El pelotero sonorense conectó un cuadrangular que le dio la victoria a la novena de Houston sobre Rangers
Ariel Velázquez
Hasta la séptima entrada, Astros era una figura incompleta, una presencia contenida en el diamante. No era sólo que no conectaran hits: era la manera en que Texas, a través del pulso frío de Jack Leiter, los hacía abanicar sin encontrar la pelota. Houston no encontraba ni el ritmo ni nada. Hasta que apareció Isaac Paredes, y con él, un giro inesperado y preciso.
El tercera base sonorense no necesita gestos tomar falsos protagonismos para dejar su huella. Su nombre se pronuncia junto a las proezas que hace con el bat, En la octava entrada, con Astros abajo 3-1, Paredes conectó un cuadrangular de tres carreras que dio forma al 4-3 definitivo. El batazo fue ante el relevista Robert García. Fue un swing preciso que encontró la pelota en el justo momento para hacer de la tarde una delicia.
Houston pasó de la impotencia a la ejecución en cuestión de lanzamientos. Yainer Díaz rompió el juego sin hits con un jonrón en la séptima, y en la octava, con dos en base, Paredes leyó el conteo, interpretó la recta y la llevó al fondo del jardín izquierdo. La acción tuvo algo de contención emocional. No hubo celebración desbordada ni gestos exagerados. Sólo un corredor tocando el plato y un bateador regresando al dugout con la expresión del que hizo exactamente lo que planeó.
Josh Hader ponchó a dos en una novena entrada perfecta para su undécimo salvamento.