Cristina Gómez Lima
Hermosillo, Son. Más de 2 mil personas marcharon este domingo por las calles de Hermosillo para acompañar a las familias de Margarita, Meredith, Madelin y Karla —una madre y sus tres hijas— quienes fueron asesinadas hace apenas unos días en el poblado Miguel Alemán, a exigir a las autoridades garantías de no repetición, tipificación de feminicidio en los asesinatos de mujeres y niñas y castigo penal ejemplar para él o los responsables.
Vestidos de negro, sosteniendo en alto retratos de las cuatro víctimas, los deudos encabezaron la caminata. Entre ellos, la madre de Margarita, el padre de las niñas y otros familiares avanzaron en silencio, arropados por una marea de voces que rompían la quietud del centro de la ciudad. “Ni una más”, “Las niñas no se tocan” y “No me quiero morir” se leía y escuchaba entre pancartas y gritos.
La movilización, convocada en redes por al menos catorce colectivos feministas, entre ellos Ni Una Más HMO, Pan y Rosas, Rayos Violeta y Observatoria Ciudadana Sonora, se denominó Marcha por la Justicia y la Dignidad. Su objetivo, además de honrar la memoria de las víctimas, es visibilizar la violencia que cada vez con más saña arrebata la vida de mujeres y niñas.
La multitud, diversa y familiar —a diferencia de otras manifestaciones— se concentró en el callejón Velazco, en medio del ayuntamiento de Hermosillo y el palacio de gobierno para exigir garantías de no repetición y justicia real. Entre la multitud, las voces de representantes de los colectivos se elevaron con un mensaje firme: las cuatro muertes deben ser tipificadas como feminicidios y no como simples homicidios vinculados al crimen organizado, como hasta ahora lo sostiene la fiscalía de Sonora.
“Estamos viviendo en un estado y municipio alertado por violencia de género y, aún así, no se han aplicado todas las herramientas ni protocolos”, reprochó Guillermina Romano, integrante de Observatoria Todas MX Sonora, quien recordó que existían antecedentes de denuncia en el caso de Margarita y solicitudes de búsqueda de las niñas. Ninguna activó la Alerta Amber, ni otro protocolo efectivo.
Romano subrayó que Sonora lleva casi cuatro años bajo Alerta de Violencia de Género y, lejos de disminuir, los feminicidios se han incrementado. La activista insistió en que no reconocer los asesinatos como feminicidios revictimiza a las víctimas y falsea las cifras: “Es una forma de jugar de la autoridad para decir que han bajado los feminicidios, cuando en realidad los reclasifican como homicidios”.
Los datos confirman su alarma: hasta mayo de este año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reconocía sólo cuatro feminicidios en Sonora, mientras que 36 casos se registraron como homicidios dolosos de mujeres, incluyendo a menores de edad. Además, Sonora ocupa el tercer lugar nacional en mujeres víctimas de secuestro y el cuarto en llamadas por violencia de pareja.
“Queremos que se reconozca el feminicidio infantil en Sonora”, exigieron varias participantes, señalando que la ley estatal no contempla esta figura, lo que impide dimensionar la gravedad de estos crímenes contra niñas.
El pronunciamiento, leído a viva voz frente al contingente, reclamó la falta de coordinación entre instancias como la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de Seguridad Pública, la Secretaría de las Mujeres y organismos como SIPINNA y el DIF. También evidenció que, pese a contar con una Secretaría de la Mujer desde 2021 y una Alerta de Violencia de Género activa en seis municipios, no existe un plan integral ni evaluaciones claras sobre los compromisos adquiridos. “No queremos sólo mesas de trabajo ni fotos, queremos resultados”, reclamó una de las oradoras.
La Marcha por la Justicia y la Dignidad concluyó entre consignas, lágrimas y veladoras encendidas. Sobre la explanada quedaron escritos los nombres de Meredith, Madelin, Karla y Margarita, como un recordatorio de que detrás de cada cifra hay una historia que no debió terminar así.