Lo que debe ponerse a debate ya es qué hacer para que ésta resulte lo más leve y breve que sea posible, así como para que empresas y familias puedan hacerle frente con el menor daño posible.
La perspectiva económica para el corto plazo está nublada, incluso con nubarrones gruesos y oscuros.
Le enlisto una serie de indicadores de Estados Unidos y México que nos hacen señalar lo anterior.
1-El mercado bursátil va para abajo desde la llegada de Trump. Entre el 20 de enero y el pasado viernes 28 de marzo, el índice S&P 500 retrocedió en 7.7 por ciento. Esto significa una pérdida gigantesca en el valor de los activos de las familias en EU, que eventualmente puede traer reducciones en el consumo.
2-La confianza de los consumidores norteamericanos se ha desplomado. Los dos indicadores que la miden, uno producido por la Universidad de Michigan y otro por The Conference Board, muestran caídas de alrededor de 7 puntos y niveles comparables a los del 2021. Esto puede convertirse también en una fuerza decreciente para el consumo.
3-Las ventas minoristas en Estados Unidos acumulan dos meses de caídas. En enero retrocedieron en 1.7 por ciento y en febrero en 0.2 por ciento. Aunque la cifra de febrero es muy pequeña, reafirma una clara tendencia a la baja.
4-El Índice de Incertidumbre en la Política Económica para Estados Unidos subió en el mes de febrero a 334 puntos desde los 218 que tenía en diciembre y está en niveles solo comparables con los prevalecientes en el 2020, después de que se desató la pandemia.
5-En México, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) ha acumulado tres variaciones mensuales negativas en los últimos cuatro meses. El Indicador Oportuno de la Actividad Económica, que adelanta las cifras del IGAE, registró en febrero un retroceso de 0.7 por ciento respecto al mes de enero.
6-Las tendencias globales en México se configuran para que próximamente se pueda constatar que tenemos ya dos trimestres de decrecimiento, lo que popularmente se denomina una “recesión técnica”. En el cuarto trimestre del año pasado, el PIB presentó una variación de -0.6 por ciento. Los datos disponibles para los dos primeros meses de este año perfilan una caída de 1 por ciento. Tendría que haberse presentado en marzo un crecimiento muy fuerte para impedir que ya se constate una recesión.
7-El jueves pasado, el INEGI reveló que las exportaciones totales de México disminuyeron 2.9 por ciento en febrero, mientras que las importaciones cayeron en 8.3 por ciento. La caída de 7.5 por ciento en las importaciones de bienes intermedios perfila un freno económico severo.
8-Las cifras más recientes del INEGI muestran que la variable que constituía la línea defensiva de la actividad económica en México, el consumo privado, presentó un retroceso en febrero de 0.1 por ciento respecto a enero y de 1.7 por ciento si se compara con el mismo mes del año pasado.
9-El Indicador Oportuno de la Actividad Manufacturera correspondiente al mes de febrero refleja una caída de 2.4 por ciento respecto al mismo mes del 2024, con ello se acumulan tres meses de retrocesos, que están resultando cada vez más severos. La caída de febrero, si se confirma con las cifras definitivas, será la más severa desde agosto del 2020.
10- De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, la población ocupada en febrero de este año resultó menor en 236 mil 359 personas a la de febrero de 2024. El empleo formal aún no retrocede a tasas anuales, pero no sería extraño que en los próximos datos de marzo o de abril, ya se empezaran a observar retrocesos.
Las cifras son inequívocas. No hay que engañarse: la economía mexicana, influida por el pesimismo en EU y también por factores domésticos, está ya dentro de una recesión, lo que constataremos en algunas semanas.
Lo que debe ponerse a debate ya es qué hacer para que ésta resulte lo más leve y breve que sea posible, así como para que empresas y familias puedan hacerle frente con el menor daño posible.