Mexicali, BC. El aprovechamiento sustentable de la vida silvestre equivale a un manejo técnico basado en criterios ecológicos, legales y sociales, no a la explotación indiscriminada, advirtieron el director general de Vida Silvestre de la SEMARNAT, Fernando Gual, y el director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México, José Carmelo Zavala.
Destacaron el rescate del cóndor de California, del lobo mexicano y el berrendo peninsular en la Sierra de San Pedro Mártir, además de los avances en el cultivo de la totoaba en el Golfo de California y de cactáceas endémicas en el Altiplano de México.
Se trata de una oportunidad estratégica para la conservación y el desarrollo sustentable, dijo Zavala Álvarez, los pueblos originarios ofrecen un ejemplo invaluable, pues su cosmovisión se basa en la pertenencia y el respeto hacia la naturaleza, en contraste con la visión occidental de dominio.
Zavala ejemplificó a México como centro de origen del maíz, cuya diversidad genética —presente en especies silvestres— ha sido la base para alimentar a buena parte del planeta, lo que obliga a protegerla frente a modificaciones que amenacen su integridad.
En el Seminario Permanente para el Desarrollo Sustentable, destacó casos emblemáticos de Baja California y otras regiones donde la intervención humana ha logrado revertir riesgos críticos para la biodiversidad, entre ellos los programas de reproducción y conservación que permitieron recuperar al cóndor de California, al lobo mexicano y al berrendo peninsular, además de lograr avances en el cultivo de la totoaba.
Sin embargo, consideró, persisten desafíos graves, como la situación crítica de la vaquita marina, cuya protección requiere acciones urgentes y coordinadas.
El aprovechamiento de la vida silvestre no solo implica su comercio, sino también el valor del paisaje, la observación y la preservación de especies clave para los ecosistemas.
El director general de Vida Silvestre de la SEMARNAT, Fernando Gual Sill, enfatizó que la conservación tiene un solo objetivo: la supervivencia de las especies y para lograrlo es necesario emplear herramientas como el manejo in situ y ex situ, y un enfoque integrado que conecte ambas estrategias.
“No se trata simplemente de proteger, sino de restaurar los lazos vitales entre humanos y naturaleza, combinando ética, ciencia y participación comunitaria”, explicó.
La asesora técnica del CIGAMX, Jessica Castañeda, abordó un aspecto crítico: el estigma que pesa sobre prácticas ancestrales como la caza o recolección de ciertas especies. Pareciera que algunas especies son más ‘cazables’ que otras, como si existieran niveles de valor, estética y belleza, señaló, alertando sobre visiones fragmentadas que afectan la conservación.
Fernando Gual complementó esta visión aclarando que el aprovechamiento sustentable no equivale a explotación indiscriminada, sino a un manejo técnico basado en criterios ecológicos, legales y sociales. Puso como ejemplo la reproducción controlada de la biznaga gigante, planta amenazada cuya comercialización ilegal ha sido contenida mediante viveros certificados.
El subdirector del CIGAMX, Luis Gerardo Domínguez, destacó que las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs) representan un modelo viable para el desarrollo rural sustentable.
Estas unidades permiten que comunidades, ejidos y pequeños propietarios participen activamente en la protección y uso racional de la biodiversidad. “El aprovechamiento responsable puede convertirse en una herramienta de conservación comunitaria, desarrollo local y valorización del conocimiento tradicional”, afirmó.
Fernando Gual complementó esta idea al señalar que en México existen más de 15 mil UMAs registradas, que protegen millones de hectáreas fuera y dentro del sistema de Áreas Naturales Protegidas, lo que las convierte en ejemplos vivos de la conservación sostenible.
Además compartió dos ejemplos destacados. El primero, en el Altiplano mexicano, donde comunidades han adoptado prácticas agroecológicas para el cultivo sustentable de cactáceas endémicas, lo que ha reducido la extracción ilegal y favorecido la conservación.
El segundo es la reintroducción del Cóndor de California en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, un esfuerzo binacional con Estados Unidos que ha logrado repoblar con éxito el hábitat de esta ave mediante manejo especializado y monitoreo constante. Este proyecto ha sido reconocido internacionalmente como un modelo de conservación efectiva.
La conservación es un compromiso colectivo que no puede recaer exclusivamente en el Estado o las ONG. “O nos ponemos de acuerdo entre todos, o la conservación no va a funcionar”, advirtió.
ENLACE: La Jornada – Aprovechamiento sustentable de vida silvestre se logra con criterio ecológico: Expertos