Sí, una victoria contundente, por nocaut, no para el país, sino para el proyecto político de la Cuarta Transformación. El éxito o el fracaso de una cosa se debe medir de acuerdo con las expectativas
Difiero radicalmente de los que han calificado la elección judicial del domingo como un fracaso. Yo lo veo diferente. De hecho, creo que ha sido un exitazo.
Sí, una victoria contundente, por nocaut, no para el país, sino para el proyecto político de la Cuarta Transformación.
El éxito o el fracaso de una cosa se debe medir de acuerdo con las expectativas. La reforma al Poder Judicial no se hizo para mejorar la justicia ni para democratizar a los juzgadores ni para que fuera a votar mucha gente. Estos objetivos los inventó la 4T con fines propagandísticos.
La reforma al Poder Judicial se realizó con dos propósitos fundamentales. Uno: defenestrar a todos los jueces del país, de todos los niveles, tanto federales como locales. Dos: poner en su lugar a juzgadores que le deben el puesto a aquellos que movilizaron el escaso voto popular y, de esta forma, controlar políticamente al Poder Judicial.
Si Morena ya dominaba al Ejecutivo y al Legislativo, ahora se le suma el Judicial. El control absoluto de todos los poderes constitucionales. Un sistema de gobierno sin pesos ni contrapesos. Un régimen político más autoritario que democrático.
Esos eran los objetivos que se han cumplido a cabalidad. Ergo el éxito de lo que diseñó el entonces presidente López Obrador e implementó la presidenta Sheinbaum.
Al momento de escribir estas líneas se han computado 66 mil 444 casillas de un total de 84 mil 266, 79% en la elección de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Con toda seguridad, los nueve puestos serán ocupados por las tres únicas ministras de la Corte actual que decidieron participar en el proceso electoral por una sola razón: tenían el apoyo del gobierno de Morena.
Ellas son Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz. En cuarto lugar, como mujer, entrará María Estela Ríos, quien fue la consejera jurídica del presidente López Obrador entre 2021 y 2024. Finalmente, ingresará Sara Irene Herrerías, quien se desempeñaba como fiscal Especializada en Derechos Humanos de la Fiscalía General de la República.
Los cuatro hombres que ocuparán un escaño en la Suprema Corte son Hugo Aguilar, Giovanni Figueroa, Irving Espinosa y Arístides Rodrigo Guerrero.
Ninguna sorpresa: estos nueve candidatos aparecían en los llamados “acordeones” que repartió Morena a sus militantes para votar por ellos. Son los que quería la 4T.
¿Para qué?
Pues para controlar la Suprema Corte.
En los próximos días, conforme continue el conteo de votos, seguramente veremos lo mismo para las otras posiciones judiciales, es decir, los ganadores serán aquellos que estaban en los acordeones de Morena.
Para el tema del control político del Judicial será importante los que queden en el Tribunal de Disciplina Judicial, que podrá castigar a todos los jueces que no sigan la línea de la 4T, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que ya controla el gobierno con una endeble mayoría de tres de cinco magistrados que ahora se ampliará.
Para que veamos el impacto que tuvo el voto clientelista y corporativo en la elección, de cómo Morena logró meter a los candidatos que ellos querían, tan sólo hay que hacer la comparación de los que quedaron en la Suprema Corte y aquellos que mi compañera Viridiana Ríos recomendó votar después de un largo y sofisticado proceso de evaluación de los 62 candidatos que aparecieron en las boletas.
Para Viri, las mejores opciones eran Selene Cruz, Natalia Téllez, Olivia Aguirre, Marisol Castañeda, Alma Delia González, Isaac de Paz, Edgar Corzo, Sergio Molina y Carlos Odriozola.
Bueno, pues ni uno solo de éstos quedó. Ni uno.
No se eligió a los mejores, de acuerdo con Ríos, quien nos invitó a votar para que quedaran ellos.
Yo, como soy más escéptico del cinismo que campea en la 4T, nunca me creí el cuento de la democratización del Poder Judicial y, por tanto, de la obligación ciudadana de salir a votar por los mejores candidatos. Siempre vi en esta elección una simulación política del grupo gobernante para, como dije arriba, defenestrar a los juzgadores existentes y sustituirlos por cuadros leales que actúen por consigna.
Y, pues sí, eso sucedió.
Enhorabuena, entonces, para la 4T y su exitazo. Por eso andan tan contentos. Dieron un paso importante para desmantelar el régimen de democracia liberal con pesos y contrapesos. Hoy el poder se encuentra más concentrado en el país. Ahora que den buenos resultados de gobierno, porque en eso no van muy bien que digamos.