Judith León / CONECTA ARIZONA
El tema de las cirugías estéticas es recurrente en nuestros días. Recientemente lo ha sido más debido al fallecimiento de una jovencita de 14 años en Durango, México, luego de haber presentado complicaciones posteriores a lo que sería su regalo adelantado por sus XV años.
También atrajo la atención en Sonora, luego de que en la ciudad fronteriza de Nogales una mujer muriera después de haberse practicado un procedimiento estético en una clínica local.
El 11 de septiembre, Maribel N, de 58 años de edad, originaria de Zacatecas y residente de Glendale, Arizona, murió por causas naturales. Esta es parte de la información generada por la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora, FGJE.
A las 9:03 de la mañana, se recibió un reporte al C5i sobre una mujer que fue trasladada del hotel City Express -donde se hospedaba y convulsionó en la recepción-, al Hospital Centro Médico de la colonia Nuevo Nogales, Sonora.
Maribel se había realizado un proceso de liposucción y abdominoplastia en una clínica que se encuentra en Plaza Dyamond de Nogales, el día 8 de septiembre. Según medios locales, una amiga de la fallecida reveló que fue dada de alta al día siguiente y se trasladó al mencionado hotel para guardar reposo y continuar con su recuperación.
A las 9:49, del 11 de septiembre, fue cuando se registró el fallecimiento, determinándose en la autopsia que fue de tromboembolia pulmonar (TEP), situación ajena al procedimiento quirúrgico al que se había sometido. La información de la Fiscalía señala que la familia no presentó inconformidades ni solicitó acciones legales.
De muchas personas es sabido, que México tiene relevancia para el turismo estético; hombres y mujeres de Estados Unidos (principalmente) visitan este país con el propósito de realizarse cirugías y procedimientos estéticos, que tienen la referencia de ser de buena calidad y de precios módicos, comparados con los de EE. UU.
Al respecto, Conecta Arizona, conversó con Vanessa, una mujer mexicana con residencia en Arizona, quien compartió que se ha realizado dos procedimientos estéticos en México. El primero de ellos fue en el año 2008, cuando se hizo una reconstrucción de senos, después de haber tenido a sus hijos. El escenario entonces, dijo, “era fatal”, refiriéndose a su cuerpo.
“Yo soy muy delgada. Entonces, me hicieron una cirugía para ponerme implantes, no grandes porque soy chiquita”. Así que pidió algo que fuera acorde a su estructura. El trabajo que le hicieron en un hospital de Monterrey, Nuevo León, le gustó.
“Pero tú sabes, que a los 10 años hay que cambiarlos, ¿no?”, continuó. Acudió de nuevo al cirujano plástico “y casi en el quirófano, le dije al doctor, “¿Sabe qué? I Changed my mind. Ya no quiero, me da terror la anestesia general”.
Pasaron 16 años de haberse puesto implantes, cuando decidió de nuevo realizarse otro procedimiento. “En 2002 me los cambié. Investigué primero. Mi esposo es médico y hablamos sobre los temas de sanidad, de tecnología, de las certificaciones y de la tecnología. Porque acá (en EE. UU.) los médicos de México, pues, tienen mala fama”.
Consulté a muchos médicos de Estados Unidos, en varios estados, fui a consultas y sé que hay muchos muy buenos, pero están familiarizados con la estructura de las gringas. Ellas son más cuadraditas; nosotras (se refiere a las latinas), somos con más curvas.
Reiteró que es muy delgada y que tenía cintura, pero quería tenerla más marcada y que le quitaran la cicatriz de sus cesáreas, que era de arriba para abajo, como un cierre. “Siempre me molestó esa cicatriz, era como un trauma. Hasta con unos jeans a la cadera se me alcanzaba a ver”.
Vanessa, de 54 años, tuvo recomendaciones de mujeres allegadas a ella de un cirujano plástico que ejerce en Ciudad de México. Por los trabajos que vio, supo que él no la iba dejar “cuadradona” y sí, muy bonita.
Acompañó a una amiga en el proceso estético y vio el Hospital Ángeles, conoció al cirujano, comprobó que cuentan con una unidad de cuidados intensivos, algo que había platicado con su esposo y que había sido un requisito para intervenirse, en caso de que se presentara una emergencia; visitó -al menos- cuatro cirujanos y se quedó con la opción que le recomendaron.
En su testimonio, Vanessa advirtió: Hay que checar muy bien, si el doctor está capacitado, que tenga todo en regla, sus certificaciones, sus licencias al corriente, ¡hasta en Google tienes que buscar! Porque estás poniendo en riesgo tu vida.
En su procedimiento le hicieron una abdominoplastia, que consiste en retirar el exceso de grasa (si la hay) y piel, con lo que le retiraron la cicatriz que la incomodaba. Le “amarraron” los músculos de la pared abdominal, dejando cintura pequeña y marcada y un abdomen duro.
También le hicieron el procedimiento Morpheus 8 con el que se estimula el colágeno y la elastina para apretar más la piel y olvidarse de la flacidez.
Vanessa recomienda que, si se hacen los procedimientos lejos de casa, se queden en un lugar cómodo y seguro para guardar reposo, recuperarse de la cirugía y darle seguimiento hasta que el médico indique el alta. “Eso es un no rotundo”, expresó.
Ella considera que tuvo información clara y suficiente para los procedimientos a los que se sometió y, de esta manera, no poner en riesgo su vida. Su investigación fue de más de un año, antes de entrar al quirófano: vio tres médicos en Huston, uno en Phoenix y uno en Ciudad de México.
Su opción se inclinó por el mejor trabajo que vio, la atención del cirujano y del hospital, la tecnología; el servicio de la enfermera que la atendía en donde se hospedó para hacerle las terapias de drenaje linfático y ultrasonido para la inflamación, y para reducir el dolor.
Sobre el costo del procedimiento estético comentó que, si las personas tienen plata para hacérselo y el tiempo, que se den el gusto. “Todas somos muy bonitas, pero gastamos más dinero en darle mantenimiento al carro, a la casa, a todo el mundo, porqué no regalártelo. Es tu cuerpo, pero siempre hay que tener el cuidado de hacerlo con alguien calificado”.
Para que la recuperación fuera más rápida, trabajó durante un año en su alimentación en vigilar niveles de colesterol, azúcar, triglicéridos y todo aquello que podría interferir los resultados del procedimiento. Señaló que, de nada vale hacerse una ‘lipo’ si no hay cambios.
Respecto a los costos para embellecerse, dijo que la diferencia entre México y Estados Unidos también es el costo; las cotizaciones que tenía eran de entre17 mil y 22 mil dólares, mientras que, sus procedimientos con el cirujano mexicano costaron 10 mil dólares, aparte de los boletos de avión y viáticos.
De momento, no ha considerado hacerse otro procedimiento. Sigue delgadita, con el abdomen plano, la cintura marcada y se puede poner bikini sin que se note la cicatriz de la cesárea. También tenía una hernia de ombligo que era abultada y quedó arreglada. Todo en una sola anestesia, en cuyo sueño entró al ritmo de la música que le gusta.
Otra de las conformidades con su cirujano es que siempre ha estado disponible en el teléfono y en WhatsApp. Se llama Luciano Ríos.
No a la “lipo”, por las complicaciones que puede acarrear
Sobre Paloma Nicole, la niña de 14 años que murió en una clínica privada de Durango, México, por complicaciones posteriores a un procedimiento estético, Vanessa opinó que es el resultado de que la haya practicado alguien sin el entrenamiento ni la certificación requerida.
Las recomendaciones de redes sociales y TikTok no son garantía; señaló. “Hay que checar todo. Tenemos una gran herramienta tecnológica y debemos saber usarla y aprovecharla a nuestro favor”.
Advirtió también sobre el peligro de que cualquier médico “te meta cuchillo”, y agregó que todas las cirugías son de riesgo, pero “la lipo” es lo menos recomendado. Su esposo médico -compartió- “Me dijo, hazte lo que quieras, menos una lipo, porque es una de las cirugías que puede tener más complicaciones”. Hay más riesgo de una trombosis, comentó.
“Si no te cortan la piel, engordas“
Otro caso de cirugías y procedimientos estéticos en Sonora, México, lo ha experimentado Romina Valdez, ella tomó la oportunidad invirtiendo sus recursos en pagos, lo que se conoce como “cundina”, para embellecer su cuerpo.
Ella viajó de Nogales a Hermosillo para realizarse un procedimiento que tuvo buenos resultados, recuerda, pero, tras una cirugía de emergencia -que no estaba relacionada con el procedimiento estético-, dejó su apariencia deseada en el pasado en poco tiempo. No obstante, lo que más recuerda fue que le dejaron los senos como los tuvo antes de la maternidad.
Hace cinco años, la entrevistada pagó alrededor de 50 mil pesos, lo que hoy serían 2 mil 500 dólares. “Fue muy barato”, aseguró.
El encargado de realizar la liposucción es un médico que ha viajado a Hermosillo manejando la tarifa que tiene en el Estado de México. En una semana interviene a una clienta tras otra, pero sin bisturí. “Hace procedimientos ambulatorios que son menos invasivos”, explicó Romina.
Antes te piden muchos estudios, todos los generales preoperatorios, otro estudio que no recuerdo cómo se llama, pero es para comprobar que no tengas quistes, pero no es mamografía; y la prueba del papiloma humano -que no sé para qué-. Te piden que vayas super desayunada, que hayas comido bastante azúcar y tienes que firmar que tienes toda la información y la responsiva de lo que te van a hacer.
El procedimiento es con una cánula, con la que te aspiran la grasa. Explicó. Es de las cirugías estéticas o procedimientos con menos riesgo porque no te cortan nada. En tres horas, máximo, ya vas para afuera. Es lo menos riesgoso, por eso vuelves a engordar, porque tu piel se queda donde mismo.
Romina recordó que la recuperación, para ella, fue muy dolorosa. “Arde mucho, porque, como te quitan la grasa que está entre tu piel y la carne, arde como si te rasparan por dentro. Al mes se te olvida, más si ves lo resultados”.
Su anestesia no fue general, explicó; no obstante, recordó que “hay quienes se quejaban, no se dormían completamente. Conocí a personas que se quejaban porque tenían mucho dolor”.
Agregó que la recuperación es de alrededor de un mes. La paciente se somete a masajes linfáticos, usa una faja y medias de compresión. La entrevistada considera que tuvo información clara; firmó muchos documentos antes de que le hicieran el procedimiento en una clínica de Hermosillo, que tiene ciertas licencias (omitió el nombre).
“En tres horas te dan una arreglada, vienen muchas mujeres de Estados Unidos porque es mucho más barato que allá, además, este doctor está bien modernizado, tiene fama de atender a varias artistas”.
Romina llegó a este procedimiento por medio de unas cundinas que hace una mujer de Sonora, quien se ha sometido a varios tratamientos, “no sé ni cómo llegué a ella, me sedujo y ya. Tenía una lana, le di un anticipo cuatro meses antes de llegar con el doctor; estaba delgada y no la pensé mucho para darme una tuneada”.
Recordó que también venían muchas mujeres de Tucson y de otras ciudades de la frontera. A los tres años, compartió, varias de ellas han regresado a darse otra arreglada estética porque se confían y suben de peso nuevamente.
Lo último que le han ofrecido es que el médico realiza otros procedimientos para arreglar la papada por medio de lipo; la grasa que quita de ahí la pasa a los labios, y una bichectomia, que consiste en quitar la grasa de las mejillas para hacer el rostro más estilizado, por alrededor de diez mil pesos, unos 595 dólares.
No considera otra cirugía estética… Pero quién sabe
Un tercer testimonio sobre procedimientos estéticos en México, es el de Laura, quien vive en California y viajó a Tijuana para levantar y embellecer sus glúteos hace un año.
Con anterioridad se había levantado los senos, así que regresó con el mismo cirujano. Recordó que no tuvo complicaciones, pero sí duró alrededor de nueve meses su recuperación.
En la segunda cirugía no quedó muy contenta con el resultado, señaló, porque esperaba que sus glúteos fueran más grandes, perdió grasa y para tener los resultados deseados tendría que operarse de nuevo, algo que no considera de momento… “Pero quién sabe”.
Los riesgos de las cirugías y procedimientos estéticos son medidos por quienes tienen el interés para practicárselos. “La plata” es un tema importante, pero, si encuentran la forma de pagar su embellecimiento por partes, se les facilita más tomar la decisión.
Nuestras entrevistadas saben de las personas que han fallecido por complicaciones postoperatorias en México, pero confían en el buen juicio de los cirujanos y en sus decisiones. También esperan que el cuerpo, al que le agradecerán mejorando su apariencia, sea un buen aliado.
*Los nombres de las personas entrevistadas fueron cambiados por solicitud de ellas para compartir sus testimonios.