
Natalia Rivera es desde ayer la nueva dirigente estatal de Movimiento Ciudadano en Sonora. Para acuerparla estuvo en Hermosillo el dirigente nacional y excandidato presidencial Jorge Álvarez Máynez, y estuvieron también los líderes del partido naranja en el estado cerrando filas en una convención de delegados que decidió unánimemente confiar las riendas del partido a la avezada política hermosillense.
Allí Manuel Scott, que cerró su ciclo como dirigente estatal; Gustavo Almada, que acompaña a Natalia como presidente del Consejo Estatal, y Jorge Russo, otro cajemense que en ese equipo han transitado los últimos años de posicionamiento de MC como la principal fuerza emergente en el estado.
Alcaldes y alcaldesas, regidor@s, militantes y simpatizantes así como autoridades nacionales como Jessica Ortega, Isaac Barrios, Julieta Macías que representó al líder histórico de los naranjas, Dante Delgado, entre otros que pasaron lista de presente para atestiguar el relanzamiento de esta nueva etapa de Movimiento Ciudadano que, aguas, se viene perfilando fuerte en el escenario electoral sonorense.
Bastante reveladora la felicitación que hizo en X el alcalde de Hermosillo, Antonio Astiazarán a la nueva dirigente; deferencia y cortesía que no pasó desapercibida para los escudriñadores de la prospectiva que ya anticipan alianzas rumbo al 2027.
De Natalia, ya lo hemos dicho, se puede esperar un liderazgo propositivo y echado para adelante; tiene experiencia en el servicio público, en las tareas legislativas, en el activismo todoterreno y en la negociación política.
Le toca conducir al partido en esta fase donde se anticipan algunos desprendimientos, como el que ya se hizo público de la maestra Rosa Elena Trujillo a quien, se presume, pueden seguir Carlos León y Gabriela Félix, si están dispuestos a probar su peso específico en el quehacer político.
El toque emotivo de la convención corrió a cargo de Ernesto “El Pato” de Lucas que regresó de una ausencia de varios meses para admitir con humildad y coraje que viene saliendo de un difícil proceso de reflexión después de episodios personales que lo llevaron a una terrible depresión en la que se planteó su retiro de la política. Pero dijo que está de vuelta.
Vamos a ver de qué están hechos los naranjas en esta nueva etapa, hoy bajo el liderazgo de una mujer que le entiende, y bastante bien a eso que llaman política.
II
Litros de saliva, ríos de tinta corren diariamente para pontificar sobre la inclusión de las personas con discapacidad, pero son pocas las acciones concretas traducidas en compromisos y políticas públicas que pongan el foco en ese sector de la población que, según algunos estudios comprende al menos al 10 por ciento de la población sonorense, es decir, unas 300 mil personas.
Plausible, entonces la iniciativa del alcalde de Hermosillo, Antonio Astiazarán Gutiérrez para modificar los reglamentos de las dependencias municipales para asegurar que sus oficinas sean accesibles y funcionales para las personas con discapacidad incluyendo para este efecto, una partida especial en el presupuesto 2026.
Pero además, en cada dependencia se creará una nueva área encabezada por una persona con discapacidad -o cuidadora de una de ellas- que serán responsablen de darle seguimiento a esta iniciativa llamada “Plan H”, coordinadas desde el Consejo Municipal para la Integración Social de Personas con Discapacidad (Comudis).
Y es que no sé si ya sabían, pero la ley estatal respectiva obliga a los ayuntamientos a tener en sus nóminas al menos a un 3% de personas con discapacidad; ignoro cuántos hayan cumplido con esta normativa, pero Hermosillo se apresta a completar ese porcentaje con este Plan H.
Este plan fue presentado ayer por el alcalde y su señora esposa, la presidenta honoraria del DIF municipal, Patricia Ruibal Zaragoza y el objetivo es lograr que la inclusión sea una realidad en el municipio, así que ya inició el análisis en cada dependencia para hacer el diagnóstico del caso y avanzar en el cumplimiento de la Ley de Inclusión.
III
Más de 105 kilómetros de caminos artesanales se han construido y rehabilitado para mejorar la conectividad los pueblos de la sierra alta de Sonora y priorizando los pueblos originarios yaquis, seris y mayos, proyecto en que se han invertido alrededor de 500 millones de pesos.
Este programa que comenzó en el sexenio federal pasado y que continuó la administración de Claudia Sheinbaum forma parte de un modelo de bienestar que busca saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas, y otros enclavados en la sierra a donde los gobiernos nunca habían volteado para atender esa añeja demanda.
Los caminos ya se encuentran concluidos en Rosario, Bacanora, Sahuaripa, Ónavas, Soyopa, Yécora, Quiriego y Opodepe, mientras que en Arivechi y San Javier siguen en proceso, como parte del modelo impulsado por el gobernador Alfonso Durazo para mejorar la movilidad, fortalecer el tejido comunitario y el arraigo territorial.
IV
Se puso trepidante el fin de semana en las redes sociales, señaladamente en Hermosillo a partir de una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que sancionó a la ciudadana Karla María Estrella al acreditarle el delito de violencia política en razón de género contra la diputada federal Diana Karina Barreras, del PT.
El tribunal ordenó que Karla, denunciada por la propia legisladora, pagara una multa de 70 mil pesos, cumpliera con lecturas y cursos sobre el tema y ofreciera una disculpa pública por 30 días y anticipó que sería incluida en el Registro Nacional de Personas Sancionadas, además de incluir en su perfil de X un extracto de la sentencia.
Antes, fue conminada a ‘bajar’ el tuit que generó la demanda y en el que sugería que la candidatura a la diputación federal para la hoy legisladora, derivó de un ‘berrinche’ de su esposo, Sergio Gutiérrez Luna, nada menos que el presidente del Congreso federal, diputado por Morena.
Desde que se conoció la demanda, consideré un exceso desde el poder lanzarse contra una ciudadana que vertió su opinión en una red social. Hoy sigo sosteniendo que lo es, pero además creo que la sentencia del tribunal fue políticamente sesgada y punitivamente desmesurada.
La diputada difundió un video en la que expuso las razones por las cuales decidió proceder jurídicamente contar quien, sostiene, incurrió en violencia política en razón de género al invisibilizar su trayectoria y grados académicos anteponiendo la figura de su esposo y ofreció a la sentenciada la opción de omitir las disculpas públicas.
Karla Estrella le respondió que eso no dependía de la ‘magnanimidad’ de la legisladora, sino que era una resolución judicial que tenía que acatar.
El episodio desató un intenso debate en redes sociales no exento de virulencias y descalificaciones en las que la diputada llevó la peor parte; el caso cobró relevancia nacional al ubicarse en un contexto donde hay al menos tres estampas que ponen al centro del debate el tema de la libertad de expresión en México: la reforma a la ley federal de telecomunicaciones, la sanción a un periodista de Campeche promovida por la gobernadora de aquel estado, Layda Sansores (que incluyó el cierre del periódico Tribuna) y la llamada ‘Ley Censura’ promovida por el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta para castigar el ciberacoso.
A la diputada Diana Karina Barreras le fue muy mal en las redes sociales pero tiene, desde mi punto de vista, un viento a favor y es eso mismo: su ‘linchamiento’ se dio precisamente en las redes sociales, señaladamente en X, donde la 4T tiene desde hace tiempo perdida la agenda y la conversación pública.
Pero eso no significa, en modo alguno, que la derrota en tuiter se traduzca en una derrota en las urnas.
Me explico: se contaron por miles los posts denostando a la legisladora y a su marido, con mucha mayor virulencia que el post que originó la demanda contra Karla Estrella. La diputada tuvo la opción de desistirse desde un inicio, pero prefirió la ‘fuga hacia adelante’. Hoy, a fuerza de ser congruente, tendría que demandar a cientos, si no es que miles de tuiter@s que sobradamente acreditaron en sus posts violencia política en razón de género. Pero eso sería, por decir lo menos, delirante.
Lo cierto es que el caso se desbarrancó en el despeñadero de la polarización política, y fue capitalizado por la oposición a la 4T para hacer cera y pabilo de la legisladora. Creo sin embargo, que más allá de las naturales tensiones que generan los insultos y mentadas, no la van a despeinar mucho.
La gente que se le echó encima no es su base electoral. No votaron ni votarían por ella bajo ninguna circunstancia y pese a ello Diana Karina barrió en las urnas a sus oponentes, porque su base electoral está en otro lado, no en tuiter ni Facebook.
Y eso, a la luz de los últimos tres procesos electorales, no parece que vaya a cambiar mucho en 2027 mientras los ‘tuitazos’ no se traduzcan en votos.
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