Por: Paul Contreras Corona
Perote, Veracruz.– A los 12 años, Jonathan Rafael Moratilla Narváez comenzó a trabajar en una bloquera de la región, como muchos niños y adolescentes en México que se incorporan tempranamente al mercado laboral. Ocho años después, un accidente casi le cuesta ambos brazos al ser atrapado por una máquina revolvedora de tepecil.

El accidente ocurrió en abril de 2025 y fue presenciado por su padre, Rafael Moratilla de Vitorio, quien relató cómo encontró a su hijo con más de medio cuerpo dentro de la máquina. “Lo que hice fue sacar la revoltura para descubrirle la cara, porque estaba más de medio cuerpo adentro… sí lo jaló la máquina”, recordó.
La madre, Amparo Narváez Flores, compartió que en el momento en que fue trasladado al hospital, “sentí que se me cayó el mundo entero”. Desde entonces, Jonathan ha sido sometido a múltiples cirugías en el Hospital General de Perote, donde especialistas han logrado salvar parte de sus extremidades.
Condiciones laborales sin seguridad ni seguro médico

Jonathan afirma que en la bloquera no contaban con seguro social ni equipo de protección. “Si te lastimas, ya es cuenta propia. Nomás lo que te ayuda es el patrón con medicamento, pero asegurado no estás… en ninguna bloquera”, dijo.
Según Juan Martín Pérez García, coordinador de la asociación civil Tejiendo Redes Infancia, muchas de estas empresas operan en la informalidad, sin protocolos de seguridad ni permisos de Protección Civil, y en algunos casos, con respaldo de “dinámicas de corrupción ante lo municipal”, entregando pagos ilegales para evitar inspecciones.
“Están operando en condiciones de clandestinidad, y obviamente los niños y jóvenes en estos espacios están en indefensión total”, advirtió Pérez García.
Aumento del trabajo infantil en México

De acuerdo con datos del INEGI, entre 2019 y 2022, la cifra de niñas y niños trabajando en México creció de 3.2 millones a 3.7 millones, reflejando un incremento preocupante en la exposición de menores a trabajos de alto riesgo como el de las bloqueras.
En el caso de Jonathan, su recuperación ha implicado un gasto constante en insumos médicos que su familia costea por completo, luego de que el patrón suspendiera la ayuda económica al considerar “exageradas” las lesiones. Una sola gasa especial para su curación puede costar hasta 900 pesos.
Impunidad y corrupción en litigios laborales

Para la defensa de los derechos de la infancia, iniciar una demanda contra la empresa es un reto casi imposible. “El nivel de corrupción de las juntas laborales es tan alto que los juicios duran años y casi siempre las resoluciones favorecen a las empresas”, señaló Pérez García.
Mientras tanto, en las más de 100 bloqueras que operan en los alrededores de Perote, trabajadores —muchos de ellos menores de edad— continúan laborando por un pago promedio de 400 pesos diarios, sin las mínimas condiciones de seguridad, exponiéndose a accidentes graves como el de Jonathan.

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