Tras un fin de semana ríspido por el ultimátum del Gobierno de Trump para frenar la infestación, Brooke Rollins asegura que México ha accedido a dejar que aviones cargados con moscas estériles aterricen en su territorio
Erika Rosete
“México aceptó dejar que nuestros aviones con moscas estériles aterricen. [Es] Una GRAN victoria para nuestros ganaderos estadounidenses“, ha sido el mensaje que Brooke Rollins, la secretaria de Agricultura del Gobierno de Estados Unidos, ha publicado la mañana de este martes, después de que este fin de semana y parte del lunes, la Administración Trump enviara un ultimátum que tenía como fecha límite este miércoles 30 de abril para que México intensificara su lucha contra la plaga del gusano barrenador de ganado, o de lo contrario volvería a frenar las importaciones a su territorio.
Sin entrar en detalles, Rollins aseguró que acababa de tener una reunión con productores de ganado de Texas en el Beef Center de la Universidad de ese Estado, después de la reunión de este lunes con funcionarios mexicanos que habrían aceptado que aviones cargados con moscas estériles —la estrategia más efectiva para contrarrestar la plaga del gusano barrenador— aterricen en suelo mexicano.
La tarde de este lunes, el secretario de Agricultura mexicano, Julio Berdegué también había adelantado sobre una reunión con miembros del Gobierno estadounidense que calificó como “satisfactoria”, tampoco sin detallar más: “Hoy tuve una excelente plática con la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, la Sra. Brooke Rollins. Se abordaron satisfactoriamente las medidas que son de interés de ambos países para seguir trabajando juntos en contener y erradicar el gusano barrenador del ganado”, escribió.
El mensaje fue más conciliador que el que escribió en respuesta al ultimátum del pasado sábado, cuando en su cuenta de X aseguró que había contestado puntualmente a la carta de la secretaria Rollins y en el que subrayaba: “Como ha dicho nuestra presidenta Claudia Sheinbaum, actuamos con la cabeza fría, colaboramos, cooperamos, pero nunca nos subordinamos”.

En la carta mencionada, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos acusaba a las autoridades mexicanas de imponer restricciones a las aeronaves encargadas de la operación de mitigación de la plaga “incompatibles” para que el esfuerzo común resultara exitoso. Como el de tener un permiso para volar solo de 60 días y que esos vuelos estuvieran autorizados únicamente seis días a la semana y no siete, como se considera más recomendable.
Además, acusaron al gobierno mexicano de imponer derechos de importación a las piezas de sus aeronaves utilizadas en la dispersión de moscas estériles en México. “No entendemos cómo nuestros esfuerzos para detener una plaga común pueden estar sujetos a unos derechos aduaneros tan onerosos”, decían.
Entre las peticiones que exigía “respetuosamente” Rollins en la misiva estaban la colaboración directa con aduanas mexicanas para facilitar un permiso de mínimo un año para los vuelos, e incluso, si era necesario y la situación así lo requiriera que hubiera una presencia “indefinida” de estas operaciones. También pedían las exenciones de derechos de todas las piezas de esas aeronaves y equipos relacionados con la operación de erradicación de la plaga, y la designación de un contacto de alto nivel que trabajara directamente con el Departamento de Agricultura (USDA) “para eliminar los obstáculos burocráticos y regulatorios restantes con urgencia”.
Ni las autoridades estadounidenses ni el secretario Berdegué u otro miembro del Gobierno de Sheinbaum han informado sobre los puntos que se negociaron ni los temas en los que México cedió.