El designado para presidir la comisión de la reforma electoral contó a MILENIO sobre la nula independencia de los órganos electorales y cómo ha sido la dominación histórica bajo acuerdos políticos.
Víctor Hugo Michel
Contiene “mezclas ridículas” que deben ser corregidas: así, lapidario, Pablo Gómez se refiere a la necesidad de refundar un sistema e instituciones a las que considera agotadas, cooptadas por camarillas políticas, repleto de inconsistencias y hasta con deformaciones autoritarias.
—¿Hasta dónde los cambios, Pablo?
—“Hasta dónde podamos”.
Las opiniones son de Gómez, fiel a su estilo recio, de confrontación, naturaleza crítica emanada de sus tiempos en el Partido Comunista.
Recién designado como encargado de la comisión que dará forma a la más ambiciosa reforma electoral del país desde los tiempos de Jesús Reyes Heroles, se dice contento del nuevo encargo, quizá el colofón a una carrera política que ha transcurrido por más de medio siglo.
Crear un verdadero instituto nacional de elecciones, desaparecer los OPLES, debatir la obligatoriedad del voto, reestructurar y reducir a los partidos, acotar el financiamiento público y privado, enfrentar el dinero sucio en campañas, fortalecer derechos ciudadanos y hasta encarar al narcotráfico: ninguna idea está fuera de la mesa en un proceso en el que Gómez dice que el gobierno está dispuesto, más que a dictar, a escuchar las opiniones de la ciudadanía para construir el siguiente sistema electoral del país.
Esta es parte de su entrevista con MILENIO.
—De repente suena más a reforma del Estado que a electoral, don Pablo
—“Pues ojalá pudiéramos. No se ha planteado de esa forma, pero hay que llegar hasta donde haya que llegar. ¡Si acaso se presenta la coyuntura, sería muy interesante ver hasta dónde!”.
—¿Está agotado el sistema electoral?
—“Sí. Es un sistema ya viejo en sus bases fundamentales que ha sido modificado paulatinamente en detalles. Finalmente, lo fundamental, es que el ciclo de la representación del pueblo y la efectividad del sufragio ya terminó. “El país ya cambió. El nivel de participación y conciencia popular dio un salto en el 2018 y ese salto tiene que expresarse también en el sistema electoral. Los sistemas electorales no son eternos, excepto en Inglaterra y también Estados Unidos.
—¿Y los partidos?
—“El sistema de partidos tiene que modificarse porque hemos hecho una relación entre poder-partidos-gasto público muy insana. No estamos financiando la actividad democrática. Estamos financiando a camarillas políticas que deberían financiarse por sí mismas. “¿Por qué tienen que ser los contribuyentes? ¿Todo el tiempo, todos los días, permanentemente hay que financiar actividades que no sabemos qué son, para qué son?”
—De cara a la discusión de la comisión de reforma, ¿ve la posibilidad de que se generen condiciones para que sea más fácil para los ciudadanos independientes acceder al poder?
—“Eso tiene que ser definido por el pueblo, no tiene que ser definido en la ley. Lo que sí tenemos que garantizar es el derecho de asociación política y defenderlo, ya que es un criterio de libertad importantísimo, pero no de monopolio político. ¿Por qué fracasaron las candidaturas independientes? Pues porque los pusieron dentro de un marco en el que son irrelevantes y no tenían ninguna posibilidad. “Si los sacamos de ese marco y los ponemos en una forma de representación popular donde los independientes puedan jugar igual, como si fueran un partido solamente para una vez, nada más, sería como el partido de los independientes o de los no partidistas. Pero tienen que tener programa, tienen que tener una mínima estructura.
—Pero la figura del partido está crujiendo, ¿no cree? Y eso le está abriendo la vía a personajes de corte extremo. El partido era el dique que evitaba la llegada de radicalismos al poder. Ahí está Trump o Milei.“Quiero hablar de los ejemplos que hemos visto en varias partes del mundo, pero no tomemos a los extremistas como un pretexto, porque mira, el colmo del sistema de partidos mexicanos es el PRI, que empezó a pudrirse con (Carlos) Salinas. Cuando el PAN aceptó el fraude de Salinas y dijo que era ilegítimo ese presidente, pero que podía con sus actos legitimarse, ahí empezó todo. Y la tranza que hicieron con Diego Fernández Ceballos.”Ahí empezaron un proceso en que se iban aproximando, no diferenciándose, en el fondo. Su planteamiento era igualmente neoliberal. Y tronaron juntos. La alternativa contraria al neoliberalismo fue la que triunfó. Porque además el neoliberalismo se hundió en el mundo. Entonces, sí, hay colapsos de los sistemas de partido, pero no todos son iguales ni tienen que ver con una regularidad mundial”.
Pablo Gómez resaltó la garantía del derecho de asociación política. (Foto: Araceli López)
—¿Cómo los ve en un futuro, a los partidos? (Responde con preguntas)
—“¿Cuánto es el financiamiento de un partido? ¿Cómo debe ser un partido? ¿Un partido debe ser un partido de grandes estructuras burocráticas? ¿Los dirigentes partidarios necesitan staffs gigantescos, como si fueran funcionarios públicos? No, no creo”.
—Uno de los fenómenos que llevó a la crisis de los partidos fueron las redes sociales. En esta nueva estructura y configuración electoral, ¿se les va a regular? Finalmente pueden encumbrar o destruir a candidatos.
—“Pueden en ciertas circunstancias, y sí, las redes sociales al principio en cierta forma provocaron algunas revoluciones populares, como en los países árabes (pero) las redes sociales son un instrumento, no son un contenido. “No son responsables ni de movimientos progresistas ni de reacciones conservadoras. Es, ¿quién las usa, cómo, quién las utiliza? ¿Qué se convoca a través de ellas?”.
—Pero también son producto y propiedad de empresas privadas con intereses particulares
—“Sí, pero Google no dice qué debe decir el usuario. Tienen sus propios límites y no determinan la manera en que las corrientes de opinión se pueden expresar, cuando estas son verdaderamente populares. “Lo que sí vemos con mucho desagrado, pues son los sistemas de reproducción de mentiras y de calumnias y de leperadas. Nosotros no estamos pensando en persecuciones de cuestiones derivadas de la libre difusión de las ideas”.
—¿Qué papel le vería al gobierno federal en la organización de las elecciones en un nuevo esquema? ¿Uno de mayor intervención?
—“El gobierno no quiere intervenir en los órganos electorales ni administrativos ni judiciales. Lo único que yo expongo es que los órganos electorales mexicanos nunca han sido independientes. Eso fue un cuento. Los órganos se repartían en los partidos. A cada partido le tocaba uno, le tocaban dos. “El presidente de la República nombraba al presidente del Instituto (Federal Electoral). Sin duda. A (José) Woldenberg lo nombró el presidente (Ernesto Zedillo). A todos los nombraba el presidente en turno. Y luego los partidos según su fuerza, según la relación que tenían se ponían de acuerdo y finalmente el PRI era el que ganaba. Era un sistema de farsantes.
—Y ahí la pregunta sería, ¿cómo poder llegar realmente a la ciudadanización de los órganos electorales? ¿Voto directo en la selección de consejeros?
—“Esa es una propuesta, pero estamos abiertos a otras”.
—¿Ha escuchado alguna otra aparte del voto directo?
—“Hasta ahorita no. Pero nosotros no vamos a detener este impulso popular tan maravilloso que ha habido en los últimos años en México. No tenemos derecho. Entonces hay que hacer las reformas.”¿Cuál es el mejor método? Pues ya hemos intentado por lo menos dos, el del conciliábulo, la tranza, que fue terrible y el de la insaculación. Bueno, también está el de la votación. Hay que ver cuál.
El designado de la comisión para la reforma dijo que la supuesta independencia de los órganos electorales fue una simulación. (Foto: Araceli López)
—¿Habrá debate en torno a la reforma?
—“Todos los que se oponen a esta convocatoria al debate quieren que todo siga igual. Aquí hay una convocatoria no sólo al debate, sino a que la gente se exprese a través de los medios, libremente y sin ninguna restricción. Y vamos viendo y vamos escuchando. Nosotros no queremos que nos escuchen, queremos escuchar.”
—Nuestra tasa de votación oscila entre el 60 y 65%. ¿Se ve la posibilidad de hacer que el voto sea realmente obligatorio, como en algunos países de Sudamérica?
—“Ojalá entremos también a este debate. Está en el temario. La efectividad del sufragio, qué implica, pues también su obligatoriedad y todo. “Es bueno hacer un examen de esta situación porque somos miembros de una república todos, los y las mayores de 18 años y ser ciudadano y ciudadana representa también tener no solo derechos, sino también algunas obligaciones. “Es una obligación cívica. Justificada. Entonces, la obligación de votar implica también el derecho de abstenerse, pero yendo a votar”.
—Usted es un crítico del concepto del distrito. Dice que no existe. Que es una ficción.
—“Naturalmente. El invento del distrito es británico. Acabamos de ver una lucha en Texas en donde están manipulando el mapa de los distritos con el propósito de acumular votos republicanos y que los republicanos ganen más distritos. Aquí en México se ha hecho igual, siempre se ha hecho así. Ha habido manipulación de los distritos.”
—¿Y cómo abordar el tema del financiamiento de los partidos políticos?
—“Bueno, el financiamiento privado está abierto en el sentido de que nadie puede dar a un partido más que lo que la autoridad determine según cierto criterio. Se puede restringir aún más ese criterio. “Nos podemos acercar más a (Bernie) Sanders, senador de Vermont en Estados Unidos que no recibe aportaciones mayores de 15 o 20 dólares y junta en sus precampañas millones de dólares, pero Wall Street no le da un solo centavo. Otra opción es que los partidos siempre tendrán la opción de cobrar cuotas a sus miembros”.
—¿Y el dinero que está por debajo de la mesa?
—“Ahí está la cosa. Muchos hablan del financiamiento del narcotráfico, ¿no? Pero nunca llegan a nada concreto en sus denuncias. En cambio, sí tenemos muchísimos casos en los cuales los narcotraficantes no le dan dinero a los gobernantes, sino que les cobran. “Y de eso tenemos muchísimos casos y muchísimas situaciones. Mucho más que denuncias sobre posibles recursos procedentes del narco para financiar campañas”.
—Oiga, pero también es potencialmente lucrativo para las propias organizaciones criminales tratar de tener a los funcionarios bajo su propio control
—.“No, no”.
—Pero antes de que me debata escuche la pregunta. No es nada más decir que los están extorsionando, sino que también podrían ayudarlos a ser electos. La operación que acabamos de ver en el estado de México, Enjambre, por ejemplo, por poner un solo ejemplo ahí, muestra a funcionarios coludidos con el crimen
—“Pues sí, pero más que coludidos están bajo las órdenes de estos y les dan dinero a los narcos y ponen servidores públicos que los narcos proponen”.
—Claro, pero es control también puede iniciar desde antes, desde una campaña electoral.
—“Puede ser. A ver, no niego que pueda venir desde antes cuando hay una campaña, no lo niego. Pero ese no es el fenómeno dominante. Lo que se ve, lo que se siente, no es eso.”
—Entonces déjeme plantearlo así: si bien bajo este argumento no es el dinero del narco el fenómeno dominante, ¿y el del empresario, o el poder fáctico, el que se le da al candidato a cambio de prebendas? ¿Cómo controlar eso?
—“La compra de votos siempre fue financiada con gasto público, no con gasto privado. Los ricos le han dado dinero a los candidatos para que hagan campaña, tengan aparatos, anden en avión, en convoyes, con guardaespaldas y con no sé qué, con no sé cuánto. Para sus gastos operativos, pues. “Pero el dinero para comprar votos requiere de una estructura de origen público preestablecida y de un reparto también de origen público con instrumentos de origen público.
Pablo Gómez señaló que hay incongruencias en el sistema con la realidad política de México(Foto: Araceli López)
—¿Y el futuro del INE?
—“Siempre se puede mejorar, el Instituto que tenemos trabaja intensamente horas extras con pago y sin pago muy fuertemente un año cada tres y los otros dos se la pasa a toda m… porque no hay elecciones. Pero el aparato es el mismo. Lo grande del aparato. Es en la misma dimensión”.
—¿Y qué papel le ve a los OPLES?
—“Tenemos duplicación con el estatal y el comité distrital. Doble. En cada distrito tenemos dos. Hay más de dos porque hay a veces más distritos que los que debería haber, con juntas ejecutivas distritales federales, juntas ejecutivas distritales locales. Además del órgano estatal y federal. “¿Por qué tenemos esa duplicidad? Hay casillas únicas en las elecciones. De un lado, se vota lo federal y del otro lado, lo local. La organización tiene cosas comunes, la capacitación debería tenerlas también. El PREP, también. ¿Por qué no se hace al mismo tiempo? Sería más lógico un órgano en donde los cómputos también pudieran ser en el mismo sitio.
—¿Es terminar con la mezcla INE-OPLES?
—“Si vamos a tener un sistema de elecciones locales con autoridades locales, tribunales locales, va. Cada quién. O vamos a tener un sistema nacional. Pero no podemos tener esta mezcla ridícula“.
—A diferencia de lo que pasó en el proceso de la reforma judicial, cree que en esta ocasión la oposición sí va a participar en los debates?
—“No lo sé, no quiero aventurarme ahí”.
—¿Los invitaría?
—“Creo que es algo que no puedo decir. No lo voy a decir.”
—¿Su pecho es bodega?
—“No, no. Ellos tienen la libertad y la comodidad de hacerlo. Nosotros buscamos el debate, no contra nosotros, sino entre ellos, entre todos los partidos, entre todos los especialistas, entre los llamados expertos, entre los inexpertos, entre los iniciados y los neófitos”.
—¿Cuáles son las principales incongruencias qué ha detectado en el actual sistema electoral?
—“Uno: el sistema de representación es incongruente con la realidad política de México. Tenemos que cambiarlo. “Dos: el sistema de la autoridad electoral, esta mixtura espantosa que además tiene una cúpula que se nombra por reparto en la Cámara de Diputados.”Tres: La existencia de órganos electorales que no son independientes en los estados y que son dependientes del órgano electoral administrativo y del tribunal federal. ¿Para qué sirve un magistrado local? Pues no se sabe.”Cuatro: El sistema de comunicación política. A ver, no se puede hacer un debate entre partidos en la lucha política con 10 segundos.
