Plataformas como Douyin, Xiaohongshu y Kuaishou están llenas de videos virales que muestran productos de lujo.
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Plataformas como Douyin, Xiaohongshu y Kuaishou están llenas de videos virales que muestran productos de lujo. Este fenómeno va más allá del consumo: es un reflejo de las transformaciones culturales, digitales y económicas en China.
En los últimos meses, los videos que muestran productos de lujo (como bolsos Chanel, zapatillas Nike o relojes Rolex) han inundado las redes sociales chinas como Douyin (la versión local de TikTok), Xiaohongshu y Kuaishou. Pero ¿por qué este contenido está generando tanto impacto? La respuesta no solo está en el glamour, sino también en la evolución del consumidor chino, las estrategias digitales de las marcas y el contexto económico global.
Una experiencia inmersiva que conquista al consumidor
Durante la pandemia, el consumo digital dio un salto significativo en China. Según un estudio de Ocean Engine y Deloitte, el 36% de los consumidores valoran más los videos cortos y las transmisiones en vivo por su capacidad de ofrecer una experiencia más rica y detallada.
Así, ver a un influencer probar un perfume de Dior o abrir un bolso de Louis Vuitton se convierte en una experiencia aspiracional, casi táctil, para millones de usuarios.
Gucci, Louis Vuitton, Dior y otras casas de moda han encontrado en estas plataformas un terreno fértil para llegar a una audiencia más joven y urbana. Desde desfiles transmitidos en vivo hasta colaboraciones con celebridades chinas, el contenido busca generar cercanía, deseo y viralidad.
Este tipo de campañas ha demostrado ser más eficaz que la publicidad tradicional para conectar con la llamada “Generación Z china”. Otra pieza del rompecabezas es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Recientemente, EE. UU. impuso aranceles de hasta 145% a productos chinos, lo que ha hecho que consumidores estadounidenses busquen alternativas más baratas en redes sociales.
Algunos videos virales muestran cómo productos de lujo, fabricados en China pero vendidos más caros en Occidente, pueden conseguirse a menor precio directamente desde su país de origen.
Aunque el fenómeno sigue creciendo, el gobierno chino ha comenzado a tomar medidas contra la ostentación excesiva. Figuras como la influencer conocida como “la Kim Kardashian de China” han sido censuradas por mostrar estilos de vida considerados “insensibles” en medio de una economía que atraviesa momentos de incertidumbre. Esto muestra que, en China, la viralidad también tiene límites impuestos por la narrativa oficial.