El secretario de Estado acusa de “hipócritas” a Europa por condenar los ataques extrajudiciales a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico
Fran Ruiz Perea
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, afirmó este miércoles desde la localidad canadiense de Niagara-on-the-Lake que las fuerzas militares de su país tienen todo el derecho a operar en “su hemisferio”, en una nueva evidencia de la resurrección de la Doctrina Monroe bajo el gobierno de Donald Trump y su “América para los americanos”.
Preguntado en una reunión de cancilleres del G7 —a la que también asistieron los ministros de Exteriores de Ucrania, Brasil y México, entre otros— por las críticas internacionales al derribo de embarcaciones en el mar del Caribe y el Pacífico, Rubio negó que se hubiese tratado el asunto que ha puesto en pie de guerra al régimen venezolano, pero aprovechó para advertir que su país se reserva el derecho a intervenir militarmente en su hemisferio.
“Nadie lo discutió conmigo. Nadie en la reunión lo discutió, no conmigo. A lo mejor lo han discutido entre ellos pero no se trató en ninguna de las reuniones que tuvimos, ni ayer por la noche ni hoy”, afirmó tajante a la pregunta de si se trataron las operaciones militares en aguas cercanas a Venezuela y Colombia, en el que han muerto al menos 73 personas, acusadas extrajudicialmente de narcotraficantes por el Pentágono.
Posteriormente, cuando un periodista dijo que la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, había tratado la legalidad de las operaciones, Rubio negó que Europa pueda interferir en la política estadounidense.
“No creo que la Unión Europea pueda determinar lo que es la ley internacional. Desde luego no pueden determinar como Estados Unidos defiende su seguridad nacional. Estados Unidos está siendo atacado por organizaciones criminales terroristas en nuestro hemisferio y el presidente (Trump) está respondiendo en defensa de nuestro país”, añadió molesto, antes de sugerir que la posición europea es hipócrita
“Me parece interesante que todos estos países quieren que les proporcionemos, por ejemplo, misiles Tomahawk con capacidad nuclear para defender Europa, pero cuando EE.UU. posiciona portaaviones en nuestro hemisferio, donde vivimos, entonces eso es un problema”, dijo.
Preocupación francesa
El martes, el ministerio de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot. condenó a su llegada a la cumbre del G-7 las “operaciones militares” en el Caribe, el mismo día en que el portaaviones más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque llegaron a la región.
“Hemos observado, con preocupación, las operaciones militares en la región caribeña porque ignoran las leyes internacionales”, afirmó Barrot a los periodistas tras su llegada a la localidad canadiense.
El ministro de Exteriores galo añadió que Francia también está presente en la región, con varios territorios bajo su soberanía, “donde viven más de un millón” de ciudadanos franceses.
Hipocresía rusa
La intervención militar estadounidense en aguas del Caribe y del Pacífico causa también un creciente repudio en Rusia, aliada del régimen de Nicolás Maduro.
Este miércoles, el Senado ruso hizo un llamado a los parlamentos del mundo a que se sumen a la condena del Kremlin contra las amenazas del Pentágono de emplear la fuerza contra Venezuela y a pronunciarse por la preservación de la paz en la región de América Latina y la cuenca del Caribe.
En su resolución (obviado, en un claro ejemplo de hipocresía, que Rusia invadió Ucrania y le declaró la guerra), los senadores rusos subrayaron que “las acciones provocadoras de Estados Unidos se contradicen con los principios y normas generalmente reconocidos del derecho internacional, incluidos los consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, y conducen a un peligroso aumento de la tensión en el Caribe”.
El martes, la Duma (Cámara de Diputados de Rusia) también aprobó un llamado a la comunidad internacional a “condenar con firmeza el reforzamiento de la presencia militar de EE.UU. en el parte sur del mar del Caribe, cerca de las aguas territoriales de Venezuela, con la excusa de la lucha contra el narcotráfico”.
El documento denunció “las acciones agresivas y provocadoras de Washington en relación con un Estado soberano” como el venezolano, lo que “contraviene los principios y normas del derecho internacional universalmente aceptados”.
La Duma advirtió de que Venezuela “se encuentra en una situación de grandísima dificultad y lucha por su propia soberanía” y denunció los intentos de “imponer un gobierno marioneta” desde el exterior.







