José Luis Jaramillo Vela
Algo sobre el “Titanic”
Es verdad que todos conocemos la desafortunada historia del “Titanic”, aunque sea en su forma más general; pero muy pocos conocen el esfuerzo extraordinario que implicó su construcción; la idea surgió de los empresarios Joseph Bruce Ismay, presidente y director general de la White Star Line, una reconocida compañía naviera con sede en Londres, Inglaterra y de William Pirrie, presidente y director general de la Harland & Wolff, una de las más importantes constructoras navales, cuyos astilleros tenían su sede en Belfast, Irlanda.
Después de arduas sesiones en la revisión al diseño de la nave y de continuas reuniones para establecer no solo los materiales a utilizar, sino los acabados de lujo a bordo de la moderna embarcación, por fin el 30 de abril de 1907, la compañía Harland & Wolff recibe la autorización de la naviera White Star Line para la fabricación de dos enormes buques de 270 metros de eslora (longitud) y 29 metros de manga (ancho), lo más grande, lujoso y moderno que nunca se había construido y con los materiales y tecnología más avanzados para esa época; ambos buques serían gemelos idénticos y se llamarían el RMS “Titanic” y RMS “Olympic”; las letras RMS significan Royal Mail Ship (Buque de Correo Real), ambos con la etiqueta de “insumergibles”.
¿Quién era el único mexicano a bordo del “Titanic”?
Manuel Uruchurtu Ramírez, perteneciente a la más alta alcurnia sonorense, nació en Hermosillo, Sonora el 27 de junio de 1872, hijo del bilbaíno Pedro Mateo Uruchurtu Eyurbide y de la mexicana Mercedes Ramírez Estrella; los Uruchurtu formaban parte de la élite de la riqueza sonorense y de la oligarquía porfirista; los Uruchurtu tenían acceso directo al Vicepresidente Ramón Corral, otro sonorense y por mediación de él, estaban en el ánimo del Presidente Porfirio Díaz.
El joven Manuel Uruchurtu era un abogado y jurisconsulto renombrado, también tenía ambiciones políticas y para ello, estableció su despacho jurídico en la Ciudad de México, junto con Remigio y Gustavo Uruchurtu, hermano y primo respectivamente; ingresó al grupo de “Los Científicos”, un grupo de políticos e intelectuales porfiristas, en quienes Porfirio se apoyaba mucho para algunas decisiones y políticas de gobierno; ahí, el joven Manuel Uruchurtu fue escalando posiciones hasta que, apadrinado por el Vicepresidente Ramón Corral logra ser Diputado Federal en cuatro ocasiones por el Distrito 1 de Sinaloa, entonces formado por los Municipios Badiraguato, Choix, El Fuerte, Mocorito y Sinaloa de Leyva, consolidando su carrera política.
Cadena de eventos previos a su abordaje en el Titanic
Con la caída del Porfiriato y la llegada de Francisco I. Madero, Porfirio Díaz, el Vicepresidente Ramón Corral y varios más de su gabinete, se destierran a Francia junto con sus familias, dejando en México muchos parientes, amigos y seguidores del porfiriato, quienes se quedaron en el desamparo y la orfandad política, uno de ellos, el joven abogado y Diputado Federal Manuel Uruchurtu Ramírez.
En febrero de 1912, el Diputado Federal en funciones Manuel Uruchurtu viaja a Francia, con motivo de visitar a su padrino político Ramón Corral y varios amigos más, todos porfiristas que se habían exiliado en Francia, así como asistir a un banquete de gala que se ofrecería en honor a Porfirio Díaz por parte de todos sus excolaboradores, evento donde se había anunciado la presencia del Kaiser Wilhelm II de Alemania, amigo personal y admirador de Porfirio Díaz; en París visitó a su gran amigo y padrino político Ramón Corral, visitó a Porfirio Díaz y su esposa Doña Carmen Romero Rubio y aprovechó también para turistear y conocer Francia.
En casa de Ramón Corral se encontró con su amigo el Senador Guillermo Obregón, quien era yerno de Corral y juntos aprovecharon para conocer las bellas regiones francesas y continuar visitando exiliados mexicanos en Francia; Uruchurtu, que ya tenía su boleto de regreso a México en el trasatlántico “París” que zarparía el 25 de marzo de Cherbourg – en – Cotentin, Francia hacia Veracruz, México, le comenta a Guillermo Obregón que desafortunadamente ya no le iba a dar tiempo para visitar España, donde deseaba ir a Bilbao para conocer a los parientes de su padre y asistir a una sesión de la Corte Española en Madrid.
Por su parte, el Senador Guillermo Obregón le comenta a Uruchurtu que su situación es exactamente a la inversa, su pasaje es para abordar el “Titanic” el 10 de abril, pero le ha llegado un telegrama donde se le informa que Pascual Orozco ha proclamado “El Plan de la Empacadora” en Chihuahua con el fin de derrocar al Presidente Madero, por lo que es requerida su presencia en México, ya que, como Presidente del Senado y como grupo opositor a Madero, estaban interesados en su caída. Ante la urgencia, le propone a Uruchurtu el canje de boletos de regreso, Uruchurtu se regresaba a México el 25 de marzo en el buque “París”; Obregón zarpaba el día 10 de abril en el “Titanic”, eso le daba a Uruchurtu quince días más para conocer a sus parientes españoles y empaparse de las legislaturas españolas… y acepta el canje, ambos sin saber que con eso uno sellaría su destino y el otro salvaría su vida.
Canje de boletos, Obregón abordará el “París” y Uruchurtu el “Titanic”
El Senador Guillermo Obregón se encargó de arreglar lo concerniente al canje de boletos con las compañías navieras, así como los cambios de nombres en el registro de las listas de pasajeros de ambas embarcaciones y le entrega a Uruchurtu el boleto P-C- 17601 de primera clase en el” Titanic”, por lo que el Senador Guillermo Obregón abordó el buque “París” el 25 de marzo en Cherbourg – en – Cotentin, Francia con rumbo al Puerto de Veracruz, México, mientras que Manuel Uruchurtu aprovechaba quince días más en Europa para visitar y conocer a los parientes de su padre en Bilbao y conocer el sistema legislativo español.
En México, la esposa de Manuel Uruchurtu, Gertrudis Caraza y Landeros, perteneciente a la más alta aristocracia veracruzana, recibía los telegramas de su esposo en los que le contaba sobre su viaje y sus experiencias; también le dijo acerca del canje de boletos de pasaje con el Senador Guillermo Obregón, así como de su salida el 10 de abril en el ultramoderno y lujoso “Titanic” con destino a Nueva York, para de ahí embarcarse hacia Veracruz.
El “Titanic” zarpa rumbo a su trágico final
El miércoles 10 de abril de 1912, a las 12 pm, en medio de la expectación, algarabía y júbilo de una multitud que se agolpó para despedir a esta máquina nunca antes vista y ante la prensa internacional, con rigurosa puntualidad inglesa, zarpa el “Titanic” desde el puerto de Southampton al sur de Inglaterra; la Hoja de Ruta del Titanic indicaba que debía hacer escala en los puertos de Cherbourg – en – Cotentin, Francia y en Queenstown (actual Cobh), Irlanda, con el fin de subir pasaje y descargar mercancías y correo, para de ahí partir rumbo a Nueva York como destino final.
Al mando del “Titanic” estaba el renombrado y experimentado Capitán Edward Joseph Smith, toda una leyenda en la navegación marítima de la época; había surcado por todos los mares y océanos del mundo, siempre para la White Star Line en los buques RMS Republic, Coptic, Majestic, Baltic, Adriatic y el Olympic; era conocido con el apodo de “El Capitán de los Millonarios”, debido a la gran cantidad de potentados, magnates y millonarios de la época que no se subían a un barco si no estaba capitaneado por él; ahora la compañía lo ponía al frente del majestuoso “Titanic” en su viaje inaugural, con 2,200 personas a bordo, incluyendo pasajeros, personal de servicio y tripulación de oficiales.
Manuel Uruchurtu aborda el “Titanic”, no sabe que será reconocido en todo el mundo, pero será su último viaje
A las 6:30 de la tarde del 10 de abril de 1912, el imponente “Titanic” llega al puerto francés de Cherbourg – en – Cotentin; en donde abordarían 273 pasajeros, ahí aborda Manuel Uruchurtu, con el pase de abordar P-C- 17601 de primera clase; al hacer el canje, el Senador Obregón había asentado que Uruchurtu era Diputado Federal y un alto funcionario del Gobierno Mexicano, por lo que en la lista de pasajeros estaba la indicación de recibir un trato especial y preferencial. A las 8:30 pm del 10 de abril, el “Titanic” zarpa de Cherbourg – en Cotentin rumbo a Queenstown, Irlanda, a donde llegó a las 11:30 pm de ese mismo día; a la 1:30 am del 11 de abril, el “Titanic” leva anclas por última vez y zarpa rumbo a Nueva York, su destino final.
Mientras tanto, ese día 10 de abril de 1912, en México ocurrían dos hechos que nada tenían que ver entre sí; el primero ocurría en la Ciudad de México, en donde la Sra. Gertrudis Caraza y Landeros, esposa de Manuel Uruchurtu, a las 7:00 pm recibía un telegrama de su esposo, despachado desde el “Titanic” que decía simplemente “embárcome”, un aviso a su esposa de que ya estaba a bordo; el segundo, ocurría en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en donde ese mismo día, pero a primeras horas de la madrugada el jovencito Gustavo Aguirre Benavides de 15 años de edad, cruzaba la frontera para dirigirse a Galveston, Texas, en donde abordaría el trasatlántico “Frankfurt” con rumbo al Puerto de Bremerhaven, Alemania, para de ahí partir a Berlín, en donde estudiaría.
En México ya todo el mundo sabía que a bordo del “Titanic” venía el Diputado Uruchurtu, pues el Senador Obregón a su llegada así lo había manifestado en varias entrevistas, por lo que todos estaban expectantes ante tal acontecimiento, principalmente la prensa, que estaba más que ávida por dar las primicias sobre la llegada de Uruchurtu para que narrara su experiencia de viaje; y es que el “Titanic” había acaparado la atención mundial, era todo un acontecimiento.
A bordo del “Titanic” todo era vida y dulzura, las salas de juego, los bares y restaurantes atiborrados todo el día y toda la noche; en primera clase, para los ricos, había variados y coloridos espectáculos, así como una gran piscina, canchas de squash, gimnasio, baños turcos y barbería; mientras que, para segunda y tercera clase, había paseos y juegos al aire libre en su cubierta, salón para fumadores, bares, restaurantes y sala de juego para segunda y tercera clase. Contaba con servicio de telegrafía las 24 horas del día para todos los pasajeros. Así transcurría la vida a bordo de esta maravilla de la ingeniería moderna de la época.
Manuel Uruchurtu pasó así los días 11, 12, 13 y 14 de abril, disfrutando de las amenidades de primera clase a bordo, viviendo la experiencia del viaje y relacionándose con grandes empresarios y magnates, pero también se mantenía en contacto constante con su esposa Gertrudis, quien ya lo extrañaba bastante. En todos sus telegramas, Uruchurtu finalizaba diciéndole a su esposa: “…muchos besos a mis siete pollitos”.
El fatídico iceberg
Durante el día 14 de abril, varios barcos que navegaban por la zona habían advertido de la presencia de algunos icebergs flotando en aguas internacionales entre las costas de Groenlandia y Península del Labrador, moviéndose hacia el sur, en dirección a las islas de San Pedro y Miquelón, en Terranova, Canadá; al caer la tarde, el Capitán Smith ordena montar una vigilancia nocturna para avisar de la presencia de icebergs en la zona. Los vigías si advirtieron la presencia de icebergs, pero ya muy tarde, cuando era inevitable el encontronazo.
A las 11:40 de la noche del 14 de abril se produce la colisión, el enorme témpano de hielo rasgó el casco de la embarcación por debajo de la línea de flotación, a lo largo del buque, exponiendo cinco compartimentos de carga al agua, por lo que comenzó a inundarse; la sacudida se sintió fuerte y el Capitán Smith de inmediato tomó las decisiones pertinentes, enviando los mensajes de “S.O.S” a todas las embarcaciones navegando en el área.
Eran los últimos minutos del 14 de abril de 1912, el jovencito Gustavo Aguirre Benavides a bordo del trasatlántico “Frankfurt” nota movimiento y agitación entre los oficiales al mando del buque, así como un repentino cambio de rumbo y aceleración; al preguntar qué ocurría se entera de que el “Titanic” está en apuros y ha emitido mensajes solicitando auxilio a embarcaciones próximas; por eso era el apuro de la tripulación, iban en auxilio del “Titanic”; el joven Aguirre Benavides sabía muy bien que el Diputado Manuel Uruchurtu venía a bordo del “Titanic” y se apresuró a enviar un telegrama a sus padres desde el “Frankfurt” para informarles lo que estaba sucediendo con el “Titanic”.
El otro buque que acudió al llamado de auxilio fue el buque inglés “Carpathia”, que se encontraba más cerca que el “Frankfurt”.
El caos a bordo, surge “El Caballero del Titanic”
El Capitán Smith ordena todos los protocolos para estos casos, entre ellos, botar los botes salvavidas, aunque sabía muy bien que en ellos no cabían más que unas 800 o 900 personas; el Capitán ordenó que solo mujeres, niños y personas mayores, sin embargo, en el caos imperante, muchos hombres hicieron caso omiso de la orden y abordaron los botes salvavidas, ocupando lugares que no les correspondían, aún así, nunca se bajaron de los botes, dejando a un gran número de mujeres y niños en cubierta.
Un oficial del barco, sabiendo el estatus diplomático de Manuel Uruchurtu, entre gritos, llantos, carreras y empujones lo toma y lo acomoda en el último bote salvavidas que iba ser bajado al mar, mismo que ya iba atiborrado de gente, en ese instante aparece una mujer envuelta en llanto rogándole al oficial le dé un espacio en el último bote, el oficial le niega el acceso; entonces la mujer se voltea con Uruchurtu y le implora le ceda su lugar aduciendo que su esposo y su hijito la esperan en Nueva York; los marineros están ya procediendo a bajar el último bote salvavidas al mar; en ese momento Uruchurtu les pide a los marinos y a los oficiales que esperen, se levanta de su lugar y cede su sitio a la atribulada mujer, quien dijo ser inglesa y llamarse Elizabeth Rammel – Nye, por su parte Uruchurtu escribió su nombre y unos datos en un papel, lo firmó y se lo entregó a la mujer pidiéndole un favor: que si se salvaba, acudiera a Xalapa y a Hermosillo y les contara a sus familiares como fueron los últimos instantes de su vida y porqué se hundió junto con el “Titanic”; la mujer tomó el escrito, lo guardó y le prometió que así lo haría; para ese momento ya el Capitán Smith estaba presente al tiempo que le dice a Uruchurtu delante de la mujer: “Es usted un caballero completo y un héroe sin lugar a dudas”, mientras que Elizabeth Rammel – Nye le lanzaba una última mirada de un profundo agradecimiento a Uruchurtu.
Salvamento
A las 2 de la mañana del 15 de abril llega el “Carpathia”, logrando rescatar a los sobrevivientes de los botes salvavidas y algunos aferrados a tablones y a los mismos botes salvavidas; vieron como bajaron el último bote al mar, unos minutos más tarde se escucha un estruendo y ven horrorizados como el poderoso “Titanic” se parte en dos, vieron también con esa explosión al Capitán Smith en su impecable uniforme blanco saltar al agua junto con un niño, nadando logró llevarlo hasta el último bote salvavidas, los mismos pasajeros le decían que se subiera al bote, según testigos, el Capitán dijo: “mi sitio no está aquí, me esperan mi barco y mi valiente tripulación” y se volvió nadando al barco, en eso ocurre otra explosión y el “Titanic” comienza a hundirse rápidamente, viendo los sobrevivientes y la tripulación del “Carpathia” como el “Titanic” al hundirse, se llevaba en su vorágine al Capitán Smith, su tripulación y muchos pasajeros, entre ellos Manuel Uruchurtu.
A las 3 de la mañana llega el “Frankfurt” a la zona del desastre, desde la cubierta el jovencito Gustavo Aguirre Benavides observa el desastre completo; bajo la luz de los reflectores del “Carpathia”, del “Frankfurt” y la luz de la luna en un cielo despejado, se ve la magnitud de la tragedia, flotando en el área, una gran cantidad de tablas, sillas, colchones, objetos personales y una gran cantidad de cadáveres en el dantesco escenario, del “Titanic”, ni sus luces, ya estaba en el fondo del Océano Atlántico.
Las versiones de los sobrevivientes
Muy pronto se comenzaron a hacer públicas las versiones y declaraciones de los sobrevivientes ante las autoridades, es entonces que se supo del acto de extrema caballerosidad y heroísmo de Manuel Uruchurtu, adquiriendo el mote de “El Caballero del Titanic”, por parte de los testigos sobrevivientes y por la prensa internacional.
En sus declaraciones anta las autoridades y en entrevistas a la prensa, la sobreviviente Elizabeth Rammel – Nye, confesó no estar casada y haber mentido acerca de que su esposo y su hijo la esperaban en Nueva York y aunque no comentó nada sobre Uruchurtu, ni lo mencionó a la prensa, ni tampoco en sus cartas y telegramas a familiares ni amigos existe documento que así pruebe lo sucedido, están los testimonios de todos los pasajeros que estaban en ese bote salvavidas, que presenciaron dicha escena.
La escritora Guadalupe Loaeza, retomando el título que la prensa de la época le había dado a Manuel Uruchurtu escribió una novela titulada “El Caballero del Titanic”, aunque la escritora le da tratamiento de leyenda, pues no existe un solo documento que así lo compruebe, sin embargo, están los testimonios bajo juramento de los testigos presenciales sobrevivientes.
Rammel – Nye cumplió su promesa
La sobreviviente Elizabeth Rammel – Nye sí vino a México en 1916, en Xalapa – Enríquez, Veracruz visitó a la viuda de Uruchurtu, Gertrudis Caraza y Landeros, a sus siete hijos, así como a toda la familia política de Uruchurtu; mientras que, en Hermosillo, Sonora visitó a los padres y hermanos de Manuel Uruchurtu y toda su familia consanguínea, cumpliendo la promesa hecha a quien dió su vida para salvar la de ella.
En ambos encuentros, Rammel – Nye mostró a los familiares de Uruchurtu el papel que le escribió antes de cederle su lugar en el bote, en donde Uruchurtu anotó la fecha, la hora, su nombre, el nombre de su esposa y las ciudades de Xalapa y Hermosillo, así como un emotivo mensaje de despedida a su esposa e hijos; Rammel – Nye les mostró el escrito diciendo que es lo más valioso que atesora de cualquier ser humano; la mujer lloró con ellos, narró los últimos momentos del hombre que le salvó la vida y se declaró moralmente arrepentida por haber mentido para obtener un lugar en el bote; también se declaró eterna e incondicionalmente agradecida por el heróico gesto de Uruchurtu y feliz de poder cumplir la promesa que le hizo antes del hundimiento.
Aquí, la escritora Guadalupe Loaeza vuelve a dudar del viaje de Rammel – Nye a México, pues no existe documento alguno que lo certifique, sin embargo, tanto la familia Uruchurtu como la familia Caraza y Landeros informaron haber recibido la visita de Elizabeth Rammel – Nye en sus respectivas residencias en Xalapa y en Hermosillo. Otra posibilidad que los historiadores creen que pudo haber sucedido es el hecho de que ambas familias eran muy poderosas e influyentes, por lo que cabe la posibilidad de que el viaje de Elizabeth Rammel – Nye a México se haya manejado con discreción en altos círculos para que su presencia no fuera rastreada ni dejara huellas.
Telegramas, más telegramas, trámites… tristeza
El Presidente Francisco I. Madero instruye al Secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Lascurain Paredes para que apoyara a los familiares de Manuel Uruchurtu en los penosos, largos y engorrosos trámites e indagatorias ante la Compañía White Star Line y los gobiernos de Inglaterra y Estados Unidos; después de un centenar de telegramas y telefonazos, el 20 de abril de 1912, el Gobierno Mexicano recibe la nota de la White Star Line en donde se da oficialmente por muerto al ciudadano mexicano Manuel Uruchurtu Ramírez,y su cuerpo hundido junto con el “Titanic”.
También se recibieron por parte de la White Star Line, 36 documentos, cartas e identificaciones de Manuel Uruchurtu Ramírez que acreditaban su presencia en el viaje, dichos documentos más una cantidad de cien dólares de la época como indemnización, les fueron entregadas a sus familiares.
Título de héroe en Sonora
Para el Gobierno Mexicano y para sus familiares, la fecha oficial del fallecimiento de Manuel Uruchurtu Ramírez es el 15 de abril de 1912, hace exactamente 113 años; en 2012, con motivo del centenario del hundimiento del “Titanic”, el Congreso del Estado de Sonora y el Ayuntamiento de la Ciudad de Hermosillo, declaran a Manuel Uruchurtu Ramírez como “Héroe de la Caballerosidad”, aunado al título de “Caballero del Titanic” que la prensa internacional le había impuesto en 1912
En 2012, la cadena History Channel lanzó al aire un programa documental sobre el “Titanic”, ahí se menciona a Manuel Uruchurtu Ramírez, el “Caballero del Titanic”, en dicho documental aparecen familiares de Uruchurtu dando testimonios.
El joven Gustavo Aguirre Benavides vivió una larga vida, falleciendo el 14 de abril de 1985, en el mismo día en el que naufragó el “Titanic”.