cívica convocada por la Generación Z y atendida por miles de millones de mexicanos (la hipérbole corre por mi cuenta) que están a punto de tirar el régimen y acabar con la dictadura!
La marcha de ayer se los confirma: ¿Por qué el gobierno desplegó tantos policías para impedir que los manifestantes de la nueva convocatoria de la Generación Z llegaran al Zócalo para protestar durante el desfile del 20 de noviembre? ¿Por qué si apenas eran 300 manifestantes? Obvio, porque Claudia está temblando de miedo.
Más allá del voluntarismo con que le tuercen el brazo a la realidad para obligarla a coincidir con sus pensamientos mientras encienden veladoras a San Trump para que de una vez mande a sus marines a no dejar piedra sobre piedra en México, para luego anexionarlo como su estado 51 y ganarle la carrera a Canadá, lo que se esconde detrás de tan sesudos análisis es la ceguera que busca a tientas en la oscuridad del extravío, una fórmula para acabar de una vez y para siempre con esa 4T que pese a todo, sigue caminando.
Y cuando digo pese a todo aludo a los muchos yerros y omisiones; a los muy sonados casos de corrupción y nepotismo; a los excesos y desplantes, a las ineptitudes y abusos que están a la vista y que duelen no solo a quienes perdieron privilegios (sobre todo el privilegio de ser ellos quienes administraban tales vicios), sino a quienes observamos con una ceja levantada, la repetición de prácticas que se suponía iban a terminar.
La forma en que nació y se diluyó la protesta en las últimas dos semanas no solo fue efímera, también fue dramática por la manera en que la oposición mostró su orfandad de liderazgos. Desarmada, desarticulada que fue la resistencia nylon de la ‘marea rosa’ el año pasado, simplemente se quedaron viendo para todos lados.
Cuando asesinaron a Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan, vieron la oportunidad de capitalizar una demanda legítima, muy sentida, urgente y necesaria sobre la que es quizá la asignatura pendiente más grave de la actual administración: la inseguridad pública y particularmente el obsceno accionar del crimen organizado. La protesta surgió en Uruapan y en varias ciudades de Michoacán y fue a todas luces un movimiento plenamente justificado.
Y entonces apareció la Generación Z, un extraño movimiento virtual, sin voceros ni liderazgos que se supone representaba la insurgencia de esa que hasta entonces se conocía como la ‘generación de cristal’, nativos digitales más proclives a la interacción en redes sociales que a la movilización callejera que de pronto estaban allí, convocando a una megamarcha el 15 de noviembre, a la que desde luego no asistieron, pero en la que sí aparecieron los mismos personajes de la ‘marea rosa’, de chavorrucos para arriba.
Cuatro días duró la ‘insurgencia cívica’. Convocaron a una nueva marcha para el 20 de noviembre y en las ‘islas’ de la UNAM, de donde partiría un contingente no se hizo presente nadie. Cerca del Zócalo se juntaron unas 300 personas que terminaron retirándose ante un nutrido cordón de policías que les impidieron el paso. Hasta Joaquín López Dóriga (y eso es decir mucho) los tildó de “pendejos” en cadena nacional.
Es un poco tragicómico ver al chavorruquismo opositor -y algunos que ya cobran su pensión de 65 y más- pastoreados por cuentas de X ‘apolíticas, apartidistas, ciudadanas, etc.’, con un pliego petitorio bastante ecléctico, por decir lo menos y que terminaron reducidos a una consigna de misoginia bastante corriente y celebrada como el hallazgo más importante en su plataforma política, aludiendo cítricamente a las glándulas mamarias de la presidenta. De ese tamaño es la oferta programática opositora.
El gobierno no está temblando, está haciendo lo suyo y lo está haciendo bien porque si alguien conoce todo lo que hoy están aplicando desde el ejercicio del poder son ellos, a quienes se las aplicaron durante décadas. La ‘represión’ del 15 de noviembre es una mal chiste si se le compara con el caudal de muertos, encarcelados, macaneados, gaseados, desaparecidos, torturados y perseguidos en los gobiernos anteriores. Cualquier ojeada a los saldos de la llamada ‘guerra sucia’ entre los 60 y los 80 del siglo pasado arrojará un poco de luz en este tema.
Pero bueno, hoy la oposición está tan huérfana de liderazgos, que explora el camino del pastoreo desde algunas cuentas de tuiter, medio raras, por cierto…
II
Claro, tienen intocado el derecho de hacer su luchita. En medio de las condiciones más adversas que se recuerden para el otrora poderoso partido tricolor, la dirigente estatal priista Lupita Soto no baja la guardia en las tareas de reestructuración de los comités municipales y ayer estuvo en Agua Prieta, Cananea, Naco y Fronteras, donde tuvo una convocatoria que trascendió a las corrientes del PRI en aquellos municipios.
Notable, que en Agua Prieta se hayan dejado ver en el evento donde tomó protesta a Blanca Nydia Frisby se hayan hecho presentes personajes como Sara Martínez de Teresa, ex diputada local panista que es uno de los principales activos del Toño Astiazarán en aquella frontera, y quien fuera candidato del blanquiazul a la alcaldía el año pasado, Carlos Batista, así como el dirigente municipal del PRD, Marco Antonio Vázquez.
Ojo con esto, pues aunque el PAN nacional trazó la directriz de que irían solos en la próxima elección 2027, claramente la decisión final atenderá las realidades regionales, como parece ser el caso de Sonora y sus municipios.
Por cierto, en la tierra del legendario Zaino que le ganó al Moro de Cumpas, fue cesado fulminantemente el dirigente local del tricolor, Adrián Aguilar, aunque eso solo fue la protocolización de su éxodo hacia otros espacios, ya que en su papel de regidor tenía rato jugando del lado del alcalde morenista Chemel Quijada y andaba muy cerca del ‘Mijito’ Terán, hoy involucrado en la integración de un proyecto político llamado ‘Construyendo Solidaridad y Paz’.
Lo cierto es que Adrián Aguilar había roto de facto con el PRI y por lo visto muy pronto lo veremos en Morena, donde el dirigente municipal guinda ya le abrió las puertas.
Lo cierto es que le fue bien a Lupita Soto en aquella región, donde el Revolucionario Institucional está buscando reverdecer los laureles que en algún tiempo coronaban las victorias justamente allí, en esa parte de la geografía sonorense que históricamente se ubica como la cuna de la Revolución y escenario de épicas batallas.
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