Extraordinarios los tres primeros episodios de la serie Marcial Maciel: el Lobo De Dios (HBO Max, Warner Bros. Discovery). Por la precisión con que cuentan esta gran historia, la calidad, lectura, producción, documentación, recreación, dramatización. Dirigida por Matías Gueilburt, producida por Sebastián Gamba, la serie es una constancia del apocalíptico derrumbe de un personaje que creyó tener a la iglesia católica a sus pies, al Vaticano incluido, y terminó destruido a partir de los testimonios de un puñado de hombres que corrieron más riesgos de los que el sentido común habría indicado, y que hoy saben que acertaron cuando era históricamente crucial acertar. Tres de ellos, víctimas juveniles del poderosísimo fundador y líder de los Legionarios de Cristo, participan en la serie: espléndidos cuando desvelaron los crímenes sexuales de Maciel hace 28 años, espléndidos hoy: José Barba, Juan José Vaca, Alejandro Espinosa. Notable, ponderada, es la reflexión de la ex Regnum Christi, Elena Sada. Y el análisis del especialista Fernando González y los periodistas Emiliano Ruiz Parra, Carmen Aristegui y Raúl Olmos. Pocos personajes del poder han terminado siendo derrotados tan catastróficamente como el padre Maciel. Nadie en la serie llora una lágrima por él. Y creo que nadie la llorará por un criminal sexual, abusador multidimensional, demolido por unos hombres valientes, hoy octogenarios, héroes de la vida real.
