Durante décadas el lema de “La Cultura al alcance de todos” ha estado inmerso en discursos, opiniones y propuestas de gobiernos locales y estatales en diversas regiones del país, ello obedece a una visión política arcaica, en la cual, el estado es el que define que programas generan el acceso equitativo en las expresiones culturales; como el arte, la música, el teatro y el cine, para todas las personas, independientemente de su origen social o ubicación geográfica.
Esta idea busca democratizar la cultura, permitiendo que todos puedan disfrutar y participar en actividades culturales, así como contribuir en la construcción de una sociedad más diversa y enriquecida.
Sin embargo, esa visión solo ha quedado en anhelos, deseos, en acciones donde ¡cuesta más caro el caldo que las albóndigas!, festivalitis, eventitis, jornadas muy largas un gran número de artistas y grupos sin ningún sentido en la formación de públicos y vocación. Esas acciones se realizan sin objetivos, metas, indicadores, solo alimentando el ego de funcionarios que no tienen experiencias en el campo de la gestión cultural, donde ellos mismos definen a la cultura como un todo mediante un evento o festival y no como un proceso de formación, todo ello es puro gasto oneroso sin construir políticas culturales.
Es necesario construir ciudadanía desde la cultura, es un reto de cada administración local, es incidir con la ética del don y la retribución social en los procesos sociales para detonar el desarrollo cultural, con la finalidad de educar para humanizar y por lo tanto, conciliar con las distintas visiones políticas de los municipios para seguir construyendo entornos progresistas.
Los gobiernos municipales tienen que tener compromisos y criterios claros para que el desarrollo cultural se entreteja mediante una metodología de acción participante, donde se involucren las comunidades de artistas, promotores culturales, gestores culturales y académicos para crear políticas culturales públicas con metas claras, programas sustentados con certidumbre presupuestal y sobre todo medibles con indicadores alcanzables.
Es por ello que para lograr un gobierno ciudadano se necesitan competencias interculturales en la gestión municipal para gobernar ciudadanamente. Para ello existen cinco infinitivos, irreductiblemente humanos, que son útiles para identificar algunas finalidades sustantivas de la acción de gobierno: CONOCER las necesidades fundamentales de cada municipio ¡Qué se exponga públicamente su diagnóstico cultural y metodología de participación, no solamente en discursos de esperanza! , CONCILIAR con la diferentes fuerzas políticas y oposiciones intelectuales con la finalidad de desarrollar un proyecto de gobierno plural e intercultural, VALORAR lo que las administraciones pasadas han hecho, es necesario una memoria histórica de las acciones culturales en los municipios, para poner para observar constantemente y medir el incremento y desarrollo cultural, para ello se tiene que hacer funcionar los archivos históricos y trabajar fehacientemente para la cultura, DIRIGIR significa también gobernar, ser líder y PARTICIPAR con todas las instituciones educativas, clubes de servicio, consejos económicos, cámaras de comercio y todos los sectores.