Ramesh, un británico de 40 años que visitaba a su familia, resultó herido pero está fuera de peligro y logró salir por su propio pie del avión, en el que viajaban 242 personas
Imna Monet
Un ciudadano británico es el único superviviente del vuelo AI171 de Air India, que se estrelló el jueves poco después de despegar de la ciudad india de Ahmedabad (en el oeste del país) con 242 personas a bordo. Vishwash Kumar Ramesh, de 40 años, viajaba en el asiento 11A, junto a la salida de emergencias, y fue trasladado al hospital civil de Asarwa con múltiples heridas, aunque fuera de peligro. El resto de los ocupantes, entre los que estaba también uno de sus hermanos, falleció en el accidente.
“Treinta segundos después del despegue se oyó un ruido fuerte y luego el avión se estrelló. Todo ocurrió muy rápido”, relató Ramesh al diario Hindustan Times desde la sala general del hospital. “Cuando me levanté, había cadáveres a mi alrededor. Tenía miedo. Me levanté y corrí”, continuó Ramesh al mismo periódico indio, “había restos del avión por todas partes. Alguien me agarró, me metió en una ambulancia y me llevó al hospital”.
El superviviente, residente en el Reino Unido desde hace dos décadas, había viajado a la India para visitar a su familia. “No tiene ni idea de cómo logró salir del avión”, explicó otro de sus hermanos desde Leicester (Reino Unido) al periódico The Guardian.
“El costado del avión en el que iba aterrizó y pude ver que había espacio afuera, así que cuando mi puerta se rompió, intenté escapar por ella y lo logré”, detalló Ramesh a la cadena india DD News. “El lado opuesto del avión estaba bloqueado por el muro del edificio, así que nadie pudo salir de allí”.
En imágenes difundidas este jueves tras la catástrofe y recogidas por la prensa local, se puede ver a Ramesh, un hombre corpulento, conducido a una ambulancia por personal de emergencias, con el rostro herido y la camiseta llena de sangre. Ya en el hospital y consciente, fue visitado por el primer ministro, Narendra Modi, y por el ministro del Interior indio, Amit Shah.
Víctimas mortales
La India ha abierto una investigación oficial sobre el accidente. El vuelo AI171 con destino Londres llevaba 230 pasajeros y 12 tripulantes. Se calcula que, además de esas 241 víctimas mortales, hay varias decenas más de fallecidos en tierra, ya que el aparato se precipitó sobre unas instalaciones para estudiantes de Medicina. De momento, las autoridades no han proporcionado la cifra exacta de muertos, aunque han señalado que supera los 260.
El primer ministro indio, Narendra Modi, y el consejero delegado de Air India, Campbell Wilson, han visitado este viernes por la mañana el lugar del siniestro. Ninguno ha concedido declaraciones a la prensa. “La escena de devastación es desgarradora”, ha descrito Modi en X.
Se trata del desastre aéreo más mortífero en la India desde la catastrófica colisión de dos aviones en 1996 en Charkhi Dadri, en el estado de Haryana (norte), durante la cual murieron 349 personas. También es uno de los más letales a nivel mundial en la historia reciente. El aparato siniestrado es un Boeing 787-8 Dreamliner.
El fabricante estadounidense celebró precisamente el mes pasado que este modelo había superado la marca de transportar a 1.000 millones de pasajeros, un hito alcanzado en apenas 14 años de servicio. El de ayer es el primer gran accidente que involucra a este tipo de avión, que se había convertido en una pieza clave de la flota internacional que opera la aerolínea estatal Air India. Las acciones de Boeing cerraron un 4,8% más bajas el jueves, aunque habían llegado a caer un 8%.
El ministro federal de Aviación Civil, Ram Mohan Naidu Kinjarapu, ha informado de que la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos de la India ha iniciado las pesquisas sobre el incidente. Además, el Gobierno ha formado un comité de alto nivel integrado por expertos de múltiples disciplinas que “trabajará para reforzar la seguridad aérea y prevenir que se repitan accidentes de este tipo en el futuro”, señaló Kinjarapu.
La especialista en aviación Anita Mendiratta asegura a EL PAÍS que “los accidentes durante el despegue son absolutamente inusuales” y que pueden deberse a diferentes causas o incluso a un cúmulo de todas ellas: “Durante el despegue, hay muchos factores técnicos que ocurren simultáneamente, por eso durante la investigación hay que examinarlos todos, individualmente y en conjunto, para saber qué impacto ha tenido cada uno de ellos y entender qué ha provocado un accidente de esta envergadura”, detalla.
Hipótesis
La cadena británica BBC ha recopilado varias hipótesis preliminares sobre lo que pudo haber provocado el accidente. Una de las teorías que más peso ha ganado en los primeros análisis es la posibilidad de un fallo simultáneo en ambos motores, un fenómeno que los expertos han descrito como “extremadamente raro”, y que debería haber activado una turbina auxiliar (RAT) que se despliega cuando los motores dejan de suministrar energía a los sistemas críticos de la aeronave.
Otra hipótesis es la de un impacto con aves, dada la elevada frecuencia de este tipo de sucesos en el aeropuerto de Ahmedabad, confirmada por varios informes y pilotos. Un choque con uno de los motores podría explicar la pérdida de potencia justo después del despegue, aunque un impacto que afecte a ambos propulsores es poco habitual.
Algunos expertos han sugerido la posibilidad de un error en la configuración de los flaps, pero otros pilotos citados por BBC advierten que eso habría activado alertas automáticas en el sistema. Por eso señalan que, si se confirmase esta última hipótesis, podría tratarse de un error humano poco común pero potencialmente letal.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés) encabezará la delegación estadounidense que asistirá a las autoridades locales con la investigación. Asimismo, funcionarios de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos y de la Rama de Investigación de Accidentes Aéreos de Reino Unido se unirán a las tareas para esclarecer lo ocurrido. Tanto Air India como Boeing también han mostrado su disposición a cooperar y brindar apoyo en la investigación.
La participación de funcionarios estadounidenses y británicos en la investigación está respaldada por las normas de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que establece un marco de cooperación internacional en caso de accidentes. Según el Anexo 13, la nación donde ocurre la fatalidad lidera la investigación, pero otros Estados tienen derecho a participar si tienen un interés sustancial, como ser el país de diseño, fabricación o donde se encuentra la sede del operador de la aeronave (es el caso de Estados Unidos). La presencia de Reino Unido, por su parte, está justificada porque 53 ciudadanos británicos iban a bordo del avión, lo que le da derecho a nombrar expertos acreditados para visitar el lugar del accidente y acceder a información relevante. La mayoría de los pasajeros eran indios (169), pero también viajaban siete portugueses y un canadiense.
El protocolo de la OACI exige que se elabore un informe preliminar en el plazo máximo de 30 días tras el siniestro y establece que el informe final debe publicarse tan pronto como sea posible y, preferentemente, en el plazo de 12 meses. Es el mismo marco regulador que se aplicó en el caso del accidente mortal del vuelo de Jeju Air ocurrido en Corea del Sur a finales del año pasado, en el que murieron las 179 personas a bordo. También se trataba de un modelo Boeing, en ese caso, el 737-800.
