Parte 4: ¿Cómo afecta el huachicoleo a la población mexicana?
El robo de combustible conlleva múltiples riesgos para la población, que van desde explosiones hasta perjuicios en la salud a largo plazo
Baruc Mayen / MILENIO
El 18 de enero de 2019 quedó marcado como la fecha de una de las más grandes tragedias registradas en la historia reciente del país, cuando el flujo descontrolado de gasolina en un oleoducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, provocó una intensa explosión que dejó un saldo de 137 personas fallecidas —69 en el lugar y 68 más durante su atención en hospitales—.
Las investigaciones del gobierno federal detectaron que la fuga de combustible se derivó de la instalación rudimentaria de una toma clandestina. El mortal suceso retrató uno de los mayores riesgos derivados del huachicoleo, como se le conoce a la extracción, almacenamiento y comercialización ilegal de hidrocarburos. ¿De qué otras maneras puede afectar esta actividad a la población mexicana? En MILENIO te contamos.
Los riesgos del huachicoleo para la salud de las personas
Un reporte elaborado por la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) establece que la gasolina es un combustible que no sólo implica peligros inmediatos por su inflamabilidad, sino que también puede tener secuelas a largo plazo en la salud.
Tras el estallido en Tlahuelilpan, la dependencia federal advirtió que la exposición constante a los vapores de gasolina o diésel puede ocasionar un deterioro progresivo de los pulmones y aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer.
“Entre los efectos leves de la exposición a la gasolina están los mareos y dolor de cabeza, mientras que los daños más severos incluyen estado de coma y la incapacidad para respirar“, puede leerse en el informe.
Cuando se derrama gasolina sobre el suelo, como ocurre en los puntos de extracción ilegal de hidrocarburos, inicia un proceso de evaporación de las sustancias químicas que puede extenderse desde algunas horas hasta varias semanas.
Los vapores de este combustible acumulados pueden provocar una explosión ante cualquier flama o chispa, que se puede originar por cigarros encendidos, bengalas, la fricción de la ropa e incluso por la descarga de energía que producen los celulares cuando entra una llamada.
Sumado a ello, la Secretaría de Salud advirtió que inhalar las sustancias que contiene la gasolina ocasiona irritación de nariz, garganta, pulmones y bronquios. “De forma severa puede causar desórdenes en el sistema nervioso“, alertó la institución.
Otra advertencia emitida por la Secretaría y la Cofepris refiere que la ropa, calzado y trapos contaminados con gasolina y almacenados en espacios cerrados pueden incendiarse espontáneamente. Además, succionar mangueras para extraer este combustible conlleva un alto riesgo de ingesta, lo cual genera daños en la garganta, esófago, estómago y puede provocar envenenamiento.
El cuerpo humano no puede degradar los hidrocarburos
El benceno, tolueno y xileno son hidrocarburos que se encuentran en los derivados del petróleo, como la gasolina. El cuerpo humano no es capaz de degradarlos ni de desecharlos, de manera que si estos compuestos entran al organismo son absorbidos por los tejidos, lo que puede resultar en la mutación de sus células y en el eventual desarrollo de distintos tipos de cáncer, según reportes del Instituto Mexicano del Transporte.
Impacto ambiental del huachicoleo en México
Desde principios de siglo, la extinta Secretaría de Comunicaciones y Transportes identificó que las tomas clandestinas en los ductos eran una de las tres principales causas de derrames de hidrocarburos.
Dependiendo de las características del entorno en donde ocurren los derrames, el combustible puede llegar en un tiempo determinado al nivel de las aguas subterráneas, lo que contamina los recursos hídricos y puede ocasionar daños importantes a hábitats completos.
Otra afectación relacionada con el derrame de hidrocarburos es la destrucción de la vegetación, pues una investigación del Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (IGAVIM) señala que los procesos de biodegradación en el suelo pueden generar zonas anóxicas —es decir, sin oxígeno—, lo que mata las raíces de la mayoría de las plantas.
Entre 2012 y 2019, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) identificaron un total de dos millones 769 mil 99 metros cuadrados de superficie contaminada por derrames de hidrocarburos a lo largo del país. Los estados más afectados en dicho periodo, acorde con lo compartido por el IGAVIM, fueron Guanajuato, Tabasco, Puebla y Estado de México.
Los daños del combustible adulterado a los vehículos
Además de los riesgos mencionados anteriormente, el uso de combustibles adulterados por parte de la ciudadanía para sus vehículos pueden causar un severo daño al motor y a los sistemas de control de emisiones, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE).
Dicho órgano administrativo especifica que es común que algunos operadores de vehículos pesados modifiquen las características del diésel, agregando gasolina, aceite usado u otros hidrocarburos con el objetivo de “obtener mayor potencia”.
Sin embargo, esto produce un desgaste acelerado en varios componentes del motor (como válvulas, pistones y bielas), pues propicia la formación de hollín en la cámara de combustión.
Además, esto puede desencadenar un consumo excesivo de combustible, así como el desgaste de los inyectores, explosiones en el escape y la pérdida de potencia. Todo esto, a largo plazo, se traduce en pérdidas de dinero debido a las reparaciones que las y los usuarios deberán realizar.
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