Nunca hicieron la autocrítica por las derrotas de 2012, 2018 y 2024.
El sábado, el PAN realizó un evento de relanzamiento como partido político. Ya era hora. Llevaban mucho tiempo en el letargo. Nunca hicieron la autocrítica por las derrotas de 2012, 2018 y 2024. Tres elecciones presidenciales que perdieron, y gacho.
No es que los partidos sean muy propensos que digamos a hacer una autocrítica de los errores cometidos. Menos en México, donde no existe esa cultura. Pero, por lo menos en ocasiones anteriores, los responsables de las derrotas se veían obligados a renunciar asumiendo su responsabilidad.
No fue el caso ni el 2018 ni en el 2024. El grupo que comandaba el excandidato presidencial Ricardo Anaya se mantuvo como dominante, primero bajo la dirigencia de Marko Cortés y después con Jorge Romero. En este sentido, se quedaron los mismos. Un grupo sin mucha imaginación y liderazgo menguado.
A pesar de eso, el PAN está intentando reposicionarse con este relanzamiento. Hacerse más competitivo.
En lo anunciado hay, me parece, tres elementos interesantes.
Primero, la renuncia a aliarse con otros partidos. Con ello se acepta que las alianzas no funcionaron. Primero en 2018 con el PRD y Movimiento Ciudadano. Luego, en 2024, con el PRI y el PRD.
Yo tengo mis dudas sobre esta evaluación. Si se ve por resultados, obviamente, las alianzas resultaron fallidas. Lo que no sabemos es el contrafactual, es decir, cómo hubiera quedado el PAN en 2018 y 2024 si hubiera ido solo en la contienda. Igual y le hubiera ido mejor, igual y peor. Simple y sencillamente nunca lo sabremos.
Lo que sí es un hecho es que las alianzas tuvieron un costo: diluyeron la imagen del partido. Sobre todo la que se hizo con el PRI en 2024. Durante décadas, los panistas fueron los principales adversarios de los priistas. De repente, ahora eran sus aliados. Para un panista tradicional no fue nada fácil tragarse ese sapo ni con toda la narrativa de que lo prioritario era ganarle al nuevo adversario ideológico, es decir, Morena, de López Obrador.
Ahora la apuesta es a ir solos. Lo cual ya generó un problema interno desde el primer día. Y es que los panistas de Nuevo León ya tenían arreglada la alianza con el PRI para lanzar a Adrián de la Garza como candidato a gobernador de ese estado en 2027. Juntos tienen la posibilidad de ganarle a Movimiento Ciudadano, que actualmente gobierna, y a Morena, que será el otro competidor importante de esta contienda.
¿Dejará el Comité Ejecutivo Nacional del PAN que sus dirigencias locales puedan hacer alianzas pragmáticas o les negará el permiso?
El segundo punto interesante de lo anunciado el sábado es el cambio de lema. De “por una patria ordenada y generosa” pasaron a “patria, familia y libertad”. Creo que el PAN le está apostando a convertirse en un partido conservador de derecha en el ambiente cada vez más polarizado que hay en la política nacional.
Tiene sentido. Abandona el centro, que cada vez tiene menos electores, y se propone ocupar el mercado que ningún partido está atendiendo en este momento, para así competir en contra de Morena, que tiene tomado el otro lado del espectro político, el de la izquierda.
Puede que a muchos no les guste este cambio ideológico, pero es lo correcto en el contexto actual donde impera la polarización no sólo en México, sino en el mundo.
Finalmente, el tercer elemento interesante del relanzamiento del PAN es el anuncio de que los panistas están dispuestos a abrir ese partido a candidaturas ciudadanas. Esto puede y debe interpretarse como un guiño a varios personajes de la sociedad civil que están pensando en involucrarse en la política.
Está por verse, desde luego, si la dirigencia del PAN va en serio con eso de abrir el partido a candidaturas ciudadanas porque una cosa son los dichos y otros los hechos.
Sin alianzas, moviéndose más a la derecha y abriendo el partido a candidatos externos, ¿podrá volverse el PAN más competitivo?
Ésa es la pregunta que todavía no tiene respuesta.
Lo que sí sabemos es que si hubieran seguido haciendo lo mismo, hubieran tenido los mismos resultados: pésimos. Iban directito hacia una muerte gradual.
Les falta mucho a los panistas: aterrizar un proyecto alternativo que compita en las urnas en contra de Morena y encontrar a un líder que encarne dicho proyecto.
Por lo menos ya dieron un primer paso.