Judith León / CONECTA ARIZONA
La escuela primaria Leona Vicario, se inauguró el 5 de febrero de 1910 en el barrio La Chicharra, en Hermosillo, mismo que conocemos actualmente como colonia Centro. Se trató de un proyecto educativo del gobierno de Porfirio Díaz, en el centenario de la Independencia de México, desarrollado por el ingeniero Felipe Salido.
Su ubicación actual es calle José María Yáñez entre Monterrey y Elías Calles. Son varias las características de esta escuela, comenzando con que es la única que está en el sector centro de la capital sonorense y que, en sus inicios, era sólo una institución educativa para niñas y señoritas, quienes aprendían operaciones matemáticas básicas como sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, además de clases de bordado y otras asignaturas propias de la educación para mujeres de la época.
Algo más que distingue a la primaria Leona Vicario es que, en 1945, ya contaba con 600 alumnas, 200 más que en 1910 y se contempló para ellas un espacio de recreación más grande, contando para ello, con el terreno que estaba frente al plantel, por el que llegarían de manera segura sin cruzar la calle. No serían expuestas a los riesgos de movilidad de una ciudad en crecimiento. Llegarían a través de un pasaje subterráneo.
El 8 de octubre de 1945, el entonces presidente municipal Francisco L. Carreón anunció la construcción del famoso túnel, exclusivo para el uso de la comunidad estudiantil de la escuela Leona Vicario.
Con el tiempo, y la demanda de educación básica, la educación se hizo mixta, a este lugar acudían los hijos de los comerciantes y vecinos del sector centro.
A la historia de este plantel se sumaron otras, que se han convertido en leyendas urbanas, como que los alumnos y su personal han visto a “una niña vestida de blanco” que se asoma desde la ventana y también cuentan de una monja con la que se han encontrado en el túnel subterráneo y en los salones… Y ahí, no hay monjas.
Son miles de estudiantes los que han desfilado por las aulas y los pasillos de la escuela primaria. Hasta hace unos años, el riesgo de infraestructura que comenzó a despertarse por el tiempo de su construcción, y por las necesidades de rehabilitación, cada vez más grandes, hicieron que las autoridades educativas movieran a los alumnos a otros planteles.
Sus problemas estructurales, en septiembre de 2023, requerían una inversión mayor a los 20 millones de pesos, alrededor de 987 mil 297 dólares, y, aunque estaba considerado como patrimonio histórico de Hermosillo, se tomó la decisión de que dejara de operar, ante la inconformidad de los padres de familia, por la movilidad que esto provocaría.
Archivo General de Sonora
En enero de 2025, el titular de la Secretaría de Educación y Cultura, SEC, Froylán Gámez Gamboa, reveló que la Escuela Leona Vicario será convertida en Archivo General del Estado de Sonora. El proyecto de rehabilitación está avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, y la inversión contemplada para este objetivo será de 14 millones de pesos.
¿Quién fue Leona Vicario?
Leona Vicario fue la primera periodista de México y reconocida como participante activa en la lucha por la Independencia del país: obtenía información sobre la actividad de políticos y miliares y la hacía llegar a los rebeldes, a quienes también proporcionaba de ropa, armas, medicamentos y alimentos.
¿Qué había en el barrio de la Chicharra, antes de la escuela primaria?
En el sitio Hermosillo Era Así, el cronista municipal Ignacio Lagarda Lagarda, publicó un texto de remembranza donde señala que, en los primeros años del siglo XX, antes de la primaria Leona Vicario, había una plaza de toros.
El espacio para los amantes de la tauromaquia, fue cerrado en el año 1909, un año antes de la inauguración de la primaria, que hoy sigue develando recuerdos, anécdotas y reproduciendo leyendas urbanas.
Como dato final, relacionado con el primer nombre del barrio donde se estableció este plantel escolar: las chicharras son insectos de los que se tiene la creencia de que su canto anuncia la proximidad de la lluvia. Aunque esta idea de generaciones pasadas, transmitida por la cultura popular, suele respaldarse con -efectivamente- la llegada de la lluvia en el verano; la explicación científica es que ese sonido es producido por el macho con la finalidad de atraer a la hembra para su reproducción.