La muerte de varias personas menores de edad durante el fin de semana pasado evidencia la alarmante violencia que viven niñas y niños en México, que deriva, en muchos casos, de ser víctimas colaterales o en atentados directos como lo que se conoció en Sonora
Fernanda Rangel / La Silla Rota
Entre enero de 2015 y mayo de 2025, más de 11 mil menores en México han sido víctimas de homicidio doloso, según cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; de éstos, poco más de 4,000 han sido clasificados como homicidios dolosos. Karla, de 9 años, y sus hermanas gemelas Meredith y Medelin, de 11, son parte de esta desgarradora estadística. Las tres niñas fueron halladas muertas y abrazadas bajo un mezquite en un paraje rural de Hermosillo, Sonora, un día después de que el cuerpo de su madre fuera encontrado. Les dispararon, y los casquillos junto con huellas de llantas quedaron a su alrededor. Las investigaciones de la Fiscalía de Sonora apuntan al novio de la madre como responsable de los cuatro asesinatos, vinculándolo a un grupo delictivo de narcotraficantes que opera en Hermosillo.
Este trágico caso de las “hermanitas de Hermosillo” saca a la luz la alarmante violencia que enfrenta la infancia en México y la inacción del Estado para protegerla. Para Juan Martín Pérez, coordinador de la plataforma Tejiendo Redes Infancia, el feminicidio de las tres pequeñas “exhibe una verdad incómoda”. Pérez García señala que esta “verdad incómoda para el Estado” se caracteriza por la falta de voluntad política, la ausencia de presupuesto, la falta de seguimiento y la inexistencia de una estrategia nacional de protección, haciendo que la infancia sea “invisible para quienes toman decisiones”.
Miles de niños en México, como Karla, Meredith y Medelin, han muerto por estar expuestos a contextos de violencia. Juan Martín Pérez argumenta que, desde hace 18 años, México ha estado inmerso en una guerra entre el crimen organizado y el Estado, lo que priva a los niños de la seguridad y libertad necesarias para su desarrollo. Los propios adultos exponen a los menores a diversas formas de violencia, incluyendo abuso sexual, homicidio y reclutamiento por parte del crimen organizado.

De acuerdo con Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), entre enero y mayo de 2025 han muerto 958 personas de entre 0 y 17 años, víctimas de homicidio, siendo Tamaulipas, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Oaxaca, las entidades que más registran esta incidencia.
En promedio, cada año alrededor del 4% de las víctimas de homicidio de menores de 0 a 17 años experimentaron un crecimiento sostenido desde 2015 con 696 casos hasta alcanzar un pico en 2018 con 1,033 homicidios. En 2023 se registraron 823 casos y en 2024 se elevó a 1,027.
Un sistema de protección inoperante y la negación del feminicidio infantil
Hace apenas una década, se creó el Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) con el objetivo de proteger a los niños mediante el establecimiento e implementación de políticas para salvaguardar sus derechos. Sin embargo, Juan Martín Pérez ha denunciado que el SIPINNA no ha sesionado ni una sola vez desde 2022. A pesar de los esfuerzos de organizaciones como Tejiendo Redes Infancia para evitar su disolución durante el sexenio anterior, el sistema opera sin respaldo político, a pesar de estar presidido por una figura cercana a la actual presidenta, Lorena Villavicencio.
Karla, Meredith, Medelin y los otros más de 11 mil niños víctimas de homicidio en México son, además, víctimas de un sistema que no solo no los protegió, sino que también permite la impunidad. Esto se debe, según Juan Martín, a fiscalías rebasadas, corrupción y una deficiente integración de carpetas de investigación.
Un problema crucial es la falta de reconocimiento y el ocultamiento sistemático de los feminicidios infantiles. Juan Martín Pérez enfatiza la importancia de “llamar a las cosas por su nombre” y registrar datos precisos y desagregados sobre los asesinatos de niñas y niños para identificar la raíz del problema y abordarlo. A pesar de que los asesinatos de las hermanas en Hermosillo cumplen al menos tres criterios legales para ser investigados como feminicidio (vínculo con el agresor, cuerpos con signos de violencia y exposición pública), la fiscalía y el gobierno evitan usar el término.
La invisibilidad de los niños asesinados: un problema de datos y estrategia
Las bases de datos oficiales en México sobre los homicidios de niños en contextos de guerra y violencia son deficientes y no están bien articuladas. Pérez García critica que no se cruza información entre instituciones, lo que impide saber cuántos homicidios están ligados al narcotráfico. “Lo que no se mide no se atiende”, subraya Juan Pérez, destacando la urgencia de esta situación.
Para Tejiendo Redes Infancia, los niños mexicanos nacidos en los últimos 18 años son “hijos de la guerra” y han crecido en un país militarizado. Juan Martín y su organización acusan que México se maneja con una estrategia de seguridad fallida que, desde todos los frentes (criminales, políticos o empresarios), usa y abusa de los niños.