El gobierno de Sonora borró de su página todo rastro de la captura. Lo que no se puede borrar es el tremendo escándalo de corrupción que permitió la fuga
Hector de Mauleon
El pasado 26 de marzo la página del gobierno de Sonora anunció con bombo y platillo: “Logra Gobernador Durazo certero golpe contra la delincuencia organizada con detención de ‘El Ponchis’”.
Esa página ahora no existe. El gobierno estatal se apresuró a eliminarla tras el escándalo de la fuga del Cereso número 1 de Hermosillo de Saúl Francisco Hernández Tenorio, El Ponchis, líder de Los Fantasmas, un brazo armado de Los Salazar —organización que actualmente se encuentra enfrentada a muerte con Los Chapitos.
El 26 de marzo el gobernador Alfonso Durazo anunció la captura en su cuenta de X: “Un logro importante para la seguridad en Sonora…”. Ese mensaje también fue borrado.
El día de la detención de El Ponchis, tanto el gobierno de Durazo como la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Omar García Harfuch le dieron vuelo con el anuncio: el líder criminal fue presentado como “uno de los 10 principales objetivos de Estados Unidos por su asociación con organizaciones criminales transnacionales”.
Según fuentes del gobierno de Estados Unidos, sin embargo, en ninguna agencia de seguridad estadounidense El Ponchis era considerado un objetivo relevante.
En todo caso, a poco más de un mes de su detención, Hernández Tenorio se esfumó del Cereso. Ninguno de los funcionarios encargados del turno reportó inicialmente la fuga: de acuerdo con la investigación de la fiscalía estatal, extrañamente decidieron esperar hasta el siguiente pase de lista.
Según una línea que maneja la propia fiscalía, El Ponchis había recibido visitas la noche del domingo 4 de mayo: “Tenía una pisteada y llegaron invitados”. Todavía se investigasi el líder criminal salió confundido entre sus “invitados” o escapó a bordo de una ambulancia. Pasó un día entero antes de que la noticia se diera a conocer.
El secretario de seguridad pública de Sonora, Víctor Hugo Enríquez, anunció que se investigaría a fondo la actuación del personal de custodia. Al margen de la fiscalía, la oficina de asuntos de internos de la secretaría estatal inició una investigación paralela para deslindar responsabilidades entre el director y el personal de turno.
A unas horas de que reventara el escándalo, el secretario Enríquez quedó separado del cargo. Su renuncia no obedeció propiamente a la fuga de El Ponchis (desde febrero pasado le había anunciado a Durazo su decisión de retirarse), sino a la feroz grilla interna que desde hacía meses habían desatado en su contra el fiscal Gustavo Salas y el secretario de Gobierno Adolfo Salazar Razo.
De acuerdo con fuentes estatales, Enríquez se había convertido en una piedra en el zapato para una parte del gabinete. Tocó intereses y pisó varios callos. Había logrado arrancar más de 120 ranchos que los grupos del crimen organizado habían “expropiado”, para devolverlos a sus legítimos propietarios. De hecho, en diversos comunicados, asociaciones ganaderas lamentaron su renuncia: después de cinco años, expresa uno de los documentos, por primera vez los ganaderos “pudieron recuperar sus patrimonios y regresar a sus actividades”.
Ante la ausencia casi siempre permanente de Durazo en todo lo relacionado con temas de seguridad, Gustavo Salas y Adolfo Salazar minaron desde dentro el trabajo del secretario. Finalmente, el hilo se cortó por lo más delgado.
La fiscalía del estado ha aumentado al doble la recompensa que se ofrecía por El Ponchis, que es hoy de un millón de pesos.
Saúl Francisco Hernández Tenorio es uno de los rostros de la feroz lucha entre Los Chapos y Los Salazar por el control de las rutas de tráfico de enervantes. Los primeros enviaron a Sonora desde el año pasado a una célula conocida como Los Mata Sala: el pleito entre Fantasmas y este grupo ha hundido a la capital del estado en una desastrosa espiral de sangre.
Como se ha dicho, el gobierno de Durazo borró de su página todo rastro de la captura anunciada a todo lo alto hace poco más de un mes. Lo que no se puede borrar, para desgracia del gobernador y del secretario de seguridad pública federal, es el tremendo escándalo de corrupción que permitió la fuga, según la frase pronunciada entonces, “de uno de los 10 principales objetivos de Estados Unidos”.
Otro argumento más para confirmar “la intolerable alianza” que México tiene con sus cárteles.
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