El propio PAN fagocitó lo mejor que ha tenido en su historia: sus gobiernos, con sus aciertos y sus errores.
Es una buena noticia que el PAN pretenda refundarse y recuperar sus espacios políticos, perdidos en los últimos 12 años. Es una buena noticia porque la ausencia de un verdadero sistema de partidos, el derrumbe electoral del PAN, el PRI y MC en las últimas elecciones fue lo que propició la situación actual, caracterizada no sólo por un partido dominante, sino hegemónico y autoritario, y que se ha terminado apoderando del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, además de la mayoría de los estados de la República.
Creo que de los partidos opositores existentes el que mayor capacidad de resistencia puede ofrecer, sólo si realmente se renueva, es el PAN, esperando a ver qué resulta de un MC que, aunque gobierne Nuevo León y Jalisco, no termina de dar color en el escenario político.
No voy a regresar a la suma de errores que se cometieron en los últimos 12 años en Acción Nacional, sino en qué se puede esperar hacia el futuro. Primero, una redefinición ideológica. El eslogan de Patria, Familia y Libertad dice mucho, pero puede no decir nada. Evidentemente está enmarcado en una lógica conservadora, pero entre la democracia cristiana y Milei hay tanta distancia como entre el Partido Popular español y Vox. Se equivocaría el PAN si comienza a tender hacia la extrema derecha como Vox, Milei o algunas expresiones germinales en México.
El PAN tuvo éxito cuando se enmarcó, en forma muy similar a la del Partido Popular español, en un humanismo cristiano que lo alejó de la derecha extrema y que sobre todo en el periodo de José María Aznar, el más exitoso que ha tenido el PP, lo definieron como un partido conservador liberal, moderado en política y liberal en economía. Hay en el PP hoy algunas expresiones más extremas, como las que representa la alcaldesa Isabel Díaz Ayuso, pero de todas formas mantener esa posición sin cargarse hacia las posiciones más extremas de la derecha (dentro del PAN la que representa el Yunque) le permite tener mucha más facilidad de acuerdos, sobre todo en un sistema parlamentario como el español.
El nuestro es un sistema presidencialista que, para colmo, tampoco tiene segunda vuelta, estamos en el peor de los mundos electorales posibles y obviamente no sólo Morena no dejará pasar ninguna de las dos reformas que serían imprescindibles para tener un sistema político más eficiente (un sistema de representación proporcional puro, con segunda vuelta en gobernaturas y presidencial), sino que incluso con la próxima reforma electoral pretende acabar o disminuir al mínimo la representación proporcional.
En esa lógica, Acción Nacional debe refrendarse en lo que no es Morena: en un partido conservador en lo político, moderado en los social y liberal en lo económico, en un espectro que le permita abrirse a las expresiones externas que giren en torno a ese ideario. La alianza con el PRD y el PRI le hizo mucho daño no por las alianzas en sí, sino porque lo desdibujó y obligó a sus militantes a respaldar temas para los que no estaban preparados o querían asumir, perdiendo su brújula: ¿qué fue el PAN de los últimos años? Un partido opositor a Morena sí, ¿pero qué era lo que proponía, lo que quiere hacer diferente para el país?
Eso fue tan notable que el propio PAN fagocitó lo mejor que ha tenido en su historia: sus gobiernos, con sus aciertos y sus errores. Si se encuesta a la ciudadanía, Vicente Fox y Felipe Calderón siguen siendo los personajes más reconocidos por la gente. Haberlos erradicado del partido, haber desconocido sus aciertos, que tuvieron y varios, fue desconocer su historia. Se necesita mucha autocrítica de quienes tuvieron la dirigencia del partido, para comprender que lo único que no pueden hacer es perder los símbolos de su pasado. Un partido sólo puede renovarse siendo él mismo, recuperando su historia para exponerla hacia el futuro.
Cuando los dirigentes panistas se olvidaron de defender lo que había hecho su partido, cuando se olvidaron de reivindicar a Manuel Gómez Morín, pero también a Diego Fernández de Cevallos, a Carlos Castillo Peraza, a don Luis H. Álvarez, a sus presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, a algunos buenos gobernadores de su pasado, cuando aceptaron la narrativa de sus adversarios respecto a su pasado, perdieron su espacio político. Cuando en el PP, Mariano Rajoy alejó todo lo que oliera a Aznar perdió la presidencia del gobierno español con Pedro Sánchez, y todavía no la recupera.
Qué bueno que ahora intenten mirar hacia el futuro con un partido renovado. Pero eso no implica hacer un logotipo nuevo, tener un buen consultor de imagen (que lo tienen) o simplemente proclamarlo. Se debe actuar en consonancia y se deben construir liderazgos también nuevos. Hoy veo muy pocos y están desaprovechados. No veo a ningún panista recorriendo el país, llevando propuestas y soluciones concretas, explotando los espacios de poder que conservan (cuatro estados y muchas presidencias municipales) en forma unificada, con un objetivo común, construyendo las candidaturas para 2027 y 2030. Y reivindicando su pasado. Ojalá vengan para el blanquiazul tiempos mejores.
Guerrero
La presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, no quiere que se presente Félix Salgado Macedonio a las elecciones de Guerrero en 2027 por Morena y por eso impulsa, fuera de los tiempos políticos electorales, todo tipo de candidaturas, desde la senadora Beatriz Mojica a la alcaldesa Abelina López, desde Javier Tapia hasta Esthela Damián. Lo que va a lograr, como en otros estados, con ese proselitismo desde la cúpula ignorando al gobierno estatal, es reventar la sucesión interna, ilógico en un estado donde Morena no debería tener problema para ganar.