Este 24 de octubre pude conocer otras historias de obreros y líderes quienes buscaban ejercer la democracia desde el interior de la CTM. | Manuel Fuentes
Mis encuentros con la CTM durante muchos años fueron desencuentros. De algunos líderes promotores de sindicatos de protección patronal, de acciones violentas, de acuerdos con las empresas sin consultar a los obreros, de falta de transparencia en sus finanzas sindicales, de aliados incondicionales de los gobiernos en turno para usar a los trabajadores como botín político.
En 1981 pude vivir de cerca secuestros de trabajadores, despidos, amenazas contra obreros que laboraban en la empresa Tremec, productora de equipos de transmisión automotriz ubicada en la ciudad de Querétaro, para evitar la elección libre de sus dirigentes sindicales al margen de la CTM.
En 1990 pude constatar la agresión con pistoleros de esos tiempos contra trabajadores de la empresa Ford Motor Co. de Cuautitlán Izcalli, en el estado de México quienes protestaban por el descuento de más del 90% del monto de su aguinaldo por un “error” de la empresa al calcular los impuestos. En lugar de recibir el equivalente a 10 mil pesos llegaron a sus cuentas 20 pesos como compensación.
Allí estuvo un Wallace de la Mancha, Guadalupe Uribe y otros, que con metralleta y pistolas en mano fueron amenazando departamento por departamento para que cesará la protesta. Les gritaban: “Si siguen protestando se los va a cargar la chingada”. Al salir un trabajador del comedor le dieron dos disparos por la espalda, era un 8 de enero de 1990. Él se llamaba Cleto Nigmo Urbina, y falleció dos días después.
Se pueden contar muchas historias reales donde un tipo de cetemista era usado por las empresas para ahogar todo intento de libertad sindical y negociación colectiva.
Este 24 de octubre pude conocer otras historias de obreros y líderes quienes buscaban ejercer la democracia desde el interior de la CTM. También en su intento por defender los derechos de los trabajadores se enfrentaron con la negativa de registros sindicales, con despidos, y hasta con amenazas de cárcel por los gobernadores en turno en el estado de Sonora.
Se presentó un libro de 265 páginas llamado “Sindicalismo de la CTM en Sonora”, donde se relata la alianza que hizo la CTM de ese estado con el Centro Nacional de Promoción Social (CEMPROS) que fue presidido por José Merced González, un hombre de gran estatura moral, quien siempre estuvo al lado de los obreros y empeñado hasta el final de sus días en la educación sindical y política de los trabajadores para fortalecer sus organizaciones.
En el libro pude conocer un mundo paralelo de trabajadores de la Ford Motor Co. en Hermosillo, Sonora quienes se empezaron a organizar contra su dirigente Juan José Sosa, “claramente inclinado hacia la empresa y que para 2009 se había llenado de soberbia y corrupción”. A pesar de que había sido destituido, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje negó la toma de nota al dirigente electo por los trabajadores. Fue entonces que formaron al Sindicato Nacional Progresista de Ford, el que pudo hacer a un lado a aquel dirigente leonino.
Francisco Bojórquez Mungaray y Javier Villareal Gámez se convirtieron en los promotores de una CTM en Sonora más comprometida con los trabajadores. Ellos contaron con el apoyo de Francisco Contreras, actual líder del Sindicato de la Industria de la Radiodifusión, Televisión y Telecomunicaciones (STIRTT) para apoyarlos con espacios sindicales.
Se apoyaron en la movilización obrera con marchas de protesta para que se reconociera a la directiva electa por los trabajadores de Huatabampo y Cajeme, en Sonora ante la negativa del presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje a otorgarles una toma de nota para reconocer su representación sindical. Tomaron las instalaciones de las autoridades laborales, y la policía los amenazaba con detener a sus dirigentes.
En el libro se da cuenta de decenas de movilizaciones que han tenido que llevar a cabo. De mujeres de empresas de la maquila quienes decidieron organizarse para mejorar sus condiciones de trabajo. Se da cuenta que trabajadoras de una empresa textil dedicada a la confección de prendas de vestir quienes al protestar por el retiro de un bono económico hicieron un paro de labores a inicios de 1992.
Relatan que “mientras las mujeres cantaban alrededor de fogatas, llegó la fuerza pública” y empezaron a golpear a las obreras. “A empujones, gritos y golpes, desalojaron las instalaciones y desarticularon el movimiento”.
Tanto Bojórquez como Villarreal se plantaron en las oficinas del entonces gobernador Manlio Favio Beltrones, le reclamaron la regresión que ejercieron contra cientos de obreros de empresas maquiladoras. El libro relata que el gobernador con “una pose autoritaria” respondió: “Yo lo ordené”.
Los representantes de los trabajadores le demandaron al gobernador la reinstalación de las trabajadoras despedidas. El gobernador al verse presionado por las movilizaciones de los trabajadores aceptó intervenir y les dijo: “Voy a hablar con la empresa para que repongan el bono”.
Cuenta de la inconformidad de cerca de 8 mil 500 trabajadores del Sindicato de Maquilas Tetakawi que padecían de un líder amañado con la empresa que llevaba más de 18 años en la dirección sindical y que organizados lograron expulsarlo.
En el libro “El Sindicalismo de la CTM en Sonora” se da cuenta de la lucha de las mujeres obreras por abrirse espacios en sus organizaciones sindicales. Fue en 1990 en que fue electa por primera vez una mujer trabajadora en el Sindicato Único de Trabajadoras de Empresas Maquiladoras de Hermosillo. No fue fácil, todo dependía del sindicato nacional que no permitía la elección de delegaciones locales. Fue a través de plantones y protestas como lo lograron.
La transformación de la CTM en Hermosillo por una lucha democrática comenzó en 1990 con la llegada de la planta de la empresa Ford, con el rompimiento del sindicalismo blanco de protección patronal y de corrupción sindical de los emplazamientos a huelga por extorsión.
Tuvieron que hacer frente a antiguas dirigencias estatales de la CTM, al empresariado antiguo, despacho de abogados patronales y a los gobiernos estatales que representaron un obstáculo formidable. Romper con el pacto no escrito de no sindicalizar a trabajadores de las empresas maquiladoras. Van surgiendo cambios y luces de esperanza en el movimiento obrero.
De Otros Avatares
El pasado 27 de octubre se realizó un foro singular en el que se analizó la urgencia de fortalecer el quehacer sindical a propósito de la próxima revisión del TMEC, que avizora grandes dificultades para los trabajadores en el país.
El evento estuvo encabezado por Alejandro Martínez, dirigente del SNAC, acompañado de Tereso Medina, líder de la CTM en Coahuila, Gilberto Chávez del IPD, Elizabeth Echeverría de la OIT, Oscar de la Vega Castillo, abogado patronal, Ricardo Espinoza de la CAT, Humberto Huitrón, asesor sindical, y el autor de esta columna, debate moderado por la magistrada María del Rosario Jiménez Moles.
En el mismo se expresaron quejas del desmantelamiento de instituciones laborales por la baja de presupuesto que dificulta la protección de la libertad sindical y la negociación colectiva.









