
Se prendió el debate en Hermosillo por la funcionalidad y/o las complejidades del puente peatonal que tuvieron a bien construir entre la Universidad de Sonora y el Hospital General para cruzar el bulevar Luis Encinas, uno de los más transitados de la ciudad y donde inexplicablemente al Toño Astiazarán no se le ha ocurrido instalar ‘camaritas fotomultáicas’, con lo que está desaprovechando una ventana de oportunidad formidable, ya que en esa rúa tendría un mercado potencial gigantesco.
El Zancudo, siempre presente en los mejores debates, a codazos se abre paso entre el abigarrado enjambre de ingenieros en movilidad urbana para hacer algunas propuestas totalmente inviables y que no van a resolver nada, pero considerando que esas son las principales premisas para el desarrollo urbano -ya ven las casitas del bienestar-, tienen grandes posibilidades de ser convertidas en realidad.
La primera de ellas es instalar una tirolesa desde la escuela de Medicina de la Unison hasta el Hospital Universitario, que vendría a matar varios pájaros de un tiro. Resolvería los problemas de movilidad de cientos de jóvenes pasantes que diariamente van y vienen entre uno y otro edificio, pero también el de otros estudiantes, peatones comunes y pacientes que además, viajarían muy seguros, no de evitar un accidente, sino de que en caso de pegarse un putazo, rápidamente serían atendidos allí mismo por los estudiantes de Medicina, lo cual a su vez les serviría de práctica profesional con valor curricular.
Como deporte de alto riesgo, la tirolesa tendría desventajas ante el puente peatonal, donde se ofrecen emociones más fuertes, como ser asaltado por algún malandro, acosada por vaya usted a saber quién u orinada por un indigente con incontinencia urinaria no atendida en el hospital.
En aras de la inclusión y para no dejar a nadie fuera, la tirolesa deberá contar con arneses especiales para personas de la tercera edad y/o con alguna discapacidad.
La otra propuesta no parte de cero. Ya existe un borrador que debe andar por allí entre los archivos del senador Damián Zepeda, pues fue una propuesta que hizo cuando compitió por la alcaldía de Hermosillo y que, con algunas modificaciones podría ser adecuada para el tema que nos ocupa.
Dicen que esa propuesta le costó la alcaldía, pero en realidad, como en política se trata siempre de un ganar-ganar, en realidad le valió la dirigencia nacional del PAN, la toma de distancia respecto al padrecismo que lo dejó colgado de la brocha cuando López Caballero apoyó más al Maloro Acosta que a él, y ya ven donde anda ahorita, en el mismísimo senado de la República.
Se trata de un teleférico que de acuerdo a la propuesta original bajaría -y subiría, obvio- desde y hasta el cerro de la Campana cruzando prácticamente toda la ciudad. Para el caso que nos ocupa, el proyecto sería más modesto.
Bastaría con que la doctora Dena María Camarena le diera a su cuerpo alegría y cosa buena, poniéndose las pilas en este asunto en el que ha permanecido más bien ausente, y nos cediera su oficina en el edificio principal de Rectoría, para instalar allí la Terminal Uno, que iría hasta la Terminal Dos en el Hospital Universitario y seguiría hasta la Terminal Tres en Liverpool, porque tampoco se trata nomás de enfermarse, sino también de fomentar el shopping de alto pedorraje hoy tan de moda. En una segunda etapa, podría inaugurarse otra línea que llegara hasta el Seven y la Tropiconga en la Ruta Norte, y La Verbena y el Club Obregón en la Ruta Sur que, júrenlo, desde la Uni tendrían los aforos al tope todos los días.
Aquí dejo, a consideración de las autoridades correspondientes estas propuestas, nacidas con la misma voluntad y espíritu con el que se diseñó y ejecutó el polémico puente peatonal, es decir, para resolverle los problemas de movilidad a los automovilistas, no a los peatones.
II
En asuntos serios, una lucecita de esperanza ha aparecido para la señora Verónica Berenice Palma Lizárraga, cuyo caso expusimos en un despacho anterior hace algunos meses.
Ella era capturista en la Secretaría de Salud, de donde fue despedida sin protocolo alguno. Y hablamos no solo de los protocolos que usualmente se siguen en casos de despido, sino que la señora vive con una discapacidad auditiva (sorda) y ni siquiera le facilitaron un intérprete de señas.
Esto fue hace ocho años y en la Secretaría no tuvieron el más mínimo miramiento para dejarla sin empleo, cuando ella es madre soltera y el sostén de su hijo, además que debe velar por su padre enfermo y afrontar la deuda por su vivienda.
Todos estos años, la señora se ha enfrentado con el mito de la justicia pronta y expedita, pues la Secretaría no había presentado una sola propuesta que en el Tribunal de Justicia Administrativa desahogara el asunto, en el que subyace la gran ironía de que la parte patronal, en este caso la Secretaría de Salud es una de las principales autoridades contempladas por La ley para la Inclusión y Desarrollo de Personas con Discapacidad, por lo que su obligación de respetar y defender sus derechos es doble.
Afortunadamente, ayer hubo por primera vez una respuesta formal por parte de la secretaría a cargo de José Luis Alomía Zegarra para ajustar los términos de una conciliación. Esperemos que por fin, la justicia llegue para Verónica.
III
En la sección para hacer enojar a los agoreros del desastre, paso a decirles que de acuerdo con el Inegi, hace 20 años que no se tenía una tasa de desempleo tan baja en Sonora como este 2025; la cifra más baja fue en 2023 y alcanzó el 2.6% y en el segundo trimestre de este año fue de 2.5%.
Más allá de la abstracción de los números, en lo concreto lo que reflejan es que hay más empleos, mejor pagados y que hay políticas públicas y programas como el Plan Sonora de Energía Sostenible que se traducen en más desarrollo económico y más oportunidades, lo que también se refleja en la reducción de la pobreza laboral según el Inegi.
Y conste que esto no es un paisaje del paraíso, pues por todos lados nos siguen lacerando las estampas de pobreza, marginación y carencias, pero las cifras y los datos indican que se están rompiendo estándares que en los últimos 30 años permanecían estancados, cuando no iban a la baja.
Por cierto, ayer anduvo en Hermosillo el director nacional de Infonavit, Octavio Romero Oropeza para supervisar el polémico tema de las viviendas para trabajadores con menores ingresos, un programa que en Sonora proyecta construir casi 34 mil casas en Hermosillo, Guaymas, Agua Prieta, Álamos, Caborca, Cajeme y San Luis Río Colorado.
Un programa que ha generado polémica, pero sobre el que están atentos tanto en el gobierno estatal como en el federal, de tal manera que junto a Romero Oropeza estuvieron en Hermosillo también la titular de Sedatu, Edna Vega Rangel y el de Conavi, Rodrigo Chávez Contreras.
Como se sabe, hay cuestionamientos sobre todo de los agremiados a la CTM acerca del programa, pero en este encuentro se consolidaron algunos acuerdos para la edificación de viviendas adecuadas y las vías de acceso de los trabajadores a las mismas, así como otros temas no menos importantes como es el de rescate de casas abandonadas para su asignación a población vulnerable.
Sin duda un tema que dará material para muchos enfoques, sobre los que estaremos pendientes.
IV
Con el sello de la casa, la innovación sustentable el alcalde Antonio Astiazarán entregó ayer 25 unidades recolectoras de basura 100% eléctricas; Hermosillo cuenta ya con la flotilla única y más grande del país integrada por este tipo de vehículos.
La operación de estas unidades permitirá un ahorro de 22 millones de pesos al año, recursos que podrán invertirse en otras obras como iluminación o rehabilitación de calles.
Junto a las unidades se entregaron 245 paneles solares y 13 súper cargadores eléctricos para abastecerlas en minutos; a diferencia de los vehículos a diésel, estos no contaminan ni con emisiones ni con ruido.
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