Sólo en febrero pasado, la Patrulla Fronteriza (USBP) detuvo a 8 mil 347 migrantes indocumentados que cruzaban la frontera suroeste entre los puertos de entrada.
Diego Salcedo
En menos de 100 días, la frontera entre Estados Unidos y México sufrió una metamorfosis radical, al pasar de lo que fue descrito por Donald Trump como una “zona de guerra” a una tierra inhóspita.
El cambio se dio gracias a la combinación de la militarización de la línea limítrofe y políticas de detención agresivas que han desincentivado la llegada de migrantes económicos y solicitantes de asilo.
“Creo que lo que la gente se da cuenta ahora es que la frontera está al 100 por ciento. Está literalmente al 100 por ciento. Ahora es perfecta, y no sé si te das cuenta. Perfecta. Pero va a mejorar. Y, por cierto, queremos que la gente entre, pero tienen que entrar legalmente y todo el mundo está de acuerdo con eso”, se ufanó Trump en una entrevista con Fox News.
Sólo en febrero, la Patrulla Fronteriza (USBP) detuvo a 8 mil 347 migrantes indocumentados que cruzaban la frontera suroeste entre los puertos de entrada, una baja del 71 por ciento con respecto a enero de 2025, cuando se detuvo a 29 mil101 extranjeros, y del 94 por ciento con respecto a febrero de 2024, cuando se detuvo a 140 mil 641 personas.
La Oficina de Operaciones de Campo (OFO) de la CBP detectó a su vez a 3362 extranjeros inadmisibles en los puertos de entrada a lo largo de la frontera suroeste en febrero de 2025, una caída del 90 por ciento con respecto a enero de 2025 y del 93 por ciento respecto a febrero de 2024.
“Hemos alcanzado mínimos históricos en las detenciones fronterizas”, declaró el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), Pete Flores.
“Nos mantenemos firmes en nuestra misión de priorizar la seguridad estadounidense, asegurar la frontera y aplicar las consecuencias para quienes violan las leyes de Estados Unidos”.
Desde su regreso al poder el 20 de enero y bajo el argumento de que fue un mandato de los votantes, Trump emprendió una cruzada contra la migración, apostando por medidas estrictas de disuasión, aplicación rigurosa de la ley y nuevas barreras para frenar la migración.
El impacto ha sido notorio: un cambio drástico en los números de encuentros en la frontera que marca el inicio de una nueva etapa de control en la frontera con México.
“La frontera sur es ahora la más fuerte y la más segura en la historia de Estados Unidos. Y así va a seguir”, se ufanó Trump en Truth Social en vísperas de sus primeros 100 días.
En contraparte sus críticos acusan a Trump de una persistente violación de derechos fundamentales, la aplicación de leyes obsoletas, la ejecución de deportaciones masivas sin el debido proceso legal y un desdén hacia las decisiones del sistema judicial, desde los jueces federales, hasta la propia Suprema Corte de Justicia.
Una de las acciones más controvertidas de sus primeros 100 días fue la invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para deportar a venezolanos acusados sin pruebas sólidas de pertenecer a la pandilla Tren de Aragua.
La legislación, concebida para tiempos de guerra, permite la detención y expulsión de ciudadanos de naciones enemigas sin garantías procesales. Aunque un juez federal bloqueó temporalmente estas deportaciones, la administración ha ignorado los fallos.
Al mismo tiempo Trump se ha rehusado devolver a Estados Unidos al migrante salvadoreño Kilmar Abrego García, aun cuando la Corte Suprema lo instruyó a facilitar su regreso.
Dos delegaciones de legisladores demócratas que viajaron a San Salvador confirmaron que la embajada de Estados Unidos no ha realizado las gestiones respectivas.
El Caucus Hispano del Congreso denunció las políticas migratorias de los primeros días de Trump como “crueles” y “dañinas”.
“Eso no es solo incompetencia, sino un atentado contra la justicia, contra las familias y contra los principios básicos del debido proceso. Si el gobierno puede ignorar la ley con tanta facilidad y expulsar por la fuerza a un residente con estatus legal, entonces los derechos de nadie están realmente a salvo”, sostuvo su presidente Adrián Espaillat.
Otro aspecto crítico de los primeros 100 días ha sido la expansión del Centro de Operaciones para Migrantes en la Base Naval de Guantánamo para albergar hasta 30 mil migrantes.
Organizaciones de derechos humanos y expertos legales han señalado que esta medida podría llevar a detenciones indefinidas sin acceso adecuado a representación legal.
Así como la Orden Ejecutiva 14160: Restricción de la Ciudadanía por Nacimiento, que intenta eliminar la ciudadanía automática para hijos de migrantes indocumentados o con visas temporales.
Ha sido bloqueada por múltiples tribunales federales.
Durante los primeros 100 días fue también aprobada la ley Laken Riley, que permite detener indefinidamente a migrantes sin estatus legal y faculta a los estados a demandar al DHS por no hacer cumplir las leyes migratorias.
Ya Trump también email suspendió el programa de admisión de refugiados, revocó el estatus de protección temporal y se reinstauró la política de “Permanecer en México” para solicitantes de visa y lanzó una campaña publicitaria en YouTube y la televisión mexicana, advirtiendo sobre deportaciones y prohibiciones de reingreso.
Como broche de oro, Trump introdujo una visa especial para migrantes adinerados “la visa dorada” que ofrece residencia a cambio de una inversión de $5 millones de dólares, pero no se ha reportado ningún interesado.
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