La salida de Mike Waltz se produce tras el ‘Signalgate’, el escándalo en el que altos cargos compartieron información sobre los bombardeos estadounidenses en Yemen
Macarena Vidal
El Signalgate, el escándalo en el que un grupo de altos cargos del Gobierno de Donald Trump intercambiaron en un grupo de Signal mensajes sobre los bombardeos a los rebeldes hutíes en Yemen, se ha cobrado su primera víctima. El presidente estadounidense ha destituido este jueves a su hasta ahora consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, creador del grupo en la aplicación de mensajería, un mes después de que estallara el escándalo, según informan medios estadounidenses.
Se trata del primer cese de un alto cargo en lo que va de mandato de Trump, y llega cuando se cumplen 101 días de legislatura. Waltz podría ser reemplazado por el actual enviado especial de la Casa Blanca para las negociaciones con Rusia y sobre Oriente Próximo, Steve Witkoff, según ha apuntado la cadena de televisión CBS, la primera en anunciar la salida del consejero de Seguridad Nacional.
El Signalgate salió a la luz cuando Waltz, al crear un grupo en Signal, agregó por error al director de la revista progresista The Atlantic, Jeffrey Goldberg. Mientras el periodista permaneció en el grupo, varios altos cargos, incluido el secretario de Defensa, Pete Hegseth, intercambiaron detalles confidenciales sobre el bombardeo a los rebeldes hutíes, incluidos los tipos de aviones que Estados Unidos pensaba utilizar y sus horas de despegue.
Al estallar el escándalo, el presidente Donald Trump se mostró en privado muy molesto con la actuación de Waltz, incluido el hecho de que tuviera el número de móvil de un periodista non grato en la Casa Blanca republicana, pero optó por esperar para relevar a su alto cargo a que pasaran las celebraciones por los 100 días de mandato. Trump guardaba el recuerdo de su primera legislatura, cuando la abundancia de ceses en sus primeros tiempos generaron una imagen de caos dentro de su Administración. Como ahora, su primera salida de aquella época fue su entonces consejero de Seguridad Nacional, Mike Flynt. En ese caso, Flynt dimitió después de que salieran a la luz sospechas de conexiones entre el antiguo militar y Rusia.
Pero en el caso de Waltz, la desconfianza hacia el antiguo militar y excongresista por Florida, de 51 años, ya existía antes de que estallara el Signalgate. En los círculos internos del movimiento trumpista se le percibía como un neoconservador partidario de las intervenciones en el extranjero, una línea roja absoluta para esta Administración. Trump, que ha seleccionado a su equipo con la lealtad y la capacidad de comunicar en televisión como requisitos imprescindibles, percibía a su consejero como poco eficaz a la hora de transmitir su mensaje en las ondas.
En las últimas semanas, el perfil de Waltz había quedado en segundo plano en las reuniones y actos públicos de la Administración. En un encuentro con el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, la semana pasada, Trump invitó a intervenir ante los medios a su secretario de Estado, Marco Rubio, pero no al consejero de Seguridad Nacional. Waltz tampoco acompañó al presidente a su mitin de conmemoración de los primeros 100 días de mandato, el martes en el condado de Macomb (Míchigan).
Además de Waltz, antiguo militar de 51 años y que antes de su entrada en la Casa Blanca había sido congresista por Florida, ha quedado también cesado su número dos, Alex Wong.