La demanda de secreciones del sapo del Desierto de Sonora, fuente de 5-MeO-DMT, amenaza su supervivencia. Científicos piden usar alternativas sintéticas.
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A simple vista, el sapo del Desierto de Sonora parece uno más: gordito, verde, con manchas marrones y unos intensos ojos dorados. Pero esconde un secreto fascinante: secreta un potente compuesto psicodélico desde unas glándulas especiales en su piel. Sin embargo, lo que antaño era un mecanismo de defensa, hoy se ha convertido en una amenaza para su supervivencia debido al creciente interés en las drogas psicodélicas.
Un auge que pone en riesgo a la especie
Según nuevas investigaciones presentadas en la conferencia Psychedelic Science en Denver, la captura de estos sapos en México ha diezmado varias poblaciones y ha provocado un declive drástico en otras.
“En poco más de una década, hemos puesto a esta especie en riesgo de extinción en nombre de la sanación y la expansión de la conciencia”, lamenta Anny Ortiz, líder clínica del Instituto Usona, organización dedicada al estudio de drogas psicodélicas para uso médico, según explica The New York Times.
A la pérdida de hábitat y amenazas como el cambio climático se suma ahora el “abuso generalizado del sapo”, creando un triple golpe para la especie.
Del anonimato a la fama psicodélica
Aunque el compuesto 5-MeO-DMT se identificó químicamente en 1967, el sapo vivió décadas sin que nadie se interesara demasiado por él ni por sus propiedades. Eso cambió radicalmente en 2014, cuando medios estadounidenses comenzaron a difundir que sus secreciones secas podían fumarse, produciendo un intenso y breve “viaje”.
Algunos relatos impulsaron además la falsa idea de que el uso de estas secreciones era una práctica ancestral de pueblos indígenas del Desierto de Sonora, algo sin base histórica. Con la popularidad, surgieron negocios en torno al llamado “medicamento del sapo”, con supuestos chamanes, sanadores new age y ceremonias clandestinas. Incluso surgieron “iglesias del sapo” en estados como California, Minnesota, Texas y Wisconsin.
El drama de los sapos capturados
En Estados Unidos, el 5-MeO-DMT está prohibido en su mayoría como sustancia de Categoría I, lo que significa que no tiene uso médico reconocido y tiene alto potencial de abuso. No obstante, algunos grupos han logrado excepciones legales al declararla sacramento religioso.
La creciente demanda atrajo a turistas extranjeros a México, donde empezaron a ofrecer dinero a campesinos locales a cambio de sapos. Esto llevó a que muchos rancheros mantengan a los animales en condiciones pésimas, amontonados en baldes y bolsas, sufriendo lesiones y estrés por la continua extracción de sus secreciones.
Actualmente, el sapo del Desierto de Sonora carece de protección legal en México y figura como especie de “preocupación menor” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La situación podría volverse crítica.
Estos sapos, también conocidos en EE.UU. como sapos del río Colorado, cumplen roles clave como depredadores y presas. Su disminución podría traer graves desequilibrios ecológicos, como el aumento de insectos que dañan cultivos.
Alternativas sintéticas: una esperanza
Mientras tanto, Ortiz insiste en la necesidad de dejar en paz a los sapos. Existe 5-MeO-DMT sintético, idéntico al natural, y también puede extraerse de ciertas plantas. Sin embargo, muchos consumidores y practicantes insisten en usar las secreciones del sapo por considerarlas “más naturales” o porque creen que contienen otros compuestos beneficiosos.
En realidad, aclara Ortiz al New York Times, los demás compuestos que produce el sapo son cardiotóxicos y no tienen propiedades psicoactivas. “No hay ningún beneficio adicional en usar las secreciones”, sentencia.