Teherán advierte de represalias “sin límites”, mientras Tel Aviv dice que va contra todos los objetivos y Trump presiona por un acuerdo nuclear “antes de que no quede nada”
Alan Rodríguez
El mundo amaneció este viernes con un nuevo episodio de tensión… máxima tensión. El conflicto entre Israel e Irán escaló violentamente tras la serie de ataques israelíes que alcanzaron instalaciones clave del aparato militar y científico iraní. El saldo fue fatal: tres altos mandos y varios científicos nucleares, según medios estatales en Teherán.
El ataque, descrito por funcionarios iraníes como una violación de “todas las líneas rojas”, también dañó la planta de enriquecimiento nuclear de Natanz y provocó múltiples explosiones en todo el país, incluyendo nuevos bombardeos en Tabriz por la tarde.
Entre los fallecidos figuran el comandante de la Guardia Revolucionaria, mayor general Hossein Salami; el jefe del Estado Mayor, Mohammad Bagheri; y el general Gholam Ali Rashid, responsable de la coordinación operacional entre las ramas militares.
“No hay límites para responder a este crimen”, dijo Ali Larijani, asesor del líder supremo, en televisión estatal. “La mano de la venganza divina se cerrará sobre el brutal régimen terrorista y sus aliados”.
La Guardia Revolucionaria, el Consejo de Guardianes y el propio líder supremo emitieron comunicados prometiendo una respuesta “aplastante y demoledora” que, en palabras del régimen, servirá de “lección para los enemigos del Islam y los poderes arrogantes del mundo”.
Ataques coordinados y destrucción visible
Imágenes desde Teherán mostraron calles cubiertas de escombros, columnas de humo y reporteros de la televisión estatal transmitiendo frente a edificios colapsados.
Uno de los complejos residenciales más golpeados, en el barrio de Saadatabad, albergaba a científicos nucleares bajo estrictas medidas de seguridad. Testigos relataron que la explosión fue tan intensa que lanzó cuerpos a edificios vecinos.
La Organización de Energía Atómica de Irán informó que evalúa los daños en la instalación de Natanz, aunque aseguró que no se ha detectado contaminación radiactiva. “Las presiones políticas y militares solo aumentan nuestra determinación de avanzar en el desarrollo de la industria nuclear”, dijo la agencia en un comunicado.
Rescatistas aún trabajan en zonas afectadas. En Nobonyad, una mujer y un niño fueron sacados sin vida de los escombros. “Aún falta por despejar una unidad que no ha sido revisada”, explicó un reportero en directo.
Israel a por todos los objetivos
Las Fuerzas de Defensa de Israel han advertido que los bombardeos continuarán “hasta alcanzar todos los blancos asignados”. Aunque medios israelíes informaron sobre la interceptación de drones iraníes lanzados como respuesta, Teherán no ha reconocido públicamente haber iniciado represalias militares directas.
Donald Trump reaccionó el viernes en su red Truth Social: “Ya ha habido gran muerte y destrucción, pero aún hay tiempo para detener esta masacre. Los próximos ataques serán más brutales. Irán debe llegar a un acuerdo antes de que no quede nada”.
El presidente ha insistido en endurecer su posición frente a Irán, calificando los ataques de Israel como “necesarios” y presionando para forzar a Teherán a aceptar nuevos términos nucleares. El domingo está prevista una nueva ronda de negociaciones entre Irán y EU en Omán, en medio de crecientes tensiones regionales y un claro deterioro del proceso diplomático.
Para los civiles iraníes, la madrugada del viernes fue una noche de pesadilla. “Vivimos muy cerca de uno de los blancos en Nobonyad. Creo que era un objetivo militar. Fue aterrador”, dijo Saba, ama de casa de 32 años. Zahra, de 52, relató que los vidrios de su casa estallaron a las 3 a.m., seguidos por horas de sirenas y explosiones. “Nunca habíamos vivido algo así”, dijo.
El presidente iraní Masoud Pezeshkian se sumó a las advertencias de venganza: “La República Islámica de Irán dará una respuesta legítima y poderosa que hará que el enemigo se arrepienta de su acción insensata”.
Al borde de la guerra
Aunque hasta ahora no se ha desencadenado una guerra declarada, la magnitud del ataque y las amenazas públicas por parte del régimen iraní sugieren que el conflicto podría pasar pronto de los bombardeos puntuales a una confrontación militar abierta.
A medida que la diplomacia se estanca y el lenguaje se endurece, el riesgo de un nuevo frente de guerra en Medio Oriente ya no parece una suposición, es inminente.