Parte 1: las millonarias ganancias que genera el robo de combustible para el crimen organizado
La extracción de hidrocarburos y su venta dentro y fuera del país es el segundo negocio más rentable de los cárteles, según EU
Baruc Mayen / MILENIO
Actualmente, el robo de combustible y su venta ilegal —conocido en México como huachicoleo— representa el segundo negocio más lucrativo para el crimen organizado, después del tráfico de drogas, según una reciente investigación de la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) de Estados Unidos.
Pese a que estas estructuras delictivas no siempre estuvieron directamente involucradas con la sustracción de hidrocarburos, desde hace décadas se aprovechaban de la infraestructura de la industria petrolera del país para llevar a cabo sus actividades ilícitas. ¿Cómo fue que el huachicoleo se convirtió en un asunto tan rentable para los cárteles? En MILENIO te contamos los detalles.
El narco y las rutas de petróleo: un vínculo clave desde hace décadas
El 26 de octubre de 2005, un testigo protegido de nombre Juan Manuel rindió una declaración ministerial que exhibía las estrategias del Cártel de Juárez para transportar cocaína colombiana desde territorios como Veracruz y Quintana Roo hasta Estados Unidos.
Según su testimonio, la droga se ocultaba en pipas de combustible, las cuales circulaban hasta Tamaulipas, de donde se trasladaban los cargamentos a la Unión Americana.
En su libro El cártel negro, la periodista Ana Lilia Pérez señala que este modus operandi fue replicado en la década de los noventas por los cárteles de Sinaloa, de Tijuana, del Golfo y Los Zetas.
“Los estupefacientes se escondían en cualquier parte de la unidad, que podría recorrer prácticamente todo el país y una buena parte del territorio estadunidense con pocas posibilidades de ser detenida, dado el carácter de su carga oficial y los logos que la identificaban como propiedad de Pemex”, señala la autora.
Eventualmente, al percatarse de las ganancias que podía dejarles el comercio de combustible, los grupos criminales pasaron de sólo usar las rutas de transporte como fachada para mover droga, a coordinar una extensa red de extracción y venta que ha llegado a territorios como Japón e India.
¿Por qué el huachicoleo captó la atención del crimen organizado?
Octavio Angulo Soto, especialista en criminología y criminalística, consideró en un artículo académico que, además de los cuantiosos ingresos que se derivan del robo de combustible, un factor importante que pudo haber motivado a los grupos criminales a incursionar de lleno en dicha actividad pudo ser la laxa regulación que existía décadas atrás.
Hasta antes de la Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en Materia de Hidrocarburos (publicada en 2016), “este delito se sancionaba con pena privativa de libertad de tres a diez años“, señala el autor.
El texto vigente, modificado por última vez en 2021, contempla una pena de entre 20 y 30 años de prisión a quien sustraiga hidrocarburos, petrolíferos o petroquímicos, de ductos, vehículos, equipos, instalaciones o activos, sin derecho y sin consentimiento de asignatarios, contratistas o permisionarios.
“El crimen organizado comenzó a participar directa o indirectamente en el robo de combustibles desde que notaron las ganancias posibles, y que las mismas resultaban de actividades menos riesgosas a comparación de las realizadas en el tráfico de drogas”, señala Soto en un artículo para la revista Ex Lege, editada en la Facultad de Derecho, Criminología y Gobernanza de la Universidad La Salle Bajío.
Etiquetas falsas y ganancias millonarias: el panorama actual del huachicoleo
A pesar de su alta productividad petrolífera, México no cuenta con la capacidad de refinar todo el recurso y transformarlo en gasolina y otros combustibles que se consumen en el país. Ante esto, varias empresas —incluida Pemex— exportan petróleo crudo hacia refinerías de Estados Unidos para, posteriormente, importarlo ya en su forma de gasolina o diésel.
En este proceso, los cárteles se han aprovechado del flujo de petróleo crudo para contrabandear hidrocarburos extraídos de forma ilegal. Los recursos se hacen pasar por aceite usado o residuos peligrosos para introducirlos a Estados Unidos sin pagar las tarifas correspondientes ni pasar por minuciosas revisiones, según el informe de la FinCEN.
“Los cárteles y sus huachicoleros principalmente obtienen el petróleo crudo mediante sobornos a empleados corruptos de Pemex y autoridades locales, aunque también utilizan otras tácticas para saquear el combustible, como perforaciones en los ductos, robo de las refinerías y amenazas al personal de Pemex”, establecen las autoridades estadunidenses.
Cuando el crudo robado llega a manos de las empresas cómplices en Estados Unidos, éstas lo venden con grandes descuentos a terceros en el país vecino. Posteriormente, el recurso líquido se envía a otras compañías petroleras y de gas natural en otros territorios estadunidenses, así como en Japón, India y África, la mayoría de las cuales desconocen el origen de estos hidrocarburos.
Las fuerzas de seguridad de Estados Unidos estiman que los importadores de petróleo robado envían múltiples buques al mes a territorios extranjeros, cada uno de los cuales les genera ganancias por más de cinco millones de dólares.
¿Cómo llegan las millonarias ganancias a los cárteles?
Las investigaciones de la FinCEN revelan que los importadores estadunidenses reciben los pagos por la venta del crudo robado a través de transferencias electrónicas desde cuentas locales y foráneas.
Posteriormente, los importadores envían las ganancias a las cuentas de empresas estadunidenses y mexicanas controladas por los intermediarios mexicanos, quienes le pagan posteriormente a los cárteles su tajada correspondiente.
“Como parte del esquema, los detalles de las transferencias afirman fraudulentamente que los importadores estadunidenses están enviando pagos por facturas relacionadas con la importación de aceite de desecho o materiales peligrosos para ocultar el entramado de robo de combustible”, afirma la FinCEN.
Aunque no existe un censo que permita conocer la cifra total de dinero que son capaces de obtener los cárteles mexicanos mediante estos esquemas, en septiembre de 2024 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a nueve personas y 26 empresas vinculadas a una red de robo de combustible dirigida por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La célula encabezada por Iván Cazarin Molina, alias El Tanque, opera una serie de gasolineras —establecidas de forma legítima en Veracruz— en las que se vende combustible robado. Su organización ha sido capaz de producir decenas de millones de dólares anuales, según el reporte oficial de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC).