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México está sentado sobre una de las reservas más grandes de litio del mundo. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), el país ocupa un lugar destacado en el ranking global de reservas de este metal, esencial para la fabricación de baterías y la transición hacia energías más limpias. Sin embargo, la realidad es que el litio mexicano sigue siendo solo un sueño guajiro, una promesa no materializada que podría generar riquezas, pero que hoy está atrapada en un limbo político, legal y social.
Aunque las reservas de litio en México son vastas, su extracción está muy lejos de ser una realidad. Se necesitan al menos 8,500 millones de dólares en inversión para que el país logre explorar y eventualmente explotar este recurso, lo que lo posiciona como un gigante dormido en medio de un mercado global en expansión. Mientras México sigue con los brazos cruzados, países como Australia y Chile están aprovechando sus propios recursos, con industrias del litio que representan más de dos puntos de su Producto Interno Bruto (PIB). Esto coloca a México en una encrucijada: rico en reservas, pero sin una estrategia clara ni un proyecto en marcha para capitalizar su fortuna mineral.
¿Por qué México no está aprovechando su litio?
Uno de los principales obstáculos para la explotación del litio mexicano radica en su prohibición de la minería a cielo abierto, un modelo que muchos países productores de litio ya han utilizado con éxito. Aunque existen estudios y análisis que indican que la minería a cielo abierto podría ser rentable en México, el marco legal actual impide esta práctica. Además, el gobierno ha puesto en pausa muchos de los proyectos de exploración, a pesar de que en 19 estados mexicanos se han identificado posibles yacimientos de litio.
El caso más emblemático es el de Baja California, donde la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está realizando algunos estudios sobre salmueras residuales, pero aún no se ha avanzado de manera significativa. Mientras tanto, en otras regiones, las concesiones mineras continúan en disputa, como ocurrió cuando una firma china fue despojada de sus derechos sobre el litio en 2022. A pesar de los intentos por avanzar en la industria, la falta de claridad y acción del gobierno mexicano sigue siendo el principal freno.
Litio, crimen y tierra de nadie
El panorama se complica aún más con el oscuro panorama del crimen organizado. Según el periodista Jesús Lemus, en su libro La guerra del litio, diversos grupos del crimen han comenzado a desplazar a los habitantes de zonas ricas en litio. El gobierno, asegura Lemus, no ha reconocido oficialmente varias de estas zonas de alto potencial, lo que deja el campo libre a los cárteles que, por ahora, parecen tener el control de territorios que podrían ser clave en la futura explotación del litio. Aunque la explotación de estos recursos tomaría décadas, el dominio del terreno por parte del crimen organizado es una amenaza inmediata para cualquier intento de industrialización del litio en México.
El mercado global del litio: un tren que pasa de largo
La industria global del litio está experimentando un auge sin precedentes. En 2024, la producción de litio alcanzó las 240,000 toneladas, un 18% más que en 2023, y se espera que esta cifra continúe creciendo a medida que la demanda de baterías para vehículos eléctricos, dispositivos electrónicos y almacenamiento de energía crezca. Sin embargo, expertos advierten que el mercado podría enfrentar un exceso de oferta en los próximos años, lo que dificultaría el ingreso de nuevos actores a una industria que ya está saturada en ciertos aspectos.
Este es otro reto para México, que parece seguir rezagado frente a la competencia. Además, las políticas de Donald Trump, que favorecen los combustibles fósiles, han tenido un impacto negativo en la industria de los vehículos eléctricos, con una caída en las ventas en 2024. Esto podría dificultar aún más la expansión del mercado del litio a nivel global, y por ende, limitar las oportunidades de México para formar parte de él.
Conclusión: El litio mexicano, ¿una esperanza o un mito?
El litio de México es, sin duda, una de las riquezas más grandes y olvidadas del país. Aunque las reservas de litio en México colocan al país entre los primeros del mundo, la falta de voluntad política, las disputas legales, la inseguridad en algunas zonas y la falta de inversión necesaria para iniciar su explotación lo han dejado fuera de la industria global del litio. En un mundo que cada vez demanda más este recurso, México sigue siendo un espectador pasivo de un tren que avanza a toda velocidad, mientras las oportunidades se desvanecen.