Este muro atraviesa ecosistemas únicos y accidentados que albergan especies como jaguares, pumas, osos negros y ciervos.
Alejandro Rezatwitter / AS México
El muro fronterizo entre Estados Unidos y México, impulsado como pieza central por el expresidente Donald Trump, no solo actúa como barrera para impedir el paso de migrantes, sino que también representa un obstáculo crítico para la vida silvestre.
Este muro atraviesa ecosistemas únicos y accidentados que albergan especies como jaguares, pumas, osos negros y ciervos, los cuales dependen de la movilidad para acceder a agua, alimento o pareja.
Aunque era evidente que la barrera afectaba a numerosas especies, el impacto real seguía siendo un misterio… hasta ahora. Un nuevo estudio liderado por el ecólogo Ganesh Marín, entonces investigador en la Universidad de Arizona, comenzó a despejar dudas al capturar el comportamiento de la fauna mediante 85 cámaras con sensores de movimiento, ubicadas en el noreste de Sonora, México, cerca de la frontera con Arizona y Nuevo México.
Entre 2020 y 2022, estas cámaras grabaron más de 21 mil clips de mamíferos, revelando una asombrosa biodiversidad. Marín, ahora explorador de National Geographic y científico en Conservation Science Partners, destacó la riqueza natural del área: “Ves especies tropicales como ocelotes y jaguares, junto a animales más norteños como castores y osos negros”.
Los clips capturados incluyen momentos únicos como un puma joven emitiendo un gorjeo, probablemente en busca de su madre, o el majestuoso jaguar Bonito, identificado por sus manchas. También se documentó al jaguar Valerio, avistado en la zona protegida Cuenca Los Ojos, así como a linces, coyotes, osos con crías y un escurridizo ocelote, una de las especies más difíciles de observar en la región.
El análisis reveló que mamíferos grandes como osos negros y ciervos tienden a evitar la zona cercana al muro, mientras que especies como el berrendo no fueron registradas, posiblemente por la dificultad de cruzar una carretera paralela a la frontera en Sonora. En contraste, depredadores más pequeños como linces y coyotes demostraron mayor tolerancia a la presencia humana, ocupando áreas con ganado y caminos.
Este estudio refuerza la creciente evidencia de que la infraestructura fronteriza está alterando profundamente los ecosistemas. La frontera ya no es solo una línea divisoria entre países, sino también una barrera ecológica que rompe rutas naturales de migración y dispersión de fauna.