Especialista de la UNAM señala que existe una tendencia global que ha sido nombrada como “infertilidad estructural”.
Rafael López Méndez / MILENIO
Las generaciones más jóvenes están teniendo cada vez menos hijos. Desde el inicio del siglo, los nacimientos entre los rangos de edad con mayor fertilidad han caído entre 38 y 45 por ciento, como resultado de la incertidumbre económica, presiones emocionales, transformaciones ideológicas y el impacto de las campañas de salud reproductiva iniciadas en los años 60.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el número total de embarazos en México se redujo 26% entre el año 2000 y 2023; sin embargo, en los grupos menores de 30 años las caídas fueron mucho mayores que la media nacional.
¿Por qué los jóvenes ya no quieren tener hijos?
En ese rango de edad se encuentra Karla, una joven de 23 años de edad que trabaja en un corporativo de medios de comunicación y que asegura que no tendrá hijos en su vida:
“En estas épocas está un poco complicado, desde la economía y todas las cosas que están pasando en el mundo; y más allá de eso, personalmente no me veo siendo mamá, no me veo con la capacidad de hacerlo”.
Para la especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Itzel Sosa, la postura que refleja Karla se inscribe en una tendencia global que ha sido nombrada como “infertilidad estructural”, una idea que agrupa los factores sociales, económicos, políticos y ambientales que han desincentivando la reproducción en las nuevas generaciones.
“Ese concepto busca enfatizar la falta de condiciones sociales, económicas, políticas e incluso ambientales; que ocasionan que las nuevas generaciones no quieran tener hijos. Todo esto vinculado a que mencionan que cada vez hay más una visión apocalíptica del futuro, no solo en términos económicos, ante las crisis económicas, ante la emergencia de guerras; sino también frente al cambio climático”, explicó.
Las cifras del Inegi muestran que el primer impacto en la natalidad se registra entre las adolescentes. En el año 2000, las mujeres de entre 15 y 19 años registraron 433 mil 600 nacimientos y para 2023 la cifra bajó a 238 mil 404 casos, lo que significó una caída de 45%, la más pronunciada entre todos los rangos de edad.
Entre las mujeres de 20 y 24 años, el descenso es también contundente: mientras que en el año 2000 se contabilizaron 797 mil 421 nacimientos, para 2023 dicha cifra cayó en 43.6% para ubicarse en los 347 mil nacimientos en México.
Las personas que integran esa franja de edad cambiaron de prioridades y se enfocan en estudiar, viajar, independizarse o encontrar empleo, son ahora metas más frecuentes que tener un hijo, incluso entre quienes viven en pareja.
La especialista de la UNAM señala que en este grupo de edad existe más “un sueño de consumo que de construcción de un proyecto de vida” en comparación con el compromiso que tenían generaciones pasadas donde la formación de una familia era el eje central de un proyecto de vida.
Nacimientos en los últimos años
Las mujeres que están entre los 25 y 29 años tampoco escapan al cambio de la dinámica demográfica. En el año 2000 este grupo de personas registraron 686 mil 367 nacimientos; para 2023, la cifra fue de 426 mil 007 que significó una baja de 260 mil casos, que significaron una reducción de 37.9 por ciento.
Aunque muchas de las personas en este grupo poblacional ya cuentan con ingresos propios y mayor estabilidad, los nacimientos se redujeron de forma notable por las dificultades económicas que representan cuidar y educar a un recién nacido, así lo explicó Arturo López, un músico y emergente de 31 años que se abre paso en la industria de la música en la capital.
“Estoy en una situación en la que no estoy decidido por completo, antes sí estaba decidido por completo a no tener hijos, pero va pasando el tiempo y creo que no sería una mala opción; sin embargo, no tengo los recursos o medios para mantener un niño. Entonces por el momento me abstengo de tener”, señaló el músico.
Pese a que en los demás grupos poblacionales también se registra una reducción de los nacimientos, en las mujeres de 30 a 34 años la caída fue menor a la media nacional, tras ubicarse en 23.3% y en el grupo de 35 a 39 años la caída apenas fue de 11 por ciento.
Los datos demográficos confirman que México se dirige hacia un futuro incierto en materia económica y social al tener una tasa de natalidad menor (1.6 nacimientos por madre) que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomienda para lograr el “reemplazo generacional” (2.1).

Afectaciones a largo plazo
La investigadora de la UNAM, Itzel Sosa, es clara al señalar que si las nuevas generaciones mantienen este ritmo de nacimientos, México enfrentaría “un caos estructural”, pues “sería desastroso” para la economía nacional y en materia social se requeriría un mayor esfuerzo en el sistema de cuidados para atender a una sociedad mayoritariamente en edad de vejez.
Sin embargo, las mujeres que ya fueron madres tampoco quieren volver a embarazarse.
“Yo no quiero hijos. Ya tengo uno y es una responsabilidad muy inmensa y actualmente como sociedad estamos en un momento crítico (…) No se ve un futuro muy prometedor o por lo menos en la actualidad en el país hay mucho cambio o incertidumbre de lo que va a pasar mañana. Aquí es muy caro vivir”, aseguró Cassandra, una madre mexicana de 30 años.
Además, las estrategias de salud pública reproductiva impulsadas en los años 60 comenzaron a rendir frutos a mediados de los 80 cuando las tasa de natalidad cayó de 5.7 a 3.8 hijos por cada madre,
De acuerdo con Sosa, son clave para entender la reducción de la natalidad que hoy se observa en México, pues sentaron las bases para cambiar patrones de fecundidad y ampliar el acceso a métodos anticonceptivos en todo el país.
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