Un total de 56.300 connacionales fueron devueltos al país desde que el republicano asumió el poder en enero. Fueron casi 82.000 en el mismo período de tiempo bajo la Administración de Joe Biden
EL PAIS
Las amenazas son ya conocidas: Donald Trump iba a ser el artífice de la “mayor deportación de la historia”. El republicano no quería ni ciudades ni lugares santuario; daban igual Los Ángeles que una escuela o una iglesia. Todo el Estado iba a ser dirigido contra el supuesto enemigo interno. Y el grito se hizo tan fuerte que escondió parte de la realidad. Desde que empezó en enero, la nueva Administración de Estados Unidos ha enviado a 56.300 mexicanos a su país de origen, según ha informado el Gobierno de Claudia Sheinbaum. En ese mismo período, pero de 2024, fueron casi 82.000 los que fueron devueltos, según la Secretaría de Gobernación. Es decir, con respecto al demócrata Joe Biden, Trump ha deportado a un 30% menos de mexicanos.
Los datos los ha dado esta semana Arturo Medina, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración: desde el 20 de enero hasta ahora, han sido repatriados 56.298 personas, unos 12.300 han llegado a los aeropuertos del AIFA, en el Estado de México, al de Villahermosa (en Tabasco) y al de Tapachula (en Chiapas). El doble, más de 24.000, fueron recibidos en los centros de atención que se instalaron en la frontera. Del resto, no se han dado detalles.
Estos espacios de recepción —que son 10 en toda la franja norte del país, desde Tamaulipas hasta Baja California— estaban preparados para atender simultáneamente a 25.000 personas. No ha hecho falta. Al hacer la cuenta, desde que Trump tomó los mandos de EE UU, se han retornado de media 383 personas al día. Las instalaciones, como las carpas gigantes en el desierto de Ciudad Juárez, lucen vacías, sin uso. Tanto que dos de ellos, el de Nuevo Laredo y el de Nuevo León, se van a reubicar en Tapachula y en Villahermosa, los principales puertos de entrada de migrantes y también las ciudades a las que llevan los aviones de deportación.
Estos centros de atención eran la parte central del programa México Te Abraza, ideado por Sheinbaum ante la amenaza de una deportación masiva de mexicanos. Esta bienvenida incluía alojamiento y comida en estas instalaciones, atención psicológica y médica, una tarjeta con 2.000 pesos (unos 100 dólares), chip de internet, y ayuda con los trámites educativos o de afiliación al servicio médico del IMSS.
Este programa de acogida no estaba en vigor el año pasado, bajo el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuando 81.946 mexicanos fueron devueltos de Estados Unidos de enero a mayo, según la estadística de la Unidad de Política Migratoria. De esos, casi 9.400 eran niños. En los últimos cinco años, México ha sido el país con mayor número de detenciones y deportaciones desde Estados Unidos. En el país residen oficialmente 38 millones de mexicanos.
Un país sin migrantes
Los números no mienten: Trump no ha podido consolidar su sueño de un país sin migrantes. El republicano ha conseguido instalar el terror, gracias a la propaganda racista, a la cancelación de programas legales que ya estaban en vigor y a las arbitrariedades. Su Administración ha trasladado a migrantes a las cárceles de El Salvador, a Guantánamo (en Cuba) o incluso en una surrealista decisión hasta Yibuti. El Gobierno dijo apuntar a los 11 millones de migrantes sin documentos, pero las expulsiones no respetan ningún tipo de proceso, se ha deportado a personas con permiso legal para estar en Estados Unidos e incluso a ciudadanos estadounidenses.
Incluso con todas estas irregularidades, el republicano no ha superado los números a los que llegó Biden. En parte porque su plan, como él mismo reconoció la semana pasada, provocaría una escasez de trabajadores en sectores que dependen de la mano de obra inmigrante. “Nuestros grandes agricultores y las personas del sector hotelero y de ocio han estado diciendo que nuestra política migratoria muy agresiva está alejándoles a muy buenos trabajadores de muchos años, cuyos puestos son casi imposibles de reemplazar”, escribió el presidente en su red social Truth.
Sin embargo, como sucede a menudo con el republicano, al mismo tiempo apunta en una dirección y en la contraria. Mientras reconoce la aportación de la mano de obra migrante, llama a todas las autoridades del Estado a apretar con las cifras. El presidente ha fijado una nueva cuota de 3.000 detenciones diarias, frente a las 650 que hubo durante estos primeros meses de su segundo mandato. Mientras, el pasado fin de semana, tuvo que afrontar las primeras grandes manifestaciones, iniciadas en Los Ángeles, contra su Gobierno.