Ramón Aguirre
- Este déficit ha tenido consecuencias devastadoras. En el sector agropecuario, la escasez de agua ha mermado la producción de diversos cultivos.
Desde 2021, México no ha registrado un solo año con lluvias abundantes. De hecho, 2024 fue uno de los años más secos de los últimos 14 años: cerca de 66% del territorio nacional se clasificó como anormalmente seco, y un preocupante 30.3% alcanzó niveles de sequía extrema.
- Esta situación derivó en la crisis hídrica que vivimos recientemente, cuando el Sistema Cutzamala registró los niveles más bajos de su historia. Si bien 2025 no ha sido especialmente lluvioso, el huracán Erick trajo algo de alivio. Gracias a su paso, algunas regiones lograron una leve recuperación. Las presas del Sistema Cutzamala, por ejemplo, se encuentran al 50.4% de su capacidad, una mejora significativa frente al crítico 27% del año anterior, aunque aún por debajo del promedio histórico de 57.2 por ciento.
Sin embargo, la situación en Sonora y Chihuahua es mucho más grave. A pesar de algunas lluvias recientes generadas por el monzón mexicano, el nivel de las presas en ambos estados sigue siendo alarmantemente bajo. El monzón mexicano es un fenómeno climático estacional que ocurre entre junio y septiembre, principalmente en el noroeste del país (Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango y Baja California), provocado por el ingreso de vientos húmedos del Pacífico que producen lluvias en la región. No obstante, estas precipitaciones han sido insuficientes para revertir el déficit hídrico.
- Actualmente, once presas de importancia —entre ellas La Boquilla, El Granero y Las Vírgenes, en Chihuahua, así como Huites, Álvaro Obregón y Humaya, en Sonora— cuentan, en conjunto, con una capacidad de almacenamiento de 22,502 millones de metros cúbicos (Mm³). Según datos de la Conagua, apenas almacenan 2,170 Mm³, es decir, menos del 10% de su capacidad total.
Este déficit ha tenido consecuencias devastadoras. En el sector agropecuario, la escasez de agua ha mermado la producción de cultivos como maíz, frijol y hortalizas, y la falta de pasto y agua ha provocado la pérdida de ganado, afectando gravemente la economía rural. En cuanto al abasto de agua potable, muchas comunidades, especialmente rurales, enfrentan dificultades severas: pozos secos y sistemas de distribución colapsados.
Obviamente, la economía local también se ha visto severamente afectada. La caída en la producción agrícola y ganadera ha reducido los ingresos de miles de familias e intensificando la pobreza.
- El pronóstico para el resto de la temporada de lluvias muestra cierto optimismo para algunas regiones del país. Sin embargo, las precipitaciones esperadas no serán suficientes para compensar el déficit hídrico acumulado en años recientes. Actualmente, nos encontramos en una fase neutra del fenómeno ENSO (El Niño-Oscilación del Sur), lo que favorece la formación de ciclones tropicales en el Pacífico. Esto podría generar lluvias más frecuentes sobre la franja costera y permitir su penetración hacia el interior del territorio nacional. Ojalá que estas precipitaciones alcancen con oportunidad las zonas más afectadas del noroeste del México.